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Cinesa

Cinesa se orienta hacia el cliente corporativo para frenar la sangría de ventas provocada por la Covid-19

La compañía de proyección cinematográfica Cinesa adapta sus salas para ofrecer a las empresas experiencias privadas para sus reuniones y eventos corporativos La crisis sanitaria ha llevado a las empresas de la industria audiovisual a reconvertirse para paliar el batacazo de las restricciones y la reducción de aforo, factores que se verán de nuevo afectados por la variante Ómicron en comunidades como Cataluña. Capital habla con Cinesa Business sobre cómo el sector de la exhibición cinematográfica se ha reinventado cediendo sus salas al mundo empresarial. Innovar ante la caída de audiencia La recaudación en taquilla de los largometrajes exhibidos en España se desplomó con el estallido de la pandemia, desde los 614,7 millones de euros de 2019 a los 161 millones en 2020, según fuentes de Statista. Varios meses sin abrir y estrenos retrasados fueron las espoletas que provocaron la ruina del sector, a lo que se unió el auge de las plataformas de “streaming” como Netflix, HBO o Amazon Prime. De hecho, informes de Netflix señalan que, en el primer trimestre de 2020, la firma batió récord de suscripciones con un aumento de 15,8 millones de suscriptores, frente a los nueve millones del año precedente. El ascenso del “streaming” frente a la presencialidad en las salas de cine derivó en un escenario de innovación, y Cinesa revela que “conectamos vía ‘streaming’ diversos cines entre sí a través de tecnología de última generación”. Las empresas pueden alquilar varias salas para celebrar reuniones corporativas o convenciones y conectarse digitalmente para convertir la experiencia en algo diferente. El objetivo es ampliar el abanico de posibilidades que tiene el cine, como sala de encuentro, y no frenar la innovación. La empresa incluso lanzó su propia plataforma de ecommerce, tanto para el cliente corporativo como para el particular. El número de reservas de pases…
100.000 entradas vendidas por anticipado supusieron un hito sin precedentes en la historia del cine español. Nada menos que cuatro veces más que la película que ostentaba el anterior récord: Cincuenta sombras de Grey. Uno de cada tres espectadores decidió ver a Chewbacca y sus amigos en uno de los cinco Kinépolis que hay en España. La apuesta masiva por estos cines refleja una tendencia indiscutible: los españoles quieren ver bien las películas que ofrecen grandes efectos visuales y de sonido. Y ahí Kinépolis es imbatible. El ADN de esta empresa belga incluye unas descomunales pantallas de 400 metros cuadrados, la última tecnología en sonido e imagen y unas butacas muy cuidadas. “Somos el Ferrari del cine”, afirma Agustín Llorente, country manager de la compañía en España. Kinépolis extrema la calidad de servicio. “No se nos caen los techos del cine. Las butacas no están rotas. No avisamos a los espectadores de que hay salas en verano sin aire acondicionado”, señala Llorente. Quizá por estos motivos parece que le escuece más cuando se le pregunta por el tema tabú: lo caro que es ir al cine. “No puedes dar un Ferrari al precio de un 600”, señala. “Me hace gracia que se diga que el precio de las entradas es caro. Pagamos el 21% de IVA, casi el 50% se lo lleva el distribuidor, los costes operativos (personal, agua, electricidad…) son elevados… Nuestros márgenes son realmente pequeños. Si miras las cuentas de los exhibidores, la mayoría pierde dinero”, explica. Así es. Por eso tiene más mérito la supervivencia de empresas como Cinesa, que posee el 22% de las salas de España y es el líder del sector. Tiene más de quinientas pantallas. “Si recordamos lo que hemos sufrido de 2004 a 2013, la situación actual es una maravilla”, asegura Raúl…