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España 'gran cabeza de cartel’ en el resurgir internacional de los festivales

En 2022, la industria de los eventos de música en directo batió su récord histórico de facturación, con la venta de entradas por valor de 459 millones de euros  Primero fueron las playas, después, la cultura, la gastronomía y la naturaleza y, en los últimos años, los festivales. España siempre se ha situado como uno de los destinos más demandados por el turismo internacional, gracias a su oferta única de recursos naturales e infraestructuras. Al turista que buscaba un recodo único en el que descansar, disfrutando del sol o la naturaleza, se sumó el visitante demandante de fiesta, con destinos como Ibiza o Mallorca bien marcados en el mapamundi. A todos ellos, en los últimos años se ha sumado el emergente turismo de festivales. España presenta una amplia oferta musical con algunos de los principales certámenes del mundo, pudiendo encontrar eventos para todos los gustos repartidos por todo el territorio. El sector de los festivales fue uno de los más castigados con la pandemia, viendo cómo la incertidumbre, la falta de movilidad internacional o los constantes cambios de normativa (aforo limitado, obligación de conciertos con los espectadores sentados, uso de mascarillas, etc.) provocasen la suspensión de muchos de ellos en 2020. En 2021, algunos de renombre como Mad Cool, Sónar o FIB Benicàssim se vieron obligados a posponer un año la celebración de los mismos “por responsabilidad y compromiso” provocando que la ‘sequía musical’ durase dos años. 2022, el año de la ‘libertad’ Con el fin de la pandemia y la recuperación de la normalidad, la música volvió a resonar con más fuerza que nunca en España en 2022. La gran demanda contenida desde 2021 y la suculenta oferta musical, ofrecida por unos promotores con ganas de recuperar la vida prepandémica, trajo como resultado la celebración de más de 900…
El coronavirus ha empujado a numerosos artistas y grupos musicales a desarrollar acciones para hacer más soportable la pandemia: conciertos virtuales, canciones exclusivas, mensajes de ánimo a los fans… “La buena intención de los artistas ha generado sin embargo una polémica, un problema en la industria”, señalaba recientemente Isabel Villanueva-Benito, productora musical y profesora en una sesión organizada por el Máster Ejecutivo en Gestión de Empresas de Comunicación (MEGEC) de la Universidad de Navarra. La industria ha reaccionado tarde, con un mes y medio de retraso. Entre medias los artistas, que también son ciudadanos, han desplegado su conciencia social con lo que saben hacer: la música. “La mayor parte se posicionó antes. Muchos de ellos no se han sentido respaldados por sus sellos discográficos”, indica Villanueva. En este contexto, en el que los artistas compiten por seguidores, los sellos discográficos han instado a sus representados a regalar música en las redes. “Obligando entre comillas a escribir una canción. Algunos me han llamado diciendo que no sabían qué hacer”, explica Villanueva. Los artistas entonces han recurrido a su nevera: temas semiproducidos que han creado cuando estaban más inspirados y no habían salido a la luz. La música ha sido un contenido creativo especialmente importante en estas fechas por su relevancia emocional, pero a los autores les ha costado impulsarlo debido a la presión. Aun así han surgido iniciativas como el concierto de LaLiga y Universal o el éxito Dolerme, de Rosalía. Esta situación precede a una gran crisis que se avecina en el sector debido al hundimiento del directo. La prohibición de aglomeraciones impacta de lleno en los conciertos, que son la base del negocio y ahora están paralizados. Según Villanueva, la ausencia o disminución de conciertos ya se está traduciendo en una concentración del mercado que favorece a artistas más…