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globalización

Fluir significa atreverse a cambiar

“Cuando una persona se acostumbra a elaborar cambios en su vida, no le va a dar miedo abandonar su zona de comodidad”  Nuestro mundo cambia continuamente. Lo que sirve hoy, mañana quedó obsoleto. Las publicaciones en una red social tienen una validez de minutos. El entorno es muy veloz. Y, sin embargo, a los seres humanos nos cuesta terriblemente cambiar.  En un mundo tan cambiante, resulta muy interesante ser como un líquido, por su fluidez. El líquido es el único elemento capaz de adaptarse a cualquier recipiente que lo contenga. Sin resistencias, con total naturalidad. Y esa fluidez sería muy interesante en las personas de la época actual.  Fue Zygmunt Bauman, el sociólogo y filósofo polaco-británico, quien habló por primera vez de la modernidad líquida, allá por el año 2000, aludiendo a los cambios rápidos que se producían en la sociedad, producto de la revolución de la información y de la globalización de las economías capitalistas. Realmente, Bauman supo anticiparse a lo que vendría años después.  Trasladar el concepto de lo líquido a las organizaciones y a las personas es interesante por la veloz capacidad de reacción que permite en la toma de decisiones. En el mundo actual no vale pensarse mucho las cosas porque se desfasan con facilidad. En el pasado, los planes estratégicos de las empresas se hacían con un horizonte de 10 años. En la actualidad, 3 ya son muchos.   Cuando trabajamos en la gestión del cambio en las organizaciones, nos enfocamos en que aprendan a atreverse a cambiar. Porque esta es la clave de todo. Cuando una persona se acostumbra a elaborar cambios en su vida, no le va a dar miedo abandonar su zona de comodidad porque sabe que, en la intemperie de conocer cosas nuevas, está desarrollando su habilidad de adaptación a cualquier situación.…
Por Beatriz Pérez, experta en Comercio Internacional y profesora en CETYS/Universidad Francisco de Vitoria Tras décadas debatiendo sobre la globalización –un proceso aparentemente imparable y que llevó a muchas empresas a trasladar sus centros productivos a mercados asiáticos–, ahora parece que asistimos al fenómeno contrario: la regionalización y la relocalización de las multinacionales, que vuelven a sus mercados de origen. Un análisis superficial de este proceso puede llevar a pensar que se trata de decisiones empresariales basadas únicamente en los costes. Sin embargo, la realidad nos está demostrando que va mucho más allá. A partir de los años 80, el “boom” de Asia como centro productivo hizo que países como China, India, Vietnam o Bangladesh se convirtieran en las sedes productivas de muchas empresas extranjeras. Todo parecían ventajas: entre otras, costes significativamente más bajos, abundante mano de obra o normativa más laxa. A estas ventajas se sumaban unos costes de trasporte de la mercancía razonables y una paulatina reducción de las barreras comerciales, y los costes que conllevan, debido a las políticas de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y la firma de numerosos acuerdos comerciales. Era, o al menos parecía, el escenario perfecto. Las multinacionales se encontraron en una posición privilegiada para reestructurar sus sistemas productivos, al tiempo que minimizaban sus costes. En cuanto a los resultados, las cifras hablan por sí mismas: según datos de la UNCTAD (Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo), las multinacionales, en su rol como líderes en las cadenas de producción global, coordinan el 80% del total del comercio mundial de forma directa e indirecta; y un tercio de las exportaciones tiene origen en países de Asia Oriental. Sin embargo, desde hace unos años, ese escenario ya no parece “tan perfecto”. Numerosas empresas han iniciado un viaje de retorno, desplazando los centros…
El Centro de Predicción Económica ha actualizado su análisis mensual de las previsiones de crecimiento del PIB en España, en base a su Modelo de Alta Frecuencia. Tras esta última actualización, CEPREDE mantiene sus predicciones de avance para el conjunto de 2019 (2,3%). Sin embargo, señala un perfil trimestral en suave pero continua desaceleración, aunque siempre manteniéndose por encima del 2%. En este sentido, se prevé que el aumento interanual sea del 2,5% en el primer trimestre del año y se mantenga en el 2,3% en los tres restantes. Por otra parte, teniendo en cuenta las tasas trimestrales, CEPREDE prevé que éstas se mantengan en torno al 0,5% en los tres primeros trimestres de 2019. Cabe destacar que los principales riesgos de desviación en estas estimaciones supondrían revisiones a la baja de las estimaciones. Entre las principales amenazas al crecimiento se encuentran la subida de tipos de interés, la guerra comercial desatada por Estados Unidos, la desaceleración de la economía china, el auge de los populismos y la posibilidad de un Brexit sin acuerdo entre Reino Unido y la Unión Europea.