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Montoro

La dura vida del pequeño empresario

Menudo escándalo. “El entramado legislativo español es de una densidad y complejidad muy altas”, admiten en Cepyme. Eso origina “distorsiones en el mercado y crea un elevado nivel de cargas administrativas. Todo ello tiene un impacto directo sobre nuestra capacidad de crecimiento económico”, añaden. “Nuestras empresas dedican parte de su tiempo y sus esfuerzos a tareas administrativas que conllevan un coste, en algunos casos injustificado”, concluyen. En opinión de Lacalle, gran parte del problema está en que el Parlamento está dominado por los funcionarios. “Lo ven todo desde un punto de vista recaudatorio. Prima la visión del burócrata”, dice. Por eso las trabas legislativas se ven como algo menor: hay que reducirlas, pero eso no es lo importante. “Se han llegado a escuchar frases como qué problema hay en que los autónomos paguen una cuota de 350 euros al mes. Se justifica diciendo que cómo vamos a financiar si no la educación y la sanidad, cuando no tiene nada que ver”, lamenta Lacalle. La realidad es que las normas y las leyes emanan como setas desde ayuntamientos, comunidades autónomas o el propio Estado para hacer la vida prácticamente imposible a muchos de los que quieren montar una empresa. “Contamos con una legislación más lenta y enmarañada que la de cualquier país de nuestro entorno. Por ejemplo, que la de Portugal”, explica Lacalle. Por eso no es de extrañar que España ocupe uno de los puestos más bajos en el informe Doing Business de facilidad para hacer negocios, elaborado por el Banco Mundial. Los autónomos, por ejemplo, soportan un auténtico vía crucis. No solo han de pagar cuotas e impuestos antes de facturar. Sus cuotas son mucho más altas que las de cualquier país de nuestro alrededor. Aquí parece que nadie hace nada para resolverlo. “La legislación mercantil y laboral está…