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ONG

Con nombre propio: Iñaki Orive

"Hay mucha gente en España que ayuda sin ponerse medallas" La Fundación Pequeño Deseo nace en España en el año 2000 como una organización sin ánimo de lucro y con ámbito nacional. Su misión es hacer realidad los deseos de niños y niñas con enfermedades crónicas y graves de todo tipo, con el fin de apoyarles anímicamente durante su tratamiento y hacer más llevadera su enfermedad. Está demostrado científicamente que el cumplimiento de un deseo genera en el niño emociones positivas que tienen un efecto enorme en su bienestar y mejoría física.  Capital habla con Iñaki Orive, fundador y presidente de la Fundación Pequeño Deseo. Orive estudió Administración de Empresas en Estados Unidos y su trayectoria profesional comienza como becario en una compañía de representación artística en Los Ángeles. Cuando volvió a España, su primera parada fue en Antena 3 durante dos años. De ahí dio el salto a BRB Internacional, productora y distribuidora de contenidos infantiles, en la que estuvo 9 años. Posteriormente se lanzó a montar su propia compañía, Elastic Rights, que cerró en 2013. En la actualidad es propietario de la compañía Brands&Rights.   1.  Fundación Pequeño Deseo nace en el año 2000, ¿cómo surge esta iniciativa?  Cuando vivía en Los Ángeles, colaboraba con dos organizaciones de referencia en Estados Unidos: ‘Starlight Foundation’, muy vinculada al grupo Disney, y ‘Make a Wish Foundation’. Son las organizaciones más serias y reputadas en ese país, cuyo objetivo es realizar deseos de niños con enfermedades crónicas y terminales. Coincidiendo con el 25º aniversario de BRB International, de la que yo era director general comercial, organizamos grandes fiestas para celebrarlo.  Sugerí que hiciéramos algo sin ánimo de lucro para agradecer los 25 años de la productora, que vivía fundamentalmente del público infantil, ya que teníamos producciones como ‘David El Gnomo’ o ‘Willie…
El autismo es "el único colectivo que no tiene datos oficiales de incidencia" Autismo León comenzó su andadura hace más de 15 años en la región y su labor de ayuda a las personas con autismo ha conseguido difundir su mensaje por todo el territorio nacional. Capital comenta con la asociación los retos y adversidades laborales y sociales a los que la población con Trastorno del Espectro Autista (TEA) se enfrenta y cómo contribuyen a paliarlo.  Autismo León firma su acta fundamenta en León en 2003. ¿Notan un cambio en la sociedad desde su fundación hacia las personas con autismo? Estamos muy orgullosos del proyecto que impulsamos, y del alcance que en León hemos llegado a tener. Supuso un reto y continúa siéndolo, además de un cambio de mentalidad. Apostar por el desarrollo y las capacidades de las personas con TEA, trabajar para su máxima inclusión y participación en su comunidad con su proyecto de vida, requiere de especialización, valor y energía. Afortunadamente, notamos muchos cambios. El pediatra ahora dispone de nociones sobre los signos de alerta del TEA. Llamar, por ejemplo, a la puerta de una institución pública es más sencillo porque nos conocen. Queda mucho por hacer, mentalidades y prejuicios que eliminar, pero hay cambios hacia delante, los estamos logrando.   ¿Es importante el deporte para las personas con TEA?, ¿qué deportes suelen ejercitar y cómo os adaptan a ellos?  Son un colectivo con más deterioro físico que el correspondiente a su grupo de edad. Por ello, la necesidad de actividad física y deportiva se incrementa. La práctica deportiva en las personas con TEA implica innumerables beneficios en su bienestar físico y mental, contribuyendo en otras áreas importantes de la vida como la socialización y relación o la rutina del sueño. Además, ayuda a ajustar niveles de ansiedad y mejora del estado de ánimo y de alimentación saludable. El área de Bienestar Físico en Autismo León se ha convertido en esencial e imprescindible, desarrollando varias líneas para la práctica deportiva y prestando apoyo especializado acompañando a la persona con TEA.  ¿A qué dificultades…
El próximo miércoles, 19 de junio, se conmemora el décimo aniversario del fallecimiento de Vicente Ferrer, el cooperante catalán que dedicó su existencia a mejorar las condiciones de vida de miles de personas en la India. Coincide con el 50 aniversario de la creación de la Fundación Vicente Ferrer, un proyecto que en la actualidad lideran Anna Ferrer, su esposa y presidenta de la entidad, y su hijo Moncho Ferrer, director de Programas de la organización. Nacido en 1920 en Barcelona, Vicente Ferrer viajó por primera vez a la India en 1952 como jesuita. Allí se estableció en Manmad, en el estado de Maharastra, donde trabajó junto a los campesinos ayudando a excavar pozos y creando escuelas y dispensarios médicos. Encabezó un movimiento en favor de los derechos de los agricultores bajo la consigna de la no violencia, pero su trabajo fue considerado revolucionario y disruptivo por parte de la clase dominante, que forzó su expulsión del país en 1968. Tras pasar un breve periodo en España, la entonces primera ministra de la India, Indira Gandhi, revocó la orden de expulsión y le permitió volver. En 1969 se instaló en Anantapur (Andhra Pradesh) junto a Anna Ferrer, y juntos crearon Rural Development Trust (RDT), la matriz en la India de la Fundación Vicente Ferrer. Este consorcio buscaba promover el desarrollo de las comunidades empobrecidas de las zonas rurales apoyando especialmente a las castas dalits, popularmente llamadas “intocables”. Su trabajo a pie de campo junto con las comunidades rurales ha sido calificado de “revolución silenciosa”. VUELTA A ESPAÑA En 1996, Vicente Ferrer viajó a España en busca de apoyo y financiación, pues necesitaba sensibilizar para dar viabilidad económica a los proyectos necesarios para erradicar la pobreza extrema en el sur de la India. Antes de 1996, la fundación estaba presente en…
Acompartir, organización sin ánimo de lucro que ayuda a las instituciones solidarias a reducir la pobreza compartiendo, ha distribuido cerca de cinco millones de productos entre 301 entidades sociales durante el año 2018. La mediación de Acompartir ha permitido a 683.072 personas en riesgo de exclusión beneficiarse de donaciones valoradas en 2,8 millones de euros. Las empresas colaboradoras con el proyecto de Acompartir han ascendido a 103 durante el año pasado. El banco de productos de Acompartir recupera millones de productos nuevos invendidos (excedentes, fin de stocks, devoluciones) donados por empresas y los distribuye a una red de organizaciones benéficas. Acompartir trabaja como intermediador para conseguir bienes no alimentarios como productos de higiene personal, productos de limpieza, utensilios del hogar, material de papelería o electrodomésticos, donados por distintas compañías. Acompartir garantiza que los productos donados no son reintroducidos en el mercado y se compromete a entregar los bienes a quien más los necesita. Acompartir trabaja para ser un intermediario activo y eficaz entre las empresas y las entidades sociales, por lo que está en continuo contacto con las compañías con el fin de localizar los productos más demandados por las organizaciones solidarias. Empresas como Mercadona, Domtar y Decathlon, entre otras, colaboran con Acompartir donando productos no alimentarios de primera necesidad. Entre los beneficiarios de Acompartir se encuentran, entre otros, Cáritas, Fundación San Martin de Porres, Pueblos Unidos, Fundación Balia, Basida, Hogar Don Orione, RAIS, Cottolengo del padre Alegre y Asociación Marillac, que hacen posible que los bienes lleguen a aquellas personas que más lo necesitan. “Productos que no tienen valor para una empresa pueden mejorar la vida de miles de personas”, afirman los impulsores de Acompartir. Mediante su labor, además de atender a personas en riesgo de exclusión social, la organización contribuye a reducir los desechos y a preservar el…