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Rioja

La profunda renovación de Marqués de Murrieta

Hecho luctuoso. La renovación de la bodega más antigua de La Rioja, fundada por Luciano de Murrieta allá por 1852, tiene como punto de partida el fallecimiento del padre del actual presidente, que la había adquirido en 1983. “De ese shock [tenía 26 años recién cumplidos], y de un análisis profundo durante tres años, nace un proyecto en el que no voy a modificar para nada la identidad, las raíces, y la filosofía. Lo único que voy a hacer es actualizarla”, matiza el conde de Creixel. El primer paso que da es insuflar savia nueva. Por eso selecciona un equipo de personas, más o menos de su misma edad, en los diferentes ámbitos (técnico, comercial, exportación…). “Dentro de una evolución se requieren cambios precisos de cosas concretas. Pero siempre respetando la labor hecha, no con ganas de romper todo. Eso es algo que pasa mucho en este país”, indica el presidente. “Por respeto a una maravillosa ejecución de lo que habían hecho, se jubiló todo el mundo”, matiza. El segundo pilar fue renovar el vino. Una labor que llevó una década. ¿La razón? “No puedes dar un bandazo en una marca que está sujeta a una filosofía, ni a un cliente que tiene muy claro tu estilo y que te he apoyado”, manifiesta Cebrián-Sagarriga. Además, en una bodega de sus dimensiones, no es algo que se pueda hacer de la noche al día. Como consecuencia de ello, la media de edad de sus parroquianos ha bajado de los 60-70 años, hasta los 28-40 años. ¿Cuál ha sido la ‘poción mágica’? Meter ‘ingredientes jóvenes’. ¿Cuáles? En el universo de los caldos, hay una demanda mundial porque huelan mucho a fruta y menos a madera. Y eso es lo que hicieron. Le quitaron tiempo de madera para así no tapar la fruta…
Pasamos más de dos años viendo decenas de bodegas, de tierras y de viñedos”, señala Carlos Moro. Y al final se decidieron por veinte hectáreas de viñedo propio y otras cuarenta controladas. ¿Inversión? Más de seis millones de euros financiados casi en su totalidad con fondos propios. La cantidad recolectada (400.000 kilos) acabará en el calado subterráneo de 1.200 metros cuadrados de la bodega con capacidad para más de 2.000 barricas. También incluye un parque de barricas nuevas, junto a una selección de tinos de madera. “Las botellas ya están vendidas”, afirma el presidente. Antes  de que llegue al mercado la primera añada de los vinos elaborados en la Bodega Carlos Moro en San Vicente de la Sonsierra, la firma ha presentado una selección de los mejores pagos y las mejores barricas de otras tres Denominaciones de Origen que no superan, en conjunto, las 30.000 botellas. Carlos Moro Finca Las Marcas (DO Rueda) es un blanco limpio y muy brillante. Franco, elegante y de gran complejidad, su color es amarillo pálido, con vivos ribetes verdosos. Su precio rondará los 16 euros. Carlos Moro Finca Valdehierro (DO Cigales) tiene un color cardenal muy subido con intensos tonos amoratados, con vivos aromas de frutas rojas y negras maduras de la gama de la cereza, guinda, mora fresca y zarzamora. Su precio estimado estará sobre los 27 euros. Carlos Moro Finca Valmediano (DO Toro), vivo esqueleto de taninos dulces, en equilibrio con una elegante calidez alcohólica, persisten los aromas existentes en nariz, repitiéndose una excelente complejidad con final muy largo armonioso, persistente, cálido y sedoso. ¿Precio? Alrededor de 32 euros.]]>