Puntualidad: No hay peor impresión que llegar tarde a la entrevista laboral. Ser puntual demuestra tu interés por el trabajo. Ahora bien, tampoco hay que pasarse. Con cinco o diez minutos es más que suficiente.
Viste correctamente: Es un mito eso de que hay que ir vestido según el tipo de trabajo al que te presentas. Hay que ir correctamente y demostrar que tienes seriedad. Evita los colores cálidos. Buenas opciones: azul marino, gris oscuro y negro. Los colores neutros son los aliados. Ojo al peinado, nada de ir repeinado ni con el pelo alborotado. Y si eres mujer, el maquillaje en su justa medida. No te pases.
El sueldo es lo último: Seguramente será el que más te interese, pero hay que evitarlo al máximo. Te interesan más las motivaciones y las expectativas del empleo al que aspiras.
Contacto visual: Si consigues mantenerlo, estarás demostrando interés, seguridad y confianza. Esto es algo que gusta mucho a los reclutadores.
Resuelve tus dudas: No te quedes sin saber todo aquello que te interesa. Lo esencial que no puedes olvidar:
Duración de la jornada de trabajo
Días de trabajo y lugar
Cuántas personas formarán parte de mi equipo, si es que aspiras a posiciones de dirección.
- Lenguaje corporal: La postura es esencial, ya que ofrece mucha información de tu forma de ser. Mantenerte erguido denotará confianza y seguridad. En cuanto al rostro, entrega una sonrisa de vez en cuando porque generará un ambiente mucho más amable.
- Evita hablar de tus jefes: Por muy mal que se hayan portado contigo, no comentes detalles. Solo los necesarios, y mucho menos algo negativo. Si lo haces podrías denotar que eres una persona poco de fiar.
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