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El looping más cuerdo de Ryanair

Por Redacción Capital

La aerolínea irlandesa se propuso hace cuatro años mejorar su imagen y lo está consiguiendo. ¿Será ahora alguien capaz de destronarla? Por encima de todas las polémicas y a pesar de estar continuamente en el ojo del huracán, la aerolínea irlandesa Ryanair se ha consolidado en los últimos años en un sector fuertemente azotado por la crisis.

Gracias a un modelo de negocio muy particular marca de la casa, Ryanair se ha convertido en la compañía con más viajeros de Europa y, según algunos, en la empresa más rentable del mundo. El crecimiento no ha estado exento de polémica; una polémica personificada en su CEO, , Michael O´Leary.

El modelo de negocio y las estrategias de Ryanair no gustan a mucha gente: eso es un hecho; pero es indiscutible que hasta el momento se han mostrado extremadamente efectivas dado el éxito de la firma. Ryanair surgió en los 80 con unas pocas rutas entre Irlanda e Inglaterra. No fue hasta finales de los 90 cuando nació tal y como la conocemos hoy. Entonces, acorralada por las deudas, decidió apostar por el modelo ya iniciado por South West Airlines y se convirtió rápidamente en líder del segmento de las low cost.

Una flota envejecida, huelgas más o menos encubiertas de pilotos o despidos masivos, mala gestión de las vacaciones de su personal, cancelaciones masivas de hasta 2.000 vuelos hasta el 31 de octubre del año pasado, incapacidad para contratar a pilotos de la competencia, aviones con el combustible más que justo en el caso de sufrir cualquier eventualidad, amenazas de las autoridades con retirarles la licencia de operación en España y otros países, pleitos con pasajeros, campañas de publicidad oportunistas que rozan lo hiriente, una política de equipajes de locos, un director general experto en llamar la atención ante los medios mientras se embolsa un suelo astronómico cada año, son algunas de las cosas que todos tenemos en mente al hablar de esta aerolínea low cost que, eso sí, ha contribuido a “democratizar” la aviación comercial en Europa y posiblemente, en el mundo.

Según la consultora británica Skytrax, que elabora anualmente un ranking con las 100 mejores aerolíneas del mundo, el número uno lo ocupó el año pasado Qatar Airways. Desplazó del primer puesto a Emirates, que en 2017 cayó hasta la cuarta posición. Singapore Airlines y All Nipon Airways cerraron el podium. En esa lista Ryanair ocupó el puesto 76. A pesar de ello, la aerolínea irlandesa, que dirige Michael O’Leary, facturó en 2017 1.450 millones de euros, un 10% más que el año anterior, al transportar a 130 millones de pasajeros en ese mismo periodo.

Actualmente opera en 216 aeropuertos de 37 países de todo el mundo con una flota compuesta por algo más de 430 Boeing 737. De aquí a 2024, sin embargo, espera alcanzar la mítica cifra de los 200 millones de viajeros al aumentar la flota en 240 aparatos más. Pero, tal vez, lo que mejor explique estos buenos resultados sea el papel que ha desempeñado la mano derecha de O’Leary, Kenny Jacobs, el actual Chief Marketing Officer (CMO).

Su figura ha sido clave en el despegar de la compañía hacia estándares de mayor calidad. De hecho, hace ahora un año, la compañía abría en Madrid un centro de innovación digital y tecnología (llamado “Travel Labs Spain”) con cerca de 250 profesionales orientados a redes sociales, experiencia digital, inteligencia de negocio, desarrollo Java y pruebas. Se trata del tercer centro de innovación que la aerolínea ha abierto en Europa y que se une al de Dublín (Irlanda) y Wroclaw (Polonia).

La idea, según explica a CAPITAL John Hurley, jefe de Tecnología de Ryanair, es que “los perfiles más brillantes y con más talento se unan a nuestra revolución de viajes online”. Ese esfuerzo ha permitido a la compañía alcanzar en el último año los 1.000 millones de visitas anuales en sus plataformas digitales (entre abril de 2017 y marzo de 2018).

“Este récord de visitas a su página web y su aplicación suma un número total superior a las de Lufthansa, British Airways, Air France, KLM e Iberia juntas”, explican fuentes de la compañía. Por si esto fuera poco, desde hace cuatro años la compañía lanzó su programa “Siempre mejorando”, que incluye el desarrollo de nuevos servicios, herramientas digitales e iniciativas medioambientales. A lo largo de los últimos meses de este año, la compañía se ha comprometido con sus clientes a mantener la tasa de puntualidad de sus vuelos en un 90% o a que, si un cliente encuentra una tarifa más baja, se le reembolse la diferencia más cinco euros en su cuenta.

Además, Ryanair ha actualizado su política de equipajes. A partir de ahora, los clientes podrán subir al avión dos bultos de mano en cabina además de haber un incremento en el tamaño permitido y reducción de la tarifa del equipaje facturado (25 euros por 20 Kgs.). También se ha creado un nuevo centro para atender las reclamaciones. La compañía se compromete ahora a considerarlas antes de 10 días. Veremos qué pasa. Desde luego, se trata de un programa bastante ambicioso. De acabar cumpliéndose, contribuirá a dar un vuelco en la percepción que el usuario tiene de la reputación corporativa de la compañía.

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