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Empresas

Andalucía crece al ritmo de Málaga

Por Redacción Capital

Manuel Hidalgo es profesor de Economía en la Universidad Pablo Olavide de Sevilla. Si fuera presidente de la Junta de Andalucía, tendría muy claro lo que haría: “Centrar los cuatro próximos años en resolver el problema del desempleo”.

Este profesional, experto también de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), no duda que la región tiene cinco puntos más de paro que la media española (23% frente a 15%) porque no se han hecho las cosas bien. Por eso piensa que se deberían llevar a cabo otras políticas, distintas a las que no han servido en los últimos años, y que han llevado a un desempleo de hasta el 30%-40% en zonas de Cádiz o Huelva. La solución pasaría por ordenar bien las políticas y cambiar de chip, porque requeriría una acción transversal en la que actuaran varias administraciones. Una especie de plan de ataque generalizado.

El reto es descomunal, pero hay datos que marcan el camino. Por ejemplo, el producto interior bruto de Málaga ha crecido un 3,1% en el tercer trimestre de este año, seis décimas más que la media española (en 2017 creció al 4%). Entre Málaga y Sevilla se está desencadenando una bonita batalla que expone dos modelos ante los que los ciudadanos tienen que escoger. “Sin dejar de ser andaluza, Málaga es más dinámica, más cosmopolita y más abierta a la cultura europea. Sevilla se ha convertido en una capital provinciana y con una estructura social tradicional que se impone a la de querer hacer cosas nuevas. Es una ciudad que se busca a sí misma en el pasado”, estima Hidalgo, que es sevillano.

Como detalles pequeños, resalta que en la capital de Andalucía va mucha gente a eventos religiosos y poca a tecnológicos. En Málaga van más, “y su parque tecnológico va muy bien, mientras que Cartuja, el de Sevilla, no va tan bien, y ha necesitado de mucho tirón de la Administración Pública”, añade.

A pesar de estas diferencias, es evidente que Málaga se parece más a Sevilla que a Barcelona. Su ejemplo también sirve para demostrar con números que no todo va mal en Andalucía. De hecho, frente a otras comunidades, Hidalgo resalta, por ejemplo, que “la gente se está yendo de Asturias, mientras que la población en Andalucía está creciendo. Si consigues un buen empleo, aquí puedes vivir muy bien”. Andalucía tiene el problema de haberse centrado en sectores poco productivos. Posee algo más de agricultura que otras regiones, un turismo más importante y un sector industrial más menguado. Dentro de ese contexto general, hay ciudades o iniciativas más agraciadas. En Huelva, por ejemplo, la refinería de Cepsa es muy productiva. Lo mismo ocurre con las factorías de las grandes multinacionales ubicadas en la región, como Airbus y Renault. Aunque la productividad media de Andalucía es menor que la de España, Hidalgo destaca que eso no ocurre en estas fábricas, que funcionan al mismo ritmo que las de sus empresas en otras partes del mundo.

Entre las provincias, hay algunas que están más necesitadas que otras. “Cádiz necesitaría una actuación especial”, reconoce Hidalgo. “Siempre ha sido bastante industrial, pero, desde las crisis de los años 70, no han encontrado alternativas”, añade.

Quizá porque viene de más abajo, su economía ha sido de las que más ha crecido en el segundo trimestre de 2018: un 2,8%, según Analistas Económicos de Andalucía; tan solo por detrás de Málaga (3,1%) y por delante de Sevilla (2,7%). Huelva ha crecido en la media de la región (2,5%). Por debajo se han quedado Granada y Almería (2,2%), Jaén y Córdoba (2,1%).

Por lo que se refiere al empleo, Málaga se lleva  la palma de nuevo. Aumenta un 6,3% en el segundo trimestre frente al mismo periodo del año anterior. Por detrás quedan Cádiz (3,8%), Sevilla (3,7%) y Córdoba (3%).

La construcción ha sido el sector más dinámico de la economía andaluza en el segundo trimestre de 2018. Exceptuando Huelva y Almería, se ha notado un aumento considerable en el empleo; con más claridad en Cádiz, Sevilla y Málaga. Se han incrementado los ocupados en la industria, fundamentalmente en Córdoba, Cádiz, Almería y Jaén, y, en servicios, de un modo más intenso en Jaén, Málaga y Almería.

Exceptuando Huelva, las provincias andaluzas han notado un notable descenso del desempleo en el segundo trimestre de 2018. Ha sido especialmente intenso en Jaén, Cádiz, Sevilla y Córdoba.

La agricultura ha sido el único sector que ha perdido empleo en Andalucía en el segundo trimestre. El número de ocupados ha caído más claramente en Jaén, Almería, Granada y Huelva.

Por lo que se refiere al turismo, el comportamiento ha seguido siendo positivo en los ocho primeros meses del año. Según Analistas Económicos de Andalucía, la demanda hotelera se ha incrementado respecto al mismo periodo del año anterior, aunque es verdad que lo ha hecho a un ritmo más moderado. El aumento del número de viajeros se ha notado más en Almería y Granada; las pernoctaciones, en Sevilla y Granada. La demanda nacional es la que muestra un mayor dinamismo. El número de viajeros y de pernoctaciones de extranjeros disminuye en Huelva, Jaén, Córdoba y Málaga. Por zonas turísticas, la Costa de la Luz ha registrado un descenso de viajeros y pernoctaciones en el pasado mes de agosto. La Costa de Almería, la Costa Tropical de Granada y la Costa del Sol de Málaga han crecido en número de viajeros; el mayor avance en número de pernoctaciones se ha visto en la Costa de la Luz de Cádiz.

La mejora de la demanda interna se ha notado en circunstancias como el aumento de la venta de automóviles. El número de turismos matriculados se incrementó en todas las provincias andaluzas en los ocho primeros meses del año.

La dinámica empresarial también ha sido positiva hasta agosto de 2018. El número de sociedades mercantiles creadas ha aumentado en todas las provincias, excepto en Almería y Huelva. El ritmo ha sido más intenso en Granada, Cádiz y Málaga. También se ha notado una disminución en la cantidad de sociedades disueltas, a excepción de en Jaén y en Sevilla. Las caídas más pronunciadas se han dado en Huelva, Córdoba, Almería y Málaga. El índice de rotación (porcentaje de sociedades mercantiles disueltas sobre creadas) se ha reducido a un 19,7% en la región. Jaén tiene el más alto (30,7%), y Almería y Málaga los más bajos (13,6% y 16,1%, respectivamente).

Así es la foto de la economía andaluza. Los mitos, siempre están ahí. Entre los muchos temas de conversación habituales sobre Andalucía, Hidalgo matiza algunas cuestiones como el PER (Plan de Empleo Rural): “No soy un defensor. Tiene cosas buenas y malas. Da cierta actividad a una población rural relevante. Tiene un perjuicio: mantiene una población latente que no estaría ahí sin el PER”. Al mismo tiempo, recalca que su importe supone unos 900 millones de euros al año, frente a los 30.000 millones que se han destinado al desempleo a nivel nacional en los últimos años. “El PER es un problema, pero está en un segundo o tercer nivel”, señala Hidalgo.

Por lo que se refiere a la economía sumergida, el profesor reconoce que es superior a la media española, “pero no es el triple. Está tres o cuatro puntos por encima, y en las grandes empresas no se produce”.

El entorno no favorece a la erradicación de la economía sumergida o a la proliferación de negocios. “La regulación desincentiva. Andalucía no sale especialmente bien en el informe Doing Business. Es difícil emprender cuando el riesgo de quedarte en el desempleo lo marca una tasa del 30%, mientras que en el País Vasco está en el 10%. Es normal que se piense en preparar oposiciones. La Administración Pública debería poner una alfombra roja a los emprendedores”, estima Manuel Hidalgo.

Por lo que se refiere a la inversión extranjera, este experto recuerda que Andalucía no ha sido ajeno a ella. “El problema es cuando se decide que venga como sea y cuando sea, con subvenciones, y luego se va sin devolverla y dejando vendida a la gente”, indica. A ello se unen pequeños detalles como la falta de una educación adecuada para los hijos de los empleados que vienen a nuestro país. “Recuerdo el caso de unos brasileños cuyo padre vino a trabajar en una multinacional que se fueron de Sevilla porque no veían futuro educativo”, señala Hidalgo. Hacen falta grandes multinacionales y también un pequeño goteo de pequeñas inversiones que dé vida al clima empresarial de la región. En definitiva, crear un buen clima para que no solo se quiera ir de vacaciones a Andalucía, sino para disfrutar de un lugar en el que también se puede trabajar bien.

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