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Opinión

Redacción Capital

Aceleración corporativa también para las Pymes

Amaia Ladislao, directora de Cuentas en Loop New Business Models.

Los nuevos entornos colaborativos, donde las grandes empresas acompañan y traccionan a las start ups (incluso entrando en su capital), son casos de éxito conocidos y asimilados por el mercado como modelos de aceleración.

Sin embargo, falta asumir que, si los cambios cada vez más rápidos del sector generan la necesidad de innovar y crear nuevos productos y servicios para las grandes multinacionales, también es necesario hacerlo para las empresas de menor tamaño; que de la misma manera tienen la necesidad de seguir generando valor.

Y es que partiendo de la base que no todas las start ups pueden encajar en un proyecto de integración y aceleración con Pymes, el resultado para aquellas que sí se da la necesidad, la oportunidad y el momento de colaboración es un nuevo modelo de negocio para ambas.

Desarrollar nuevas oportunidades de negocio, aumentar ventas y mantener su desarrollo competitivo activo son grandes razones para que la Pyme considerare la aceleración con start ups. No obstante, para llegar a ese win-win el camino es complejo y exige tener claro desde el inicio la aportación, características y necesidades de cada actor en el proceso:

En primer lugar, hay que entender que la start up cuando realiza una aproximación a una empresa sabe que su innovación es necesaria, pero más allá de sus deseos se encuentra la realidad de una selección adecuada de compañera de viaje con la que poder colaborar y emprender. Para ello, es necesario alinear primero los objetivos de ambas. Es decir, no es la start up quien tiene que perseguir y cumplir los objetivos económicos o de modernización de la empresa, ni la empresa tiene que perseguir los objetivos de crecimiento y monetización de la innovación de la start up, sino que ambas deberán emprender un viaje conjunto, alineado al margen de lo existente hasta el momento.

Por otro lado, lo que debe exigir la start up a la empresa, más allá de la financiación económica, es el apoyo en todos sus aspectos: tanto el acceso a su ecosistema productivo (incluyendo clientes, técnicos de la propia empresa y proveedores), como a sus valores más intangibles de marca y posicionamiento.

En cuanto a otras necesidades, las start ups generan entornos disruptivos y su integración en las empresas puede resultar un proceso complejo, arriesgado y en ocasiones demasiado largo. Tan importante como los recursos son la velocidad y la flexibilidad.

Por su parte, las Pymes tienen capacidad de proveer de mentores profesionales (en su mayoría con una extensa experiencia), así como de un espacio y ecosistema productivo. En cuanto a los recursos económicos de inversión, podrían ser limitados para las Pymes, pero si fuese necesario existe la posibilidad de apalancarse en programas de ayuda de aceleración y buscar fuentes de inversión externas.

Como prioridad, ni la Pyme ni la start up pueden dejar de visualizar en todo momento el activo que supone la suma de fuerzas como una oportunidad de generar nuevos negocios de manera conjunta y respetuosa. El intercambio de conocimiento es el valor real del proceso de aceleración en el que las Pymes tienen mucho que ganar. En última instancia, perpetuarse en el mercado es su mayor logro. Deben atreverse, el viaje merece la pena.

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