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Banco Santander apoya el cultivo y la conservación del olivo

Por Redacción Capital

La Ciudad Financiera del grupo en Boadilla del Monte atesora una colección de unos 1.500 ejemplares de olivos, muchos de ellos milenarios, que dota a este entorno de un alto valor ecológico. El apoyo del banco a diversos proyectos de investigación de esta especie está contribuyendo a la mejora y la sostenibilidad de su cultivo.

El olivo es símbolo de longevidad y fortaleza, un árbol emblemático que forma parte de la esencia de la cultura mediterránea desde la Grecia clásica. La mejora de su cultivo y conservación es objeto de investigación de numerosos estudios. No en vano, tiene una gran importancia para la economía de España, máximo productor de aceite de oliva del mundo: elabora cerca de un tercio de los casi tres millones de toneladas que se producen.

El olivo es símbolo de longevidad y fortaleza, un árbol emblemático que forma parte de la esencia de la cultura mediterránea desde la Grecia clásica

El espectacular bosque de olivos de la Ciudad Financiera del Santander en Boadilla del Monte -unos 1.500 ejemplares en un espacio ajardinado de 170 hectáreas- no sólo es un emblema de los rasgos que caracterizan al gigante financiero, sino que se ha convertido en un trampolín para la investigación y la sostenibilidad de esta especie. Prueba de ello es la participación de la entidad en distintos proyectos para descifrar su genética.

El último de ellos, junto a la Universidad de Córdoba (UCO), para lo que ha donado una colección de plantones de olivo correspondientes a variedades milenarias no catalogadas para su caracterización y conservación en el Banco de Germoplasma del Olivo. Son plantas obtenidas de la colección del Santander en la que la UCO viene trabajando desde 2013, identificando las variedades a las que pertenecen estos árboles.

Hasta ahora, el convenio entre la entidad financiera y el Grupo Ucolivo de la institución cordobesa ha permitido la caracterización de más de 200 olivos centenarios y milenarios, para lo que se han aplicado tanto marcadores morfológicos como moleculares. Gracias al nuevo convenio, los 'descendientes' de dichos árboles serán plantados en el terreno del Campus Universitario de Rabanales – a tres Km. de Córdoba-, centro de referencia en Europa y donde se conserva más de la mitad de las 1.200 variedades de olivo que existen en el mundo. Esta zona cuenta con unas condiciones agro-climáticas adecuadas y un suelo libre de patógenos.

El trabajo de identificación varietal realizado en Boadilla del Monte ha estado liderado por los profesores de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica y de Montes (ETSIAM) Concepción Muñoz y Diego Barranco, ambos integrantes del Departamento de Agronomía de la UCO. La mayor parte de los ejemplares analizados se ha identificado con variedades conocidas, siendo las más frecuentes "Farga" y "Lechín de Granada".

Los estudios han revelado tres aspectos destacados. Por un lado, la identidad de nueve variedades que probablemente se encuentren entre las más antiguas de olivo. Por otro, la alta frecuencia del injerto sobre olivos silvestres en la antigüedad y, por último, la existencia de variedades milenarias no catalogadas hasta la fecha.

La contrastada resistencia de estos árboles a lo largo del tiempo los hace magníficos candidatos para el estudio de caracteres adaptativos que podrían ser claves para la mejora y sostenibilidad del cultivo.

Secuencia del primer genoma del olivo
Banco Santander también ha donado a la UCO un ejemplar de olivo procedente del árbol de Farga de más de 1.200 años de antigüedad del que se secuenció el primer genoma de olivo, para su incorporación al Banco de Germoplasma.

El esfuerzo llevado a cabo por un grupo de investigadores del Centro de Regulación Genómica (CRG) de Barcelona, el Centro Nacional de Análisis Genómico y el Real Jardín Botánico de Madrid-CSIC, permitió en 2016 descifrar por primera vez el genoma completo de este árbol. El proyecto, financiado íntegramente por la entidad cántabra, sirve para ayudar al olivo en su desarrollo y protegerlo de infecciones de bacterias y hongos que causan verdaderos estragos en los cultivos.

Además, hasta entonces se desconocía el genoma del olivo que regula, por ejemplo, las diferencias entre las variedades, tamaños y sabor de las aceitunas, por qué son tan longevos o las claves de su adaptación al secano.

El banco, a través de la Fundación Santander, también ha participado en la recuperación de olivos milenarios y su entorno en la Mancomunidad Taula del Sénia, formada por 27 municipios (15 valencianos, 9 catalanes y e aragoneses).

Actualmente, la Mancomunidad tiene catalogados más de 4.800 pies de olivo, todos ellos con edades superiores a los 1.000 años. Sus principales objetivos son: mejorar y recuperar este espacio natural de alto valor ecológico; fomentar actividades de protección al medio ambiente; recuperar el paisaje de mosaico para incrementar la biodiversidad y prevenir los incendios; conservar variedades tradicionales de olivo en peligro de extinción; promover el desarrollo endógeno del municipio y fomentar tanto la educación medioambiental como la actividad social y cultural.

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