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Empresas

GoPro recupera su mejor foto

Por Redacción Capital

Si alguna vez ha visto unas imágenes especialmente espectaculares de esquí, surf u otro tipo de deportes en movimiento, seguramente habrán sido capturadas por una cámara GoPro. Ligeras, pequeñas y disponibles para ser llevadas en la cabeza casi sin que el usuario lo note, estas máquinas ideadas por el americano Nick Woodman tuvieron un gran éxito de salida; cayeron como consecuencia de diversos errores de gestión y falta de innovación y vuelven a remontar gracias al empeño y las buenas ideas de su fundador.

La historia de GoPro comienza en 2002. Woodman tenía 26 años y acababa de salir de un negocio estallado por la burbuja tecnológica. Viajó a Australia e Indonesia para hacer surf y empezó a dar forma a su idea de GoPro. Primero pensó en que la cámara fuera en la muñeca. No tenía ni idea de cómo fabricarla. 

Cuando volvió a Estados Unidos cinco meses después para poner en marcha la empresa, adquirió una a una especie de Alibaba, el actual gigante tecnológico chino, la personalizó usando plásticos y la envió a la compañía china para que se la devolvieran de nuevo. “No sabía cómo contratar a nadie. No tenía experiencia en la creación de empresas”, explicaba recientemente en la televisión americana CNBC.

Ya con la cámara en su poder, empezó a probarla con amigos y pidió dinero a familiares. GoPro se lanzó con 30.000 dólares que él había ahorrado y 35.000 que le prestó su madre. El nombre surgió en diez minutos, en una acampada en California. Se inició como una cámara para surferos; evolucionó a deportes de acción, viajeros y productores de cine. 

En 2009 lanzó HD Hero. La calidad, muy llamativa para ser una cámara tan pequeña y tan barata (2,99 dólares), hizo que las ventas se dispararan. En 2014, la compañía se estrenó en Bolsa. Salió a 24 dólares y se convirtió en una de las protagonistas del año. “Es un gran evento de marketing, y nos ayudó a poner la empresa en un escenario internacional”, explicaba Woodman en el vídeo de CNBC. 

Woodman se convirtió en uno de los consejeros delegados mejor pagados. Su paquete de acciones estaba valorado en 285 millones de dólares. El problema es que la acción empezó a bajar como una exhalación en 2015. Cayó hasta los 3,80 dólares. “Aprendimos que nuestros usuarios querían ver una cámara nueva cada año, o que reducíamos el precio del modelo anterior significativamente”, indica Woodman. 

Pero la pesadilla se agudizó. Algunas de las nuevas cámaras no funcionaron; intentaron convertirse en una productora de vídeo creando contenido con sus cámaras con la idea de vender publicidad, no lograron el éxito y tuvieron que despedir masivamente; fue surgiendo competencia de la mano de Sony o de la china Yi, aunque GoPro mantenía el 98% de cuota en Norteamérica… Para más inri, trataron de diversificar entrando en el mercado de los drones en 2016, y salió mal: llegaron tarde al negocio y los aparatos no funcionaron. Literalmente se cayeron del cielo debido a que el pestillo de la batería estaba hecho de plástico y se abría cuando el dron vibraba. 

Tras estos fracasos, Woodman decidió centrarse de nuevo, y llevó a cabo cuatro rondas de despidos. Los 1.800 empleados de la compañía se redujeron a 900. “En nuestros años más exitosos éramos pequeños y pobres”, señalaba Woodman, que piensa que la organización debe ser como un atleta: mantenerse en forma y ágil. Redujo el 45% de los costes operativos; movió la producción de China a Guadalajara (México) para evitar los aranceles y ahorrar, y se preparó para la creciente competencia, que llega de las cámaras tradicionales y las de smartphones, entre otros.

Frente a este ascendente rivalidad, a GoPro no le quedaba otra posibilidad que sorprender y atraer al cliente siendo más innovador. Parece que lo ha conseguido con su última cámara, Hero 7. Su buena repercusión le ha llevado a volver a los beneficios en el último trimestre de 2018. No lo lograba desde el tercer trimestre de 2015. 

La nueva cámara incorpora una tecnología que elimina la necesidad de estabilizador (pieza para reducir las vibraciones). Ha mejorado la edición del software, y permite editar en dos minutos, incluso automáticamente, gracias a la inteligencia artificial. Además, el lanzamiento de GoPro Plus facilita subir fotos y vídeo automáticamente a la web, y ya alcanza 200.000 suscriptores por 4,99 dólares al mes. La creación de Fusion, una cámara de captura de imagen en 360º, el futuro de las cámaras según Woodman, es el último invento, de momento, en la carrera de este emprendedor. Ahora solo falta ver si sigue acertando y la rentabilidad de la empresa prospera. De momento, la compañía cerró 2018 facturando 1,14 millones de dólares, 30.000 dólares menos que el año anterior, y perdiendo algo más de 109.000 dólares. Aunque en el último trimestre ganó 31.671 dólares, aún le queda camino por recuperar.

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