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Opinión

Redacción Capital

El 'relato' ya no cuela, España lidera el índice de miseria

Por José Francisco Rodríguez, presidente de Capital

La inflación se está convirtiendo en una de las amenazas más serías para nuestra economía. Los continuos incrementos no ponen en riesgo solo la recuperación de las empresas, sino que también comprometen el poder adquisitivo de los ciudadanos, el cual se ha convertido en la amenaza más seria para las arcas del Estado.

Según el Índice de la Miseria de enero de 2022 elaborado por Fraser Research Institute, que combina la tasa de desempleo y la inflación, España duplica la media de la eurozona con un 19,83%, su peor dato en 30 años. La inflación y el desempleo son dos indicadores que nos están golpeando, con la tasa de paro entre los países industrializados y es el 16º puesto. No cabe duda: la combinación de unos precios al alza y unos niveles de desempleo también elevados supone la erosión directa del poder adquisitivo de las familias.

Los sorpasos a España en la caída en la clasificación de renta per cápita en Europa son continuos. Primero fueron Lituania, República Checa o Chipre y, según el último dato de Eurostat. Una situación que lógicamente es el reflejo de un panorama futuro muy complejo, ya que el consumo interno está muy ligado en nuestro país a la actividad económica.

Poco queda de los “relatos” articulados desde el Gobierno en los que se presume de recuperaciones. Como buen ejemplo solo hay que recordar las desviaciones sobre el PIB estimado que han sido desautorizadas sucesivamente por diferentes organizaciones, retrasando nuevamente la recuperación del PIB previo a la pandemia para 2023. Y esto sin considerar la amenaza con encontrarnos nuevos impactos por la guerra en Ucrania.

Lo cierto es que este índice parecía ya algo desterrado –al menos en las economías occidentales– a raíz del control que se hizo especialmente sobre la inflación y el desempleo en los años 90, pero no debemos caer en el conformismo de buscar las causas solamente en la situación mundial y crisis energética, porque nuestro paro es casi ya estructural. Como ejemplo sólo hay que echar la vista a países como Portugal, que tienen una posición en este índice el 8%, con lo que, claramente, algo no estamos haciendo bien.

Llevo insistiendo tiempo en la desconexión más absoluta de las medidas que el Gobierno adopta. Cada iniciativa, cada anteproyecto de Ley, cada debate, es una “isla” aislada que termina afectando negativamente otro aspecto. Sinceramente, echo de menos de verdad una estrategia económica que no se pueda reducir a un eslogan del tipo “escudo social”. Y todo por algo muy simple: poco a poco los 40 millones de españoles vamos a estar necesitados de escudo social y, cuando ocurra, a ver quién lo paga.   

La situación es muy preocupante, y ya hay voces como la mía que retrasan cualquier atisbo de recuperación para después del 2023 como mínimo, ya que una básica reflexión y un poco de historia nos hace aterrizar y confirmar que la inflación no va a desaparecer de un mes para otro y que absorber el paro de España no se va a conseguir si no incentivamos a las empresas con medidas fiscales y regulaciones que potencien la inversión.

Me temo que esas fotos recientes de lideres europeos en la que nuestro representante aparece aislado, se está convirtiendo en un reflejo de aislamiento económico. Ojalá me equivoque mucho y en lugar de debates estériles como ir en contra del idioma español en Cataluña, den paso pronto al realismo necesario de la gestión efectiva.

El relato dura lo que dura. Mientras, seguiremos teniendo el índice de miseria más alto de la UE a la par que la inflación alcanzará el 10% en un contexto cada vez más próximo a las próximas elecciones municipales.

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