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Opinión

Redacción Capital

Actualización inaplazable de los consejos de administración 

“Las buenas prácticas exigen la incorporación de al menos un experto en sistemas de información y tecnologías en la comisión de auditoría” 

Actualización inaplazable de los consejos de administración 

La transformación digital es un tema transcendental en la agenda de los comités de dirección. A ningún directivo, con una visión actual de la realidad empresarial, se le escapa que las nuevas tecnologías y los sistemas de información están transformando la propuesta de valor de las empresas y de los mercados. Y no hablamos de estar a la última en los temas más innovadores, sino de utilizar las tecnologías existentes para aportar mejoras y optimizar los procesos clave en el negocio, clientes y equipos. 

En este contexto, tan disruptivo y cambiante, nos preguntamos si los consejos de administración actuales, como principales órganos de gobierno de las compañías, están a la altura para gestionar estos procesos y tomar decisiones adecuadas a este cambio de era. Y si, al mismo tiempo, son capaces de calibrar los riesgos a los que están expuestos, inherentes en la seguridad; la continuidad de negocio; la pérdida de datos y reputación, o, también, al no menor riesgo de no acometer la transformación a la velocidad necesaria para evitar que otros competidores más ágiles ocupen su posición de mercado. 

Entendemos que el consejo de administración debe involucrarse y dirigir sus decisiones basado en las estrategias de Tecnologías de la Información (TI), con una hoja de ruta bien definida sobre sus modelos de sistemas y entender cómo está integrada en la estrategia general del negocio. Sin embargo, si observamos cómo han cambiado en las estructuras de los consejos en los últimos años, vemos que, en la comisión de auditoría, las buenas prácticas exigen la incorporación de al menos un experto en sistemas de información y tecnologías. 

¿Es suficiente esto, cuando la tecnología lo embebe todo, la comunicación, la captación y gestión de clientes, las operaciones, la financiación...? El Banco de España advirtió a las entidades financieras sobre cómo la presión del mercado en el entorno de transformación digital "puede forzar" a los bancos a tomar decisiones que aumenten significativamente los riesgos a los que están expuestos, por lo que ha incidido en la necesidad de incorporar al consejo de administración miembros con experiencia en aspectos relacionados con la tecnología. 

Pero la banca no es único sector afectado. La presión por actualizarse tecnológicamente puede hacer que las empresas incurran en riesgos con una digitalización acelerada, con dependencia extrema en ciertos proveedores críticos de servicios, o de infraestructura y servicios y datos en la nube o el uso de análisis predictivo con Inteligencia Artificial (IA). 

Entiendo que adaptarse a los entornos generados por las tecnologías es complejo para empresas maduras, con miembros de consejos de cierta edad y educación y experiencia analógica en los que hablar de sistemas y digitalización. Produce temor y desconfianza y tratan de minimizar su importancia porque en otras etapas vieron como las compañías que representan fueron evolucionando lentamente hasta sus propuesta de valor actuales. 

En algunas compañías se crearon comités asesores externos, pero alejados de la decisión y donde sus recomendaciones seguían sin calar en los núcleos duros de la decisión. Creo que hoy el único enfoque posible y realista es incorporar a los consejos a profesionales de la tecnología, con experiencia contrastada como anteriores CIOS, CTOs o CDOs, capaces de entender la dimensión real de las implicaciones tecnológicas en el negocio. 

Personas con visión y autoridad para tomar decisiones con la audacia y celeridad que requiere el momento, pero excluyendo riesgos que sólo los que han estado al frente de ello son conscientes. Con estas incorporaciones de alto talento tecnológico, los consejos estarán mejor preparados para llevar a la organización a sus próximas etapas y poder debatir con los ejecutivos los planes crecimiento y proyectos de aumento de valor para sus stakeholders, que siempre estarán acompañados de una hoja de ruta tecnológica. 

Así podrán apoyar con criterio y ejercer un seguimiento de su trabajo, como corresponde al órgano de gobierno de una empresa. 

Por Juan Carlos Fouz, managing partner de Cionet 

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