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Revista Capital

Rusticae: Lejos del mundanal ruido

Por María Zarzalejos

Escaparse unos días de vacaciones para disfrutar de la naturaleza y sentirse a gusto es una posibilidad real que ofrecen los numerosos hoteles de Rusticae, un club de alojamientos con encanto

La gestión de un pequeño hotel en una localidad asturiana, creado hace más de veinticinco años por parte de dos mujeres muy jóvenes, Isabel Llorens y Carlota Mateos, fue el punto de partida para el nacimiento de Rusticae. La compañía permite reservar en 220 hoteles, todos ellos únicos y con un encanto que enamora a todos los clientes que los prueban.

¿Cuándo y cómo se gestó Rusticae?

La idea nace cuando los padres de mi socia Carlota Mateos tenían un hotel en Asturias. Lo abrían sólo los meses de verano. En el año 1996, nosotras, que éramos amigas, les decimos que nos dejen gestionar el hotel todo el año. Yo entonces tenía 24 años y estaba en el norte de Inglaterra y Carlota, con 18 años, estaba en Londres estudiando inglés y trabajando en un hotel. Las dos queríamos volver a España y así lo hicimos.

¿Entonces no tenía ninguna experien- cia previa en la hostelería?

No, cuando terminé la carrera de Empresariales me fui a Inglaterra para perfeccionar el inglés y mi primer trabajo fue en una empresa de audio y vídeo profesional. A la vez, hice un máster de marketing que luego nos vino muy bien para la gestión, promoción y comunicación del hotel.

Hace 25 años la comunicación no era tan rápida como ahora...

No existían redes sociales, existía internet, pero estaba en pañales. Así que, una vez que los padres de Carlota nos dejaron llevar este hotel, de sólo diez habitaciones, con una decoración preciosa de Paco Terán, en un entorno maravilloso, lo que hicimos fue enviar a los medios de comunicación información y material gráfico. Nuestro objetivo era conseguir que nos creyeran, que nos visitaran, y, gracias a que había ganas de cosas nuevas, de hoteles diferentes, tuvo mucha difusión y fue un gran éxito.

Fueron unas mujeres muy jóvenes y emprendedoras...

Sí, una de las grandes satisfacciones fue que iban a vernos muchas mujeres que nos querían conocer para que les contáramos nuestra tarea de emprendedoras. ¡Esto fue muy reconfortante!

¿Qué resultados obtuvieron de su gestión de aquel hotelito en Asturias?

Muy buena. La verdad es que fue muy positiva, tanto personal como económicamente. Funcionó mucho el “boca a boca”, que es lo mejor que puede pasar. Los clientes, además de recomendarlo, repetían y el índice de fidelización era muy alto.

En aquellos años el turismo rural era incipiente...

Sí, pero era como un saco roto en el que cabía todo. En el turismo rural cabe desde una casa, una cabaña o un hotel con encanto que cueste 200 euros la noche. No había una distinción clara. Entonces, después de gestionar el hotelito durante dieciséis meses, los padres de Carlota se volvieron a hacer cargo del hotel, y fue cuando nosotras nos dimos cuenta de que cuesta mucho transmitir lo que es un hotel con encanto.

Teníamos algo muy especial, pero teníamos que buscar la fórmula de transmitir lo que es la hostelería con encanto. Entonces, ahí vimos claro que sería necesario crear una marca que aglutinase a todo este tipo de hoteles con encanto, con una decoración ideal, pequeños, en la naturaleza, con una gestión enfocada al cliente, a la calidad, a los detalles... Y decidimos crear la marca Rusticae. Teníamos como unos 300 parámetros que tenían que cumplir los hoteles que se acogieran a esa marca.

¿Estamos hablando de lujo en ambiente rural?

Sí, pero es un lujo enfocado, además de la decoración, a los pequeños detalles, al trato al cliente. Que se sienta a gusto, bien atendido y de forma personalizada.

¿Qué ofrecía Rusticae a los hoteles que se acogían a la marca?

Queríamos que fuera como un paraguas para promoción, comercialización y reducción de costes. Compartir experiencias, crear una comunidad de alojamiento con intereses comunes, que se sientan iguales, aunque uno sea un molino y el otro un palacio...

¿Cómo fue el proceso hasta que el proyecto fue una realidad?

Fue un proceso muy lento. Nosotras creamos la sociedad con lo que habíamos ahorrado durante la gestión del hotel, que eran 6.000 euros de ahora. Estamos hablando de crear una red de hoteles y sin tener uno solo adscrito a esa marca. Todos te decían “bueno, a ver cómo va y ya decido”, fue horrible. Estuvimos cuatro años que fueron la travesía del desierto. Es lo que tiene el emprendimiento, éramos muy jóvenes, no teníamos nada que perder y creíamos en el proyecto.

¿Cómo gestionaron esa árida travesía?

No teníamos ni un duro. Como te he dicho, invertimos nuestros ahorros en crear la sociedad. No te creas que nuestros padres nos dieron nada. Así que yo me puse a trabajar durante varios años en el café El Nuncio, los fines de semana y un día entre semana. Creíamos en el proyecto así que todo lo dábamos por bueno.

¿Qué mínimos tiene que cumplir un hotel con encanto para formar parte de Rusticae?

Tiene que ser un hotel o una casa. También hemos incluido casas que se alquilan completas, con encanto, y con esta palabra nos referimos a que la decoración sea exquisita, la ubicación, la filosofía del hotelero... Nosotros visitamos los alojamientos y miramos todo. Desde los colchones, hasta ropa de cama, los desayunos... Hay muchos criterios que pueden ser subjetivos, como la decoración, pero bueno, son nuestros criterios.

La filosofía del hotelero es un gran requisito y no siempre fácil de detectar...

Para nosotros es fundamental. El hotel y la decoración puede ser maravillosa, pero eso tiene que ir acompañado de cómo es el hotelero, su filosofía y su actitud hacia el cliente, lo que ofrece y cómo lo ofrece, y eso sólo se sabe hablando con el hotelero. Respeto al cliente y respeto a la naturaleza.

Estos hoteles con encanto han entrado en la dinámica de “salvar la naturaleza”, pero ¿es un objetivo real?

Sí, sí. Ahora mismo hemos creado un sello que se llama Turismo Responsable Rusticae. Es un sello muy simpático, no se trata de transmitir amargura ante la necesaria implantación urgente de la sostenibilidad, sino de transmitir la idea de viajar con respeto. Este sello ya lo ostentan 65 hoteles que cumplen con seis de los once parámetros que nosotros hemos establecido para la sostenibilidad. Aunque tengo que decir que, si son tres patas sobre las que se apoya la sostenibilidad, todos nuestros hoteles cumplen con dos de ellas con creces; además de su ubicación, contratan a personas del entorno rural donde están situados, cuidan su entorno, mueven la economía local, utilizan productos de cercanía...

¿Qué perfil tienen sus clientes?

Bueno, el precio medio de los hoteles es de 135 euros la noche, incluido desayuno. Esto te criba el tipo de cliente en cuanto a poder adquisitivo. La edad oscila entre los 30 y los 55 años y suelen ser las mujeres las que deciden el destino.

Los hoteles con encanto, muchos de ellos ubicados en la España vaciada. ¿Hacen de bisagra con la economía local?

Totalmente. Cualquier cliente que llegue a uno de los hoteles de Rusticae va a tener toda la información necesaria para visitar bodegas, centros de artesanía, mercadillos, almazaras, queserías, restaurantes, repostería local, visitas turísticas, museos locales, senderismo... Esto también forma parte de la sostenibilidad y de la filosofía del hotelero que te decía antes. Son los mejores embajadores de su zona, crean territorio.

¿Vive la empresa un momento dulce?

Sí, sí, es más, justo después de la pandemia hay hoteles que han superado todas las expectativas debido a que como no se podía salir fuera, el turismo nacional se volcó y llenó los hoteles y han podido resurgir. Ahora mismo tienen niveles de ocupación alta, un poco más que antes de la pandemia. Es el turismo que mejor se ha recuperado, la gente quiere sitios pequeños, lugares abiertos en plena naturaleza, sitios seguros. Es un turismo para quedarse y es muy respetuoso con el medio ambiente.

¿Hay un incremento por la valoración del cuidado de la naturaleza, medio ambiente...?

Sí, ahora mismo hay encuestas en el que un 70% de los potenciales clientes le afecta el hecho de que un hotel sea ecosostenible o con filosofía responsable.

Acogen sobre todo a clientes nacionales, ¿no?

Sí, aunque llevamos 25 años, nuestra labor de promoción en el extranjero no ha sido muy intensa, ya que, y esta es la verdad, es muy costoso hacerlo. Pero, aun así, hay hoteles en lugares muy turísticos, como Granada, Sevilla o Córdoba que sí tienen muchos clientes extranjeros. En la pandemia y después con la guerra de Ucrania se han resentido un poco más que los hoteles en los que su clientela es mayoritariamente nacional. Aunque tengo que decir que todos tienen clientes internacionales.

¿En algún país europeo existe una versión de Rusticae?

En Francia está bastante desarrollado, en Alemania no hay apenas nada. En Italia hay un mercado libre y aunque hay muchísimos alojamientos que podrían ser como los nuestros de Rusticae, no hay una marca que los englobe. Nosotros estamos muy centrados en España y Portugal que hay alojamientos maravillosos, aunque me encantaría estar en Italia.

Y de cara a mañana y pasado ¿qué proyectos tiene?

Varios. Mi proyecto más personal es girar hacia una plataforma de entretenimiento, es decir, que la promoción de nuestros hoteles sea través de un formato video trailer, los podcast que te decía antes que ya no son un proyecto, sino una realidad. El ‘life streaming’, es decir, que se pueda ver en directo lo que se está cocinando en un hotel o arreglando el jardín, ordeñando las vacas y conseguir que el cliente vea en directo lo que pasa en ese hotel. Algo vivo, personal y real. Son formatos ligeros y dinámicos.

Algo que se valora muchísimo es el empezar el día con un buen desayuno, porque estando de vacaciones hay tiempo para disfrutarlo.

En todos los hoteles se dan desayunos y se esmeran, no sólo en el servicio y presentación, sino en la variedad y, aunque cada uno de ellos tiene una personalidad diferente, apuestan por tener siempre elaboraciones caseras de repostería, frutas frescas, zumos, quesos de la zona, pan fresco... Todo lo preparan con mucho mimo. Es una forma maravillosa de empezar el día.

Siempre surge la duda si en este tipo de hoteles se ofrecen comidas y cenas.

Todos ofrecen desayuno y se cuidan muchísimo. No suelen servir comidas porque el cliente sale a realizar excursiones u otras actividades, pero sí dan cenas. Elaboran su cocina acorde con la zona, con productos locales y con recetas apegadas a la tierra. Hay un caso, en el Hotel Aguas de Villaharta, que hace una cocina de herencia andalusí que incluso ha ganado algún premio. Hay algunos que tienen una pequeña carta, otros una oferta cerrada, otros más sofisticados...

Fíjate si le damos importancia a la mesa que en nuestra web hay un apartado especial dedicado a hoteles gastronómicos. La oferta gastronómica es amplia y variada y viene marcada por la personalidad y el espíritu del hotelero y de lo que quiere transmitir a través de la comida. En definitiva, cada hotel es diferente y siempre con el interés de que el cliente esté a gusto y disfrute de su estancia.

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