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Opinión

Redacción Capital

Y ahora, ¿qué hacemos con las corbatas?

"Lo que es más sorprendente es que todo el esfuerzo recaiga siempre del lado de los negocios y las empresas"

Según la Oficina europea de Estadística Eurostat, el gasto que realizan los comercios y las Administraciones Públicas en energía supone apenas el 13% del total. Esto, llevado al terreno de las medidas aprobadas el pasado jueves en el Congreso, llama la atención por la importancia que tiene el comercio en la tan necesaria reactivación del consumo, algo que no va a ser fácil teniendo en cuenta los niveles de inflación en que nos movemos.

No es la primera vez que se adoptan medidas ausentes de una evaluación previa del impacto real, o, lo que es lo mismo, no se deben adoptar decisiones que no estén avaladas por números. Según los mismos datos, la mayor concentración del consumo energético está en la industria y es ahí donde me quiero detener brevemente, para llamar la atención sobre la importancia que tiene en la actualidad mantener e impulsar nuestra actividad industrial. No solo para generar empleo, sino para recuperar una senda positiva de PIB, por lo que nos encontramos realmente ante una nueva regulación “placebo” y cuya imagen de marketing es “quítense la corbata”.

Es cierto que en ocasiones hay que adoptar decisiones difíciles, como puede ser en los momentos actuales, pero lo que es más sorprendente es que todo el esfuerzo recaiga siempre del lado de los negocios y las empresas. La inflación va a provocar verdaderos estragos en el tejido empresarial, y, en cambio, las arcas de la Administración van a disponer de mayores ingresos que nunca provocado por el impacto de esta subida de precios en los impuestos. ¿Y no deberíamos imitar a Alemania y bajar los impuestos, precisamente para que la industria pueda asumir los costes energéticos?

Nuestro escenario próximo es de alto riesgo, con una inflación disparada y una economía recesiva, y con una guerra en Ucrania, que en 4 o 5 semanas con la llegada del invierno va a provocar casi con toda probabilidad un estancamiento o lo que es lo mismo, un recrudecimiento del impacto del coste energético.

Sin embargo, lo más inquietante es no saber a dónde vamos, o a dónde nos quieren llevar en un año casi preelectoral. Lo que estamos viendo es que en España se está configurando una nueva estructura de economía, que, sin entrar en muchos juicios de valor, pivota más sobre el concepto reparto de riqueza que sobre algo que, a mi juicio, me parece imprescindible para un país, como es la creación de riqueza.

La carrera hacia las próximas elecciones se ha iniciado, probablemente mañana mismo, 1 de septiembre, y las cartas están repartidas. Ya no hay caretas (ni algunos, corbatas), comienza el sprint, eso sí, ahora también vamos a estar segregados por los que tienen corbata y los que no. El caso es confrontar.

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