Maharajá, aunque en castellano se suele escribir como ‘marajá’, es el título empleado por los antiguos monarcas de La India. Este ‘Príncipe de la India’ se caracterizaba por su poder y riqueza. Una riqueza que puede verse reflejada en múltiples elementos, pero, sobre todo, en sus palacios.
En el caso de Jodhpur, segunda ciudad más grande del estado de Rajastán por detrás de Jaipur, la realeza de esa ciudad decidió edificar a comienzos del siglo XX el palacio Umaid Bhawan. Esta residencia real, construida en piedra arenisca -obteniendo así el color dorado que tanto caracteriza a las construcciones de Rajastán- cuenta con 347 habitaciones, siendo la sexta residencia privada más grande del mundo. Completando la formidable estructura, 10,5 hectáreas de jardines, estanques y piscinas convierten este palacio en un oasis único dentro de la zona más árida de La India.
Actualmente, el palacio está dividido en tres zonas: la residencia privada del actual maharajá de Jodhpur (nieto del fundador), el exclusivo Museo Champagne Walk (en el que se puede disfrutar de una formidable colección de piezas victorianas pertenecientes a la familia real) y, por último, el gran hotel. Su fama se vio incrementada en 2018, tras ser la sede elegida por el cantante Nick Jonas y la actriz india Priyanka Chopra para celebrar su boda.
El último gran palacio
El último de los grandes palacios de La India ofrece en la actualidad 70 impresionantes habitaciones y suites de estilo Art Deco en su hotel, con unas vistas privilegiadas de Jodhpur gracias a su ubicación en la cima de Chittar Hill, el punto más alto de la ciudad.
Cada uno de los huéspedes que decide hospedarse en el palacio puede disfrutar de una auténtica experiencia de maharajá. Todas las habitaciones destacan por sus grandes medidas, contando con sala de estar, habitación, baño y, en algunos casos, comedor y bar oculto. Algunos de estos dormitorios fueron utilizados en su momento por la propia familia real, como el caso de la suite Maharaja. Dentro de las salas, la riqueza del mobiliario, tapices y pinturas trasladan al huésped a la nobleza india del siglo XX. Un descanso de reyes que se completa con las formidables vistas a los jardines y la oferta gastronómica del hotel.
Más allá de un hotel
El palacio no limita su oferta a los servicios de un hotel convencional. Además de las visitas al museo, los huéspedes pueden disfrutar de múltiples actividades dentro del recinto. Desde mitigar el calor en la piscina subterránea o recargar los sentidos en el Jiva Spa, hasta actividades deportivas como tenis, bádminton, Pin pon o clases de equitación.
Y para los más aventureros, visitas guiadas por las ciudades de Jodhpur y Jaipur, safaris por el desierto y experiencias culturales de la zona, tales como bailes regionales y visitas a fábricas locales de alfombras y especias.
Disfrutar de la auténtica gastronomía
Como remate final a esta experiencia de maharajá, nadie puede abandonar el palacio sin disfrutar de una autentica comida india en el restaurante Risala. Almorzar en los jardines probando unas sabrosas Samosa con los pavos reales custodiando la velada; observar cómo el palacio adquiere su inigualable color dorado con los últimos rayos de sol al atardecer mientras se degusta el emblemático pollo Tikka Masala o culminar el día tomando una copa en el Trophy Bar acompañado jalebis como acompañante, convierten a este palacio en un oasis único dentro del desierto de Rajastán. Uno de los grandes tesoros dorados en el corazón de La India, capaz de ofrecer una experiencia de reyes a todos aquellos que deciden visitarlo.
