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Empresas

Alfons Cornella: “Las empresas tienen que superar la idea de que ya hacen bien las cosas”

Por María Nogales

Entrevista al consultor de innovación Alfons Cornellá acerca de las virtudes de un buen líder, así como de los cambios que ha sufrido esa figura en los últimos años

Las empresas apuestan cada vez más por el liderazgo y este, como todo, también evoluciona en consonancia a los avances que revolucionan los espacios de trabajo. Ahora, la pregunta gira en torno a cómo serán los líderes del futuro, teniendo en cuenta que las compañías se adaptan cada día a los numerosos cambios que la innovación ha traído consigo. En este contexto, Capital habla con Alfons Cornella, presidente del Institute of Next y consultor de innovación sobre el futuro de las empresas y de aquellos que lideran sus organizaciones.

El liderazgo y la confianza son dos pilares esenciales en el buen funcionamiento de las empresas. ¿Cómo debe ser en la actualidad un buen líder?

Un líder auténtico, atrevido, valiente, humilde, resolutivo, abierto a la tecnología, que sepa conectar a su organización con otras con las que crear más valor y, sobre todo, que sepa multiplicar el talento de sus equipos para responder mejor a las necesidades de sus clientes. Es lo que denominamos Edgers.

¿Y qué características deben tener los líderes del futuro?

Los líderes del futuro deberán ser Edgers. Y estos deberán tener unos atributos diferenciales, entre los que destacamos siete: son rebeldes, audaces, multiplicadores, conectores, tecnoabiertos, resolutivos y curiosos. En síntesis, se atreven a poner en cuestión lo que hoy hacen sus empresas, definen un nuevo proyecto o modelo y lo llevan a la realidad, gracias al talento de sus equipos, a un ecosistema de organizaciones externas con las que se relacionan y, en especial, al uso inteligente de la tecnología para definir propuestas de valor que tengan éxito en el mercado.

Dada su experiencia en el sector empresarial, ¿qué tendencias considera que serán las más destacadas a corto y medio plazo?

Para mí la más importante es que la tecnología dejará de ser vista como una mera “caja de herramientas” para serlo como un “motor de cambio”. O sea, no hay que esperar a ir a buscar una tecnología para resolver un problema que tenemos, sino que hay que saber “leer” cómo una tecnología cambiará nuestro negocio, antes de que se convierta en “mainstream”.

A largo plazo, la gran oportunidad está en aprovechar la tecnología para responder mejor a las necesidades de las personas, de una forma que sea sostenible para el planeta. La tendencia más destacada, por tanto, no tiene un “nombre propio”, como la IA, sino que es una actitud abierta y decidida para aprovechar la tecnología para ser más eficiente y crear más valor.

¿Y sobre qué valores deben forjarse las empresas actualmente para alcanzar sus objetivos?

Las empresas tienen que superar la idea de que ya hacen bien las cosas, y que un futuro en que ya no funcionen está muy lejos. El futuro va muy rápido, y pensar en él para prepararse no es un lujo. Los nuevos valores tienen que ver con la convicción de que nada es permanente, y de que saberse adaptar dinámicamente a los cambios es imprescindible.

Las empresas deben construirse sobre cómo generar constantemente valor de más “calidad” a sus clientes, siendo coherentes con un sistema de valores y propósitos, que van más allá del mero negocio, y que tiene especialmente en cuenta la sostenibilidad y la dignidad de las personas.

La reputación empresarial y la imagen que se proyecta en la sociedad cada vez cobra más importancia. ¿Cómo deben prepararse las empresas en este sentido?

La palabra fundamental es “coherencia”. Como dijo Charles Handy hace décadas, una empresa no es una organización para “hacer dinero” sino una organización para “conseguir un objetivo” y, para ello, es útil hacer dinero. Hay empresas que sólo fabrican “productos” (o servicios), y que su enfoque es producir (conseguir outputs), de la manera más productiva posible. Pero otras están orientadas a satisfacer necesidades de las personas con mejores soluciones (generar outcomes).

En mi opinión, será difícil mantener un crecimiento sostenible en una empresa si solo se enfoca al crecimiento en outputs (facturación) en lugar de en outcomes (soluciones). Hay empresas que siguen creyendo en un camino de producción sin valores. Yo dudo que esto sea sostenible en el tiempo.

Además, estamos en un momento en el que la figura empresarial y la del empresario está sufriendo diversos ataques de numerosos frentes. ¿Cómo debe gestionarse la reputación ante esta situación? ¿Y a nivel interno?

El empresario es una figura fundamental en la sociedad. Tiene una visión, organiza los equipos para cumplirla, toma riesgos, y avanza adaptándose. Por todo ello, tiene una responsabilidad, y no solo ante sus accionistas, sino ante todos sus equipos y ante la sociedad. No se trata de “gestionar” la reputación sino de tenerla, de ganársela cada día. Es posible que a corto plazo uno pueda parecer reputable sin serlo, pero a medio y largo plazo, uno no puede mantener su reputación desde la falsedad.

La revolución digital parece haber llegado para quedarse. ¿Cree que estos avances son un aliado para las compañías? ¿Y para el factor humano de las empresas?

No solo la revolución digital. Lo relevante es la tecnología en general, no solo la digital. La tecnología es un motor de cambio, y es fundamental para poder responder a las nuevas necesidades de las personas. La tecnología es un aliado de esos profesionales que llevan a sus organizaciones “a la frontera”. La tecnología permite a las empresas ser más eficientes en los outputs y también más diferenciales en los outcomes. Las empresas pueden con ello responder mejor a las necesidades de las personas.

Y, claro está, para ello movilizan equipos que aportan su talento. Es cierto que las tecnologías podrán ir sustituyendo trabajos rutinarios, pero debemos apostar porque las personas puedan trabajar y vivir dignamente sin tener que hacer trabajos que pueda hacer una máquina. Pero el trayecto hasta que llegue esta promesa de trabajos humanos más dignos para todos, gracias a la tecnología, el trayecto no será nada fácil. Es otra oportunidad para los líderes coherentes que hemos llamado Edgers: construir valor para los clientes y las personas gracias a las ideas y las tecnologías.

¿Cómo ha evolucionado la gestión de personas con la llegada de la revolución tecnológica?

Primero, nos hemos enfocado en darles herramientas para mejorar la productividad, para optimizar procesos y ser más eficientes en los procesos. Para trabajar de forma más coordinada, y para multiplicar las capacidades individuales de los profesionales. En el medio plazo, la oportunidad está en aumentar la capacidad de cada profesional aportándole la tecnología que le permita hacer mejor su trabajo, sacando el máximo partido de su talento.

O sea, la evolución va desde la tentación de la sustitución de personas por tecnología, a la aumentación de sus capacidades gracias a la tecnología. En este sentido, en el medio y largo plazo soy optimista, y creo que hay grandes oportunidades para el desarrollo de profesionales gracias a las tecnologías.

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