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Por Javier Nogales, consultor tecnológico en Quint  ¿Es posible hoy en día imaginarse una sociedad sin nuevos automóviles? ¿sin tablets? ¿sin videoconsolas? Parece más bien una novela de ciencia ficción donde se describe un mundo distópico sin tecnología, pero resulta que es una foto de lo que nos espera estas Navidades. Después de meses con escasez de microchips, necesarios para la construcción de éstos y otros productos como electrodomésticos, televisores, calculadoras o home assistants, por citar solo algunos, nos asomamos a una realidad no vivida nunca antes.    Según la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (AFNAC), la matriculación de vehículos descendió en noviembre un 12,3% respecto a 2020 y hay unos 120.000 pedidos en los concesionarios españoles que no se están pudiendo atender. Este sector está viendo recrudecida la actual crisis a consecuencia de la falta del abastecimiento de este pequeño material. Más aún, teniendo en cuenta que el mercado automovilístico está cada vez más conectado y cuenta con un componente más tecnológico.  Pero este es tan solo un ejemplo de las múltiples consecuencias derivadas de la escasez de este codiciado artilugio en plena campaña navideña, ya que su carencia hará que cobre más protagonismo, si cabe, de cara a la alta demanda de regalos, como videoconsolas u otros dispositivos inteligentes, que dependen de manera directa del suministro de este componente. Ejemplo de ello es el anuncio, por parte de Nintendo de una más que probable reducción -de hasta un 20%- de una de sus consolas insignia. El auge del “ocio digital”, la generalización del teletrabajo y el efecto de la globalización en las estrategias de externalización a terceros países son factores que nos sitúan en una tormenta perfecta.   El motivo no es otro que la producción de estos materiales, que se aglutina fuera de nuestras fronteras. En…