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Apoyar la industria de Defensa, ahora o nunca

“Si somos capaces de desarrollar alta tecnología alrededor de la industria de Defensa, seremos resistentes a las adversidades”  La guerra de Ucrania ha cambiado de manera radical la percepción que hasta hace muy poco teníamos de la seguridad y de la defensa como país. Nos ha abierto los ojos casi de un día para otro a una nueva realidad con la que ya estamos conviviendo diariamente. La crisis económica derivada de la guerra es solo una consecuencia de un nuevo escenario que está aquí, desgraciadamente, para quedarse mucho tiempo, ahora que ya se ha sobrepasado el año del cruel conflicto desencadenado por Rusia.  Nos hemos dado cuenta de que hay que estar preparados a todos los niveles si queremos preservar nuestro modelo de vida, nuestras libertades, nuestra sociedad y la forma en la que hemos vivido durante los últimos años. La amenaza ya no está en oscuros confines, en continentes alejados, la guerra se libra en el corazón de Europa, a menos de 4.000 kilómetros de nuestras casas.  Pero de todas las crisis siempre se pueden generar enormes oportunidades. Y este cambio de sensibilidad hacia la industria de Defensa nos debe ayudar a cambiar nuestro modelo productivo e industrial. Por lo pronto, el presupuesto militar para 2023 asciende a 12.825 millones de euros, un 25,8 % más respecto al año anterior, el 1,2 % del Producto Interior Bruto (PIB). Y con el compromiso de situarlo en el 2 % del PIB en 2029, para llegar al 3 % como muchos de nuestros vecinos en un futuro no muy lejano.  ¿De qué estamos hablando cuando proponemos un nuevo posicionamiento de país? Para empezar, no estamos haciendo apología de las armas o de la militarización de España de arriba abajo, y unos pocos datos nos permiten ilustrar la aportación que una industria…