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Bankia

La banca quiere recuperar la confianza

un 14% más que en el mismo periodo del año anterior. “La evolución de los balances ha sido positiva durante 2015”, destaca Paula Papp, analista de banca de AFI. Cierto que se atisba una recuperación tras una travesía por aguas turbulentas. No menos evidente es que lo hace en una economía que comienza a reorientar su rumbo. Y que hay un entorno de bajos tipos de interés fruto de políticas monetarias expansivas, así como una regulación y una supervisión cada vez más exigentes. Al estar los tipos bajos, el negocio bancario minorista sufre. Es difícil sacarle rendimiento. “El margen básico crece más por el abaratamiento del pasivo que por el incremento de los ingresos típicos de la actividad bancaria que realmente sigue sin despegar, sin ritmo de crucero”, matiza Francisco Isidro, profesor de Finanzas de Esic. Por eso recurren al carry trade, a invertir en financiación en deuda pública. “El entorno sigue siendo complejo, pero mejor que hace un año. Las incertidumbres se van disipando y de lo que se trata ahora es de mantener ese tono de mejora y despejar las potenciales fuentes de inseguridad”, aseguró José María Roldán, presidente de la Asociación Española de Banca (AEB) en un encuentro financiero. Y es que la reestructuración ha sido de órdago: entre 2008 y 2014 se han llevado a cabo provisiones por 290.000 millones de euros (alrededor del 27% del PIB). “Después de los fuertes saneamientos de años atrás, se aprecia también una mejora en la cuenta de resultados por el descenso de las provisiones”, indica Francisco Isidro. Es decir, que ya no entran créditos en mora tan rápidamente, aunque sigue siendo un lastre importante. También se han cerrado 14.000 oficinas y se han rebajado las plantillas en un 27% durante la tempestad. “Los nuevos créditos son superiores a los…
lofts– y empezó a generar otro tipo de problemas: “No pagaba a los proveedores ni tampoco puso nunca un euro de la cuota de comunidad y ahora arrastra una deuda de 600.000 euros”, añade. Juan decidió pasar a la acción y desde diciembre de 2009 es el presidente de la comunidad de propietarios. En este tiempo, se han tenido que incrementar un 30% la cuotas de comunidad y poner 60.000 euros para poder echar a andar. Ahora, la promotora está en concurso de acreedores y hasta que el juicio no acabe no podrá reclamar al pool de bancos –son varias entidades las que financiaron la promoción– esas cuotas impagadas.  Pero lo peor es que la pesadilla no habrá terminado, porque sabe que cuando los bancos tomen las riendas comenzará otra batalla. Como la suya, cada vez más comunidades de vecinos tienen que lidiar con un nuevo perfil de caseros: los bancos. Tras el estallido de la burbuja inmobiliaria, las entidades financieras españolas no sólo han visto contaminados sus balances por culpa del ladrillo sino que, además, se han convertido de la noche a la mañana en propietarios de miles de inmuebles de los que se tienen que encargar hasta que consigan vender. Por desahucios o quiebras, los inmuebles han cambiado de manos y, en su nuevo papel, las entidades deben pagar las cuotas de comunidad e impuestos como el IBI, ponerse en comunicación los proveedores de la luz y el agua, reparar posibles daños...  Un negocio al que no están habituados y que, como reconoce Javier Sieyro, director de Procedimientos y Ventas de la Unidad de Gestión de Activos Singulares de NCG Banco, “supone un dolor de cabeza y no es un plato de buen gusto. Implica perder dinero, problemas y una necesidad de gestión". La suya es una de…