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Las nubes negras que pueden adelantar una desaceleración de la economía

Cifras positivas se intercalan con otras menos buenas que anticipan el fin de una etapa de crecimiento de la economía española Simplificar en exceso lleva el razonamiento al blanco y al negro, colores que nunca explican del todo la realidad. El mundo se mueve mucho en el gris, la mezcla de esos dos colores. A los destellos blancos que presenta el crecimiento de la economía del primer trimestre se pueden añadir varias nubes negras que reflejan cierta pérdida del empuje conseguido tras la pandemia. En primer lugar, se puede hablar de los datos del INE que confirmaron el crecimiento del 0,6% del primer trimestre del PIB. Esas mismas cifras reflejan que el consumo de los hogares se contrae un 1,3%. En este momento, la inversión y las exportaciones sostienen la economía y compensan el agotamiento de los hogares ante las continuas subidas de precios. Esa caída del consumo es la segunda consecutiva, tras la que sufrió en el último trimestre de 2022. Se trata de un dato a tener en cuenta, tras año y medio en el que la inflación ha hecho mella en la capacidad de gasto de los hogares. De hecho, que el consumo se reduzca en dos trimestres consecutivos es algo que no ocurría desde el primer trimestre de 2021. Esos indicadores son muestra de que el bolsillo de los españoles se empieza a resentir. También se observa eso en la firma de hipotecas sobre viviendas. En abril, las hipotecas sobre viviendas disminuyeron un 18,3% con respecto al mismo mes del año anterior. Si se compara abril con marzo, el retroceso es aún mayor, del 25%. Con 27.053 préstamos en todo el mes, se trata de la cifra más baja desde diciembre de 2020, según los datos del INE. Hay más datos que alertan de ese enfriamiento.…
Según el Banco de España, dos tercios del crecimiento reciente de nuestra economía se han debido a unos vientos de cola favorables: precios del petróleo y tipos de interés a niveles mínimos que hacían la vida más fácil a empresas y consumidores, bajos tipos de cambio que alientan las exportaciones y limitan las importaciones … Pero esos vientos favorables están dejando de soplar: los precios del petróleo han subido, los tipos de interés lo harán en no mucho tiempo, el euro no está a un cambio tan beneficioso… El propio Banco de España ha pronosticado un aumento del 1% del PIB a largo plazo para la economía de nuestro país. “Ese crecimiento tan exiguo llevará a un estancamiento de nuestros estándares de vida si no hay reformas. Pero aquí no se reforma nada, mucho menos pensando en el largo plazo”, afirma el economista Juan Ramón Rallo, director del Instituto Juan de Mariana. La necesidad de continuar con las reformas estructurales se antoja clave; más aún cuando empiezan a verse algunos síntomas de menor crecimiento en nuestra economía. “Los últimos datos muestran una cierta ralentización de nuestro crecimiento económico. No es muy gravosa. No son los datos de una recesión. No estamos en una etapa remotamente similar a la de años anteriores. No veo grandes desequilibrios en la economía española. Pero indican que hay una cierta ralentización”, apunta Rallo. “Afortunadamente parece que, de momento, no está afectando a la creación de empleo, pero las exportaciones no son tan competitivas como solían. Si prosiguen estas tendencias, habrá un menor crecimiento”, añade. De hecho, los datos sobre el mercado de trabajo aparecidos posteriormente a estas declaraciones muestran algunas señales de alerta. La patronal de empresas de trabajo temporal y agencias de empleo (ASEMPLEO) las vio con claridad en las estadísticas de julio: “Los…