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economía circular

La economía circular llega al terreno de la solidaridad

La Asociación Dr. Jaime Campos-Castelló tiene como objetivo la inclusión de personas con discapacidad intelectual por medio de la economía circular Un modelo en el que todos ganan pero que, además, es solidario e inclusivo. Así es la propuesta hecha por la Asociación Dr. Jaime Campos-Castelló, cuyo objetivo es apoyar proyectos de inclusión a personas con discapacidad intelectual por medio de la economía circular. La asociación surge en memoria del doctor Jaime Campos-Castelló, que fue un referente nacional e internacional en el mundo de la neurología. "Mi padre falleció en 2015, y en su familia queríamos hacer algo en su memoria", relata a Capital su hijo, Yago Campos, presidente de la recién instaurada asociación. Además, Yago es padre de una niña con síndrome de Down. "De esta manera, el objeto de la iniciativa es hacer algo en su memoria y en favor de las personas con discapacidad intelectual", continúa. "Todo el mundo habla de integración, pero nos solemos ir por la parte laboral. Eso son solo ocho horas al día. La integración e independencia de estas personas va mucho más allá. Quedan otras 16 horas diarias, más sábados y domingos, en los que hay que comer, vestirse, desplazarse, ir a la compra... Y creemos que contribuir a la vida independiente de estas personas, que es lo que se intenta con los pisos tutelados o de entrenamiento, es un buen complemento al esfuerzo que se está haciendo en vida laboral", explica el presidente de la asociación. La iniciativa no tiene pisos tutelados propios, sino que ayuda económicamente a terceras entidades que ya los tienen. "Un piso tutelado de entrenamiento requiere de unas instalaciones y de unos profesionales que nosotros no tenemos", señala Campos. "Y, cuando digo nosotros, me refiero a un conjunto de padres que tenemos otros oficios y que esto…
Celina Tamagnini y Luis Ribó, cofundadores de Circoolar, abordan junto a Capital la situación de la industria textil laboral y su posible vinculación al universo ecologista. En un panorama donde la filosofía Green cobra más relevancia, el tejido empresarial no puede sino seguir los pasos marcados: "Las empresas están apostando por la sostenibilidad con la necesidad y el objetivo de pasar del "bla-bla" al hacer", explica Ribó. Con la mirada puesta en "un presente mejor", la iniciativa pretende ofrecer esta "etiqueta verde" al uniforme propio, un elemento más que cotidiano en multitud de organizaciones. "No somos una empresa de reciclaje, sino una empresa textil que trabaja productos reciclados", añade Tamagnini. Cuando los uniformes llegan al final de su vida útil, Circoolar recoge las prendas que después transformará en un nuevo producto. Al partir de la eliminación de esta clase de residuos, el ciclo es completo. Por su parte, Ribó cree que la pandemia ha acelerado los criterios de sostenibilidad: las empresas son aún más conscientes de su impacto negativo y han colocado el cuidado medioambiental en el centro, "un factor estratégico". En este contexto, la Responsabilidad Social Corporativa tiene un papel imprescindible. Si todas las empresas que usan uniforme optasen por alternativas como esta, ¿cuánta huella medioambiental evitaríamos? Según explica la start-up, el factor ecologista ha sido determinante en su fundación. "Sin pandemia, a lo mejor el cliente que nos compró mascarillas, nos hubiera comprado delantales o camisetas", explica Tamagnini. El contexto, en este caso, ha influido más en el producto que en el enfoque empresarial. En pleno confinamiento, con un gran número de empresas cerradas temporalmente, la uniformidad desaparece. Pero "aparecen nuevas necesidades de protección, de seguridad, nuevas normativas...", para Ribó, conjugar el contexto sociosanitario con la misión y los valores de su empresa fue la clave del éxito.…