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Enfermedades provocadas por el estrés y cómo prevenirlas

En nuestra sociedad contemporánea, el estrés ha surgido como un compañero constante. Esta respuesta tanto física como mental a estímulos externos, a menudo vista como un motivador para alcanzar objetivos, puede volverse un problema serio cuando es persistente y sin control. El estrés, aunque en ocasiones puede actuar como un catalizador para alcanzar nuestras metas, cuando es persistente puede derivar en serias complicaciones de salud. Desde el más común dolor de cuello hasta condiciones más graves como la hipertensión o la diabetes, es vital reconocer sus síntomas y aprender a gestionarlo. Conociendo al enemigo, el estrés Definido como la reacción del cuerpo ante cualquier demanda o desafío, el estrés puede surgir de cualquier situación o pensamiento que haga sentir a uno frustrado, furioso o nervioso. En pequeñas dosis, puede ayudarnos a enfrentar situaciones difíciles al activar nuestra respuesta de lucha o huida. Pero, cuando se vuelve crónico, puede desencadenar varios problemas de salud. Lo primero para identificarlo es saber diferenciar los tipos que hay: Estrés agudo: es una respuesta inmediata a un desafío o amenaza, y suele ser de corta duración. Estrés agudo episódico: aparece con mayor frecuencia y está asociado a preocupaciones constantes sobre eventos que pueden o no ocurrir. Estrés crónico: prolongado y constante, este tip puede ser dañino y surgir cuando no se encuentra una solución a largo plazo para el estrés agudo. A nivel físico, puede manifestarse con sudoración excesiva, tensión muscular, problemas gastrointestinales, entre otros. Emocionalmente, puede traducirse en ansiedad, depresión, irritabilidad y otros problemas de comportamiento. Enfermedades asociadas al estrés Hipertensión Conocida comúnmente como presión arterial alta, ocurre cuando la fuerza de la sangre contra las paredes de las arterias es demasiado alta de forma constante. El estrés es un factor que contribuye a la hipertensión al causar una liberación temporal de hormonas que…
El síndrome de ojo seco empeora en verano por el uso y abuso de los aires acondicionados al tratarse, entre otras causas, de un factor ambiental que provoca la evaporación de la lágrima del ojo. Se estima que 5 millones de españoles se ve afectado por esta irregularidad que hace que el ojo produzca una cantidad insuficiente de lágrimas. Es más prevalente en mujeres ya que se asocia a los cambios hormonales. En HLA Universitario Moncloa disponen de tratamientos específicos para esta dolencia como la luz pulsada. Alrededor de cinco millones de españoles se ve afectado por una irregularidad que hace que el ojo produzca una cantidad insuficiente de lágrimas. Debido a múltiples factores, la lágrima se evapora muy rápido y no protege al globo ocular como debiera, en un fenómeno que se conoce como síndrome del ojo seco (SOS) y que distintos estudios establecen que sufre el 60% de la población mayor de 45 años y el 80% mayor de 60. Una molestia muy habitual en esta época estival por el uso de los aires acondicionados al tratarse, entre otras causas, de un factor ambiental que provoca en gran cantidad la evaporación de la lágrima del ojo, según explican los especialistas. Ocurre también cuando nos exponemos a la luz de las pantallas de ordenadores y dispositivos móviles debido a los nuevos estilos de vida cada vez más digitalizados y que obligan a fijar la vista más cerca sin apenas parpadear, lo que hace que la sequedad sea mayor. Según explica el Dr. Enrique Artiaga, director médico de la unidad de oftalmología (Oftalvist) de HLA Universitario Moncloa “el ojo seco además es una patología más frecuente en mujeres ya que se asocia a los cambios hormonales. Esto sucede con la menopausia al producirse alteraciones en el epitelio de la superficie…