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A España no le gustan los envíos ultrarrápidos: crónica de un fracaso

Las empresas de envíos ultrarrápidos como Gorillas o GoPuff evidencian el fracaso de este sector, con Getir como el último ejemplo de una burbuja que ha terminado estallando En el año 2021, las compañías de envíos ultrarrápidos aterrizaron en las grandes capitales del mundo con un objetivo: garantizar las entregas a sus clientes en menos de quince minutos. Bajo esta vitola abrieron sus sedes en España negocios como Gorillas o GoPuff, al calor del auge del ecommerce en un mundo en pandemia. Aunque si hay una empresa que creció como la espuma en muy poco tiempo, esa fue Getir. De la noche a la mañana, nos acostumbramos a ver sus vehículos de reparto ultrarrápido por las calles de las grandes ciudades del país. Sin embargo, el año 2023 ha supuesto el ocaso de todas ellas. La burbuja del mercado Tras entrar por la puerta grande, esta clase de negocios parecía haber llegado para quedarse. En 2021, por ejemplo, la startup alemana Gorillas, considerada como un unicornio, aterrizó en Madrid y Barcelona. Recordemos que un unicornio es como se le denomina a las empresas que alcanzan un valor de mercado de más de 1.000 millones de dólares en muy poco tiempo, normalmente menos de un año. En este caso fueron solo diez los meses que necesitó la compañía teutona para adquirir este apelativo en su currículum de negocio. En ese tiempo, la empresa germana se expande por todo el mundo, instalándose en ciudades como Berlín, Múnich, París, Ámsterdam, Londres y Nueva York. Durante este periodo se contratan más de 2.000 trabajadores y se abren más de un centenar de centros por todo el planeta. Estos almacenes son conocidos popularmente como dark stores, llamados también supermercados fantasma en español. Estas bodegas de alimentos no funcionan como una tienda física, sino que son…
La compañía cuenta con nueva solución logística para los envíos que requieren un transporte a temperatura controlada. ¿Cómo nace Correos Frío?. Con la llegada de las primeras vacunas para luchar contra la Covid-19, uno de los elementos que más atención acaparó es cómo se podría distribuir el producto a lo largo y ancho del mundo en perfectas condiciones, sobre todo, teniendo en cuenta que algunas vacunas necesitaban mantenerse a una temperatura de -80º. Esta realidad acercó al gran público un proceso que normalmente pasa desapercibido en el transporte de mercancías que requieren una temperatura especial: el mantenimiento de la cadena de frío, es decir, el control constante de la temperatura en todos los eslabones de suministro de un producto, desde su producción, al transporte, almacenamiento y venta final. Algo esencial para salvaguardar la calidad, propiedades y características de principio a fin. Esta técnica no es, ni mucho menos, moderna. Ya en la prehistoria, los seres humanos se valían de la nieve para mantener más tiempo sus reservas. Desde aquel primitivo método de conservación, el transporte refrigerado no ha dejado de avanzar y transformarse para adaptarse a las necesidades de la sociedad. No en vano, según la consultora MarketsandMarkets, a nivel global este mercado alcanzaría los 21.600 millones de dólares para 2025. En este contexto, un aliado clave del sector se encuentra en la tecnología. Lo sabe bien Correos, que ha lanzado Correos Frío, su nueva solución logística para los envíos que requieren un transporte a temperatura controlada. La compañía se vale del Internet de las Cosas (IoT), implementado en sus cajas isotermas sensorizadas, para monitorizar la temperatura, humedad o posibles impactos desde la recogida del envío hasta su entrega y facilitar esa información en tiempo real a los clientes. En este sentido, estas cajas permiten utilizar diferentes rangos de temperatura…