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Estonia

Estonia, la historia detrás del 'Silicon Valley' europeo

Con un 99% de los servicios de Estado digitalizados, Estonia se ha convertido en una potencia digital en Europa. Pero, ¿es extrapolable a otros países como España? Capital desgrana las claves de este modelo tan ojeado por muchos Soñaron su futuro, asumieron el riesgo de crearlo y han logrado convertirse en el primer país digital del mundo. En Estonia, es impensable que las pequeñas y medianas empresas tengan que dedicar, como en España, un promedio de 332 horas al año para satisfacer todas las gestiones burocráticas. En el pequeño país báltico fundar y gestionar un negocio, e incluso ejercer el derecho al voto, se hace a golpe de clic. Solo casarse, divorciarse y adquirir propiedades requiere de trámites presenciales. En este Silicon Valley europeo no solo el 99% de los servicios del Estado están digitalizados, sino que el 98% de los ciudadanos tiene un documento digital que les permite realizar cualquier gestión online. Sin papeleo, Estonia ha creado un ecosistema en el que emergen algunas de las startups más innovadoras. No en vano, dentro sus fronteras nacieron Skype, Bolt y Wise.  Si las mejores improvisaciones son las que se preparan largamente, pasar de la era soviética al mundo de internet tampoco fue fruto de la casualidad. Arriesgarse fue la base del éxito. Bajo la ocupación soviética, Moscú situó allí el Instituto de Cibernética, convirtiendo a Tallin en uno de los principales polos en computación. Tras la independencia, en 1991, apunta a Capital la encargada de Asuntos Políticos y Económicos de la Embajada de Estonia en Madrid, Marlen Rein, “tuvimos pocos recursos económicos y humanos, pero, por otro lado, mucha energía positiva y necesidad de recrear un estado estable, innovador y capaz. Por suerte, se pudo establecer una cooperación fuerte entre los sectores público y privado. La pieza clave del proceso…