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La traducción de textos, una asignatura pendiente para la IA

Las traducciones hechas 100% por IA y sin supervisión, suelen tener graves fallos de contexto, falta de precisión, mal empleo del tono y a veces errores gramaticales y lingüísticos Adriana Jaime (VOZE): "Es poco probable que a corto plazo podamos obtener traducciones de una calidad y precisión aceptable sin la supervisión humana" La Inteligencia Artificial ha llegado para quedarse en nuestras vidas. En menos de un año, esta herramienta ha conquistado todos los campos siendo empleada para infinidad de usos destacando la gran incursión de ChatGPT. En el ámbito profesional de la traducción, el aprendizaje de la Inteligencia Artificial tiene que ser siempre supervisado, es decir contar con la intervención humana que muestra al sistema qué es correcto o no. Además, la implicación de profesionales es necesaria para adaptar el mensaje al público al que se dirige, así como para transmitir el tono adecuado y actuar de filtro, teniendo en cuenta las características culturales propias de cada país y región. A día de hoy, la IA no es capaz de interpretar las traducciones exactas de los textos cometiendo fallos de precisión que pueden tener desastrosas repercusiones. Unos problemas que se incrementan si la traducción se aplica a campos delicados como textos jurídicos donde el uso de las palabras exactas alude directamente a la interpretación de los mismos. Unos errores que ya han tenido algunas nefastas consecuencias como la denegación de asilo político por fallos en la traducción de peticiones (sin la intervención de supervisión humana, la IA puede llegar a cometer errores en la traducción de ciertos términos jurídicos específicos como la traducción de “Action” por “acción” en lugar de “procedimiento judicial” o “instrument” por “instrumento musical” en lugar de “documento legal” o “serve” como “servir” en lugar de “notificar”, lo que puede crear situaciones muy complejas). Para conocer más…
Debbie Rimmer (IH Madrid): “No podemos olvidar la importancia del español en el mundo”  Caridad Baena (EOI Madrid-Tribunal): “Tanto el francés como el alemán tienen menos carácter empresarial que el inglés”  Las tendencias actuales en el mercado laboral, consecuencia de la Covid-19 y la “nueva normalidad”, reflejan la importancia de aprender idiomas para ampliar conocimientos e incluso hacer negocios. De hecho, la capacidad que despierta el ser humano tras aplicar en su día a día dos o más idiomas contribuye a un mayor rendimiento personal e, incluso, a mejorar en la toma de decisiones.   Según la edición 2021 del estudio “EF English Proficiency Index" (EF EPI) publicado a finales del pasado ejercicio, España mantiene estancado el nivel de inglés respecto a Europa desde 2014, ocupando el puesto 33 entre los 112 países y regiones que participan en el balance. Sin embargo, en este ranking elaborado por Education First (EF) se comparan, entre otras, las cuatro mayores economías de la eurozona, y solo Alemania obtuvo una buena puntuación frente a Francia, España e Italia, quienes permanecen a la cola de Europa.   Pero, en un mundo cada vez más globalizado, ¿en qué punto se encuentran lenguas de estos países? “Tanto el francés como el alemán tienen menos carácter empresarial que el inglés”, confirma Caridad Baena Valbuena, jefa de Estudios de la Escuela Oficial de Idiomas (EOI) de Madrid-Tribunal a Capital. El podio idiomático actualmente está ocupado por el inglés, el francés y el alemán.   Y recuerda que el boom del alemán en la institución llegó a raíz la llamada de Angela Merkel, canciller alemana desde 2005 a 2021, a los españoles, cuando la política denunció que en el país germano estaban faltos de profesionales. Entonces, “muchos estudiantes se sumergieron en el alemán, porque el que estudia un idioma siempre le encuentra una…