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El pulso de la banca y el equilibrio monetario 

“Los bancos centrales no tienen poder directo para controlar cómo se transmite la política monetaria a la economía real” En una economía global, la búsqueda del equilibrio a través de las políticas monetarias parece una quimera. El estallido -o, mejor dicho, el rebrote- de la crisis bancaria a ambos lados del Atlántico se ha sumado a los niveles disparatados de inflación y las entidades están forzando a los bancos centrales a replantearse la estrategia de subida de tipos de interés. Si tomamos como referencia la crisis de 2008, los problemas financieros son la antesala de la temida recesión. Y los jugadores de la partida -reguladores y regulados- lo saben. Tanto, que ambos bandos lo utilizan.  Las subidas de tipos de interés endurecen las condiciones de financiación y ‘enfrían’ las economías al reducir la capacidad de endeudamiento de los distintos actores que las componen. Por extensión, los precios deberían bajar al reducirse los niveles de demanda. Hasta el momento, ni la Reserva Federal (Fed) ni el Banco Central Europeo (BCE) han manifestado que esta estrategia esté teniendo un impacto significativo y medible en la estabilidad financiera. No obstante, el ‘desbarajuste’ que está viviendo el sector bancario hace difícil estimar si los bancos centrales están calibrando adecuadamente el endurecimiento de las políticas monetarias.  La volatilidad en los mercados y los efectos de las quiebras de Credit Suisse y Silicon Valley Bank no evitaron que el BCE mantuviese la senda de subidas de tipos de interés, igual que tampoco provocaron un cambio de rumbo en la Fed. Esta posición refleja claramente que, hasta que la inflación no se modere, no habrá cambios de estrategia. Pero el sector bancario considera que una contracción mayor del crédito puede provocar una moderación de la misma, ralentizando los incrementos del precio del dinero.  ¿Seguirán sacrificando parte del…
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