Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

narciso

Narcisismo

Alfonso Aguiló es presidente de CECE y de la Fundación Arenales. Narciso era un chico muy guapo, hijo del río Cefiso y de la ninfa Liríope, pero tenía un gran defecto: solo sabía quererse a sí mismo. Un día de mucho calor el joven se acercó a un arroyo. Al verse reflejado en las aguas cristalinas quedó fascinado por la visión de su propia figura. Pero cuando se acercaba y tocaba el agua, la imagen desaparecía. Por eso quedó quieto, absorto durante horas y días, perdidamente enamorado de sí mismo, en un castigo sin fin que le llevó a la muerte. Hay un tipo de liderazgo que recuerda un poco a esta vieja historia. Una persona con gran preocupación por ser popular, no disgustar y no ser criticado. Eso le preocupa mucho, porque sobre todo se preocupa de sí mismo. Lo que suceda con la tarea o el servicio o la organización que tiene que dirigir, eso le importa menos. Es un error o un defecto clásico de liderazgo. Pero puede agravarse cuando, además de querer gustar a toda costa, quiere también que todos le tengan admiración. Si algo sale bien, se ocupa de dejar claro que el mérito le corresponde a él. De lo que sale mal, siempre suele haber otros que tienen la culpa. Trabaja mucho para alimentar su propia imagen, para centrar la atención sobre lo que él hace. Quien estorbe en ese camino, será un rival o una amenaza. El narcisista suele creerse brillante y especial. Le gusta hablar de sí mismo, es su tema preferido. Busca subordinados con los que satisfacer su necesidad de elogios y de dominio. Se rodea de quienes puedan aportarle reconocimiento. Presume de sus contactos y sus historias. Tiende a tratar con cierta adulación a sus jefes, y pone empeño en…