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El sistema de catas, la Espada de Damocles del aceite de oliva

Las principales asociaciones oleícolas denuncian que las catas generan incertidumbre en el sector por ser pruebas subjetivas y con elevada variabilidad de resultados Las asociaciones y empresas dedicadas a la elaboración y venta del aceite de oliva elevan la voz frente a la lluvia de críticas recibidas en torno a la fiabilidad de los criterios de selección y calidad del producto. Según consta en el informe “Los falsos mitos sobre el aceite de oliva virgen español”, elaborado por La Asociación Nacional de Industriales Envasadores y Refinadores de Aceites Comestibles (Anierac) y la Asociación Española de la Industria y Comercio Exportador de Aceite de Oliva (Asoliva), el examen organoléptico, conocido genéricamente como “paneles de cata”, genera serios problemas de variabilidad de resultados. Puede dar el caso, por ejemplo, de que un equipo de catadores concreto tenga percepciones diferentes sobre un mismo aceite en momentos distintos. España cuenta con 2,7 millones de hectáreas dedicadas a la recogida y elaboración del aceite de oliva, y su valor económico se estima en más de 4.000 millones de euros cada año. Teniendo en cuenta la potencia comercial y monetaria del sector, parece lógico que salten las alarmas en relación con los criterios y procedimientos de calidad y venta de un producto que provoca un gasto de 30,1 euros per cápita al año dentro de nuestro país. Primitivo Fernández, director de Anierac Existen dos tipos de exámenes que regulan y controlan la calidad del aceite de oliva: el análisis fisicoquímico y el examen organoléptico. El primero aporta la parte objetiva y científica fruto de analizar el producto en un laboratorio; y el segundo se encarga de abrir la veda a las discrepancias y los debates, al tratarse de la valoración subjetiva y cuestionable del proceso, que se considera aporta imprecisión técnica e inseguridad jurídica. El examen…