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Opinión

Por qué hay que subir tipos de interés 

Desde hace meses, los economistas de ambos lados del Atlántico debaten sobre si la actual inflación se debe a factores exclusivamente de oferta (cuellos de botella provocada por la pandemia y limitaciones en el suministro energético por la guerra en Ucrania) o si también están implicados factores de demanda (excesiva laxitud de la política fiscal y monetaria durante la pandemia).  El debate es, sin lugar a dudas, pertinente, pues su resolución contribuiría a que tuviéramos una mejor comprensión sobre el fenómeno inflacionista y sobre nuestra historia económica reciente, pero no debería llevarnos a soslayar que sea cual sea la resolución del mismo, seguirá resultando indispensable que los bancos centrales suban los tipos de interés.  Es verdad que, si la inflación tiene su causa en el lado de la demanda y el alza de precios se debe al sobrecalentamiento de la economía por el exceso de gasto agregado impulsado desde gobiernos y bancos centrales, la subida de tipos resulta mucho más urgente que si se trata de una inflación que hundiera sus raíces en el lado de la oferta.  Si hemos alimentado la inflación con déficits públicos y bajos tipos de interés, entonces habrá que ponerse a dieta mediante restricciones presupuestarias y mayores tipos de interés. Sin embargo, aun cuando la inflación estuviese causada exclusivamente por las carestías sectoriales de la pandemia y de la guerra en Ucrania, seguiría siendo indispensable aumentar los tipos. A la postre, en estos mismos momentos, los bancos centrales se están jugando su credibilidad en medio de esta crítica coyuntura.  Recordemos que el principal objetivo estatutario (incluso el único, en algunos casos) de bancos centrales como la Reserva Federal o el BCE es la estabilidad de precios. Desde 2008, esa estabilidad de precios no ha estado en riesgo por diversos motivos, entre los que destaca el…
Escuchábamos a la vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, alegar en una intervención reciente en Berlín que había que "fomentar el derecho de voto en las empresas como parte de un nuevo socialismo ". Esta aparente inocua afirmación esconde un nuevo proyecto del Gobierno que está desarrollando una nueva idea para que se dote a los sindicatos de mayor participación en las empresas españolas y sus consejos. Lo cierto es que ya tenemos una larga tradición de concertación con los representantes sindicales y que, a lo largo de estos años, han dado sus frutos si los observamos con perspectiva, pero lo que llama poderosamente la atención es el momento elegido para lanzar esta nueva “ocurrencia”, acompañada con declaraciones como “que las decisiones en las compañías se sigan tomando en los consejos de Administración, apegados al reparto de los dividendos y sin pensar en los retos productivos del país o del sector.” La causa, clara: se acercan elecciones. Creo que debemos arrojar un poco de luz sobre este asunto. En España, la participación de los trabajadores en la empresa se encuentra recogida en el artículo 129.2 de la Constitución Española (CE) y en el artículo 4.1, g) del Estatuto de los Trabajadores (ET), el cual no confiere el derecho a los representantes de las personas trabajadoras, de forma ordinaria, a intervenir en las decisiones empresariales, se limita al ejercicio de los procedimientos de información y consulta, recogidos en artículo 64 del ET. Por otro lado, el Tratado de Funcionamiento la UE en su artículo 153.f, establece el apoyo en materia de representación y defensa de los intereses colectivos de las organizaciones empresariales y las organizaciones sindicales. Y, aunque han desarrollado algunas directivas, regulan de manera parcial el derecho de participación en la toma de decisiones empresariales. Lógicamente esta limitación nace fruto de la realidad empresarial…
El 62% de las pymes califica como “mala” o “muy mala” la situación económica actual en España. Además, entre las preocupaciones más relevantes se sitúa encontrar personal cualificado, según recoge el último barómetro publicado por la Confederación Española Pequeña y Mediana Empresa (CEPYME). Una realidad que supone un grave problema para cuatro de cada diez empresas, y no olvidemos que España es un país de pymes. De hecho, este tipo de compañías generan más de nueve millones de empleos. Parece que debería tener mucho sentido poner foco en esta situación que ya se venía anunciando antes de la pandemia, fundamentalmente por el efecto generado por la transformación digital y la necesidad de desarrollar nuevas capacidades y perfiles para dotar de profesionales a las necesidades empresariales. Tanto es así que, según el informe ‘Retos empresariales y competencias profesionales necesarias después de la Covid-19’ elaborado por la escuela de negocio IESE, el 75 % de las empresas tiene dificultades para encontrar candidatos con perfiles. Las dudas sobre el futuro económico y empresarial son una constante en el referido barómetro de CEPYME. Además, recordemos, suponen el 99,8 % del total del tejido empresarial español. Por eso es tan importante en estos momentos acometer este desequilibrio estructural que tiene el modelo formativo profesional español. Entre las competencias profesionales que a las empresas más les cuesta encontrar, según el estudio del IESE, destacan la capacidad de liderazgo, negociación y de innovación. En ellas hay una casi unanimidad que supera el 85% de las respuestas. Desde mi punto de vista, en este aspecto considero que hay una verdadera desconexión entre los ciclos formativos y las necesidades empresariales que tenemos en España. Desde la educación básica, pasando por la Formación Profesional para llegar incluso a la formación universitaria. En todas se pone de manifiesto la escasa apuesta por contemplar…
“El impacto que genera la rentabilidad no financiera contribuye a cerrar deficiencias o desigualdades en diferentes ámbitos” La sostenibilidad: el ‘driver’ de las inversiones En estos momentos no se entiende el buen funcionamiento de una economía sin la integración de la sostenibilidad. La Unión Europea se posiciona con un reglamento que pretende establecer un marco para favorecer la inversión sostenible en las tres dimensiones que se describen en la Agenda 2030 de las Naciones Unidas. La conducta frente a lo medioambiental, las perspectivas sociales y la gobernanza se convierten en nuevos pilares a tener en cuenta en la toma de decisión de inversión, tanto en empresas consolidadas como en aquellas de nueva generación. Así las cosas, el inversor se establece no solo como financiador del futuro crecimiento económico, sino también en participe de la transformación económica.  Para un empresario o emprendedor, lo sostenible se puede manifestar de manera directa de distintas formas: lograr unas cadenas de suministro resistentes a contratiempos, colaborar con fuentes de energías alternativas limpias, ofrecer igualdad de oportunidades y condiciones de trabajo justas. De manera indirecta se manifiesta con el cambio climático, con cambios de hábitos de los consumidores y en el aumento de la presión regulatoria.  Christian Dürr, socio director de Ética Patrimonios EAF Los gestores de inversión tienen por tanto la responsabilidad de tener en cuenta todos estos elementos en el análisis y su integración en el proceso de selección de los activos. Además, deben contribuir a mejorar la coordinación entre emisores e inversores. El proceso de selección también es clave para acercar al inversor a la consciencia sostenible. Pero hay demasiados productos que llevan el nombre ‘sostenible’ y, por tanto, mucho campo por mejorar para seleccionar bien.  Habitualmente se consultan rankings y se seleccionan, en la mayoría de casos, valores de sectores que en…
Por José Francisco Rodríguez, presidente de Capital La tasa de inflación se dispara por la subida de los precios de la energía y de materias primas, pero lo hace en el peor momento para España. Sucede justo cuando el consumo se tenía que convertir en el motor de la recuperación de una economía que, en nuestro caso, tanto depende del poder de gasto de los consumidores. Ya en los años 70 con Adolfo Suarez de presidente vivimos una situación en la que la inflación se desbocó, pero al contrario de lo que sucede en la actualidad, todo el foco de las políticas de aquel Gobierno se centró en controlar dicha subida siendo plenamente conscientes de que suponía un freno económico a la recuperación que afectaba a todos los indicadores: la competitividad, las exportaciones y, por supuesto, las políticas sociales. Lógicamente, comparto la estrategia de priorizar el control a la inflación y a minimizar su impacto. Da igual si es estructural o no porque cada mes que sube, nos lastra aún más en el proceso de recuperación y sigue dilapidando euros a costa de la deuda, que, como ya conocemos, está en limites muy por encima del resto de países europeos. Todo esto me resulta aún más sorprendente cuando seguimos observando cómo se siguen corriendo cortinas de humo de todo tipo en lugar de vertebrar una contención de la inflación, mirando la realidad en lugar de posicionarse ideológicamente. La inflación nos hará más pobres y lo seremos cada vez más conforme empeoremos respecto a los países europeos, que, por cierto, también sufren las consecuencias de los costes energéticos. Tenemos un grave problema de perspectiva, donde los mensajes vacíos de justificación argumentan cualquier indicador negativo en lugar de ponerse manos a la obra bajo la idea de poner en marcha medidas a…
Por José Francisco Rodríguez, presidente de Capital Desde la coalición del gobierno de España se avanza en la fase final del asalto a las instituciones independientes de nuestro Estado. Hace escasamente una semana, el Ejecutivo aprobó en el Parlamento el controvertido informe que cuestiona la legitimidad democrática de los órganos reguladores (CNMV, CNMC, Banco de España) y autoridades independientes (AIReF, Consejo de Transparencia...)  elaborado por una Comisión de Calidad Democrática, que, para sorpresa de todos, enuncia como objetivo “reforzar la imparcialidad e independencia de autoridades independientes y organismos de regulación” cuando el objetivo real es intensificar el control gubernamental en la dirección de estas instituciones que, por principio de Estado, se deben considerar autónomas. Son ese tipo de decisiones en el Parlamento las que parecen pasar desapercibidas, pero de un calado que va mucho más allá de lo que podemos imaginar, ya que realmente suponen un cambio drástico para someter al control gubernamental la estructura económica del Estado. Obviamente a nadie se le escapa que no deja de ser una estrategia por el control de la información, pero se omite el gravísimo error del riesgo que tiene hurtar a las empresas españolas –e incluso al propio Gobierno– de una perspectiva real de la situación económica, que, a través de estos organismos independientes, contribuyen a adoptar las acciones y medidas adecuadas para impulsar nuestra economía. La calidad democrática de la que España, por cierto, no es precisamente adalid, vuelve a estar de actualidad y estoy convencido de que desde la Unión Europea tomarán buena nota de esta medida aprobada por el Gobierno, ya que tanto el Banco de España como la AIReF velan por la sostenibilidad de las finanzas públicas y la consolidación fiscal, además de vigilar las políticas sobre impuestos o pensiones. ¿Esta función tiene que estar controlada por el Ejecutivo? Lo cierto…
"Cambio Tecnológico: ¿exceso de velocidad?", por Joan Riera, presidente y cofundador de Active Development. Profesor en ESADE. Emprendedor en serie, inversor y consejero. Escritor y activo conferenciante.  Vivimos un momento maravilloso de grandes oportunidades gracias a una larga lista de nuevas tecnologías que crece día a día con un impacto en los mercados sin precedentes. Tecnologías que llegan a la vez y de forma cada vez más rápida, aceleradas por una pandemia. Ninguna organización de futuro entiende hoy el cambio como un proyecto con un inicio y un fin, sino que los más audaces hemos adoptado el cambio como un hábito, en una constante sistemática que ya forma parte del ADN organizativo. Esto hace que la flexibilidad y la agilidad se den de forma natural en las empresas más competitivas, siendo un denominador común para cumplir objetivos en este entorno tan dinámico.   Estos impactos tecnológicos tienen carácter exponencial, mientras todos aún pensamos de forma lineal. Es la educación que hemos recibido y el sistema operativo de nuestros cerebros. Esto hace que nos siga cogiendo por sorpresa el cambio tecnológico, nunca esperamos que sea tan rápido. Si para los consultores y asesores que hemos transformado empresas durante los últimos 20 años ha sido un viaje intenso y apasionante, los próximos 20 ejercicios van a ser aún mejores, porque disfrutaremos más cambios que todos los acontecidos en el último siglo.  “Una parte notable de la mano de obra actual ya no será fundamental y será necesario revisar nuestro modelo social y nuestras políticas públicas” Sectores como el de la movilidad se han transformado en menos de una década. Aprovechamos tecnologías que llegan tan rápido, capaces de ofrecer funcionalidades que hasta no hace tanto eran consideradas ciencia ficción, como la electrificación, la conducción autónoma o los drones. O el sistema bancario, que ya…
Por Carolina Tranjan, consultora de Public Affairs en Atrevia Tras varias semanas de conflicto, se ha podido constatar que la agresión rusa a Ucrania conlleva grandes riesgos para la economía mundial. Rusia está reforzando sus fuerzas en el este de Ucrania en preparación para una nueva ola de ataques en la región de Donbas.  Pero los efectos de esta guerra nos pueden impactar a nivel más profundo de lo previsto. Y es que las consecuencias directas que estamos observando hasta la fecha, por ejemplo, la subida de precios de alimentos cómo el aceite de girasol, la dependencia del suministro de gas y su irrupción en las cadenas de valor, podrían ser tan sólo la punta del iceberg de un problema más profundo. Más aún si tenemos en cuenta que se trata del tercer choque asimétrico que sufre la región europea en los últimos quince años. Es decir, un choque asimétrico es el resultado de la percepción de una alteración económica de forma desigual. En Europa se traslada a una perturbación que afecta a las regiones comúnmente conocidas como sur y norte - España, Portugal, Grecia e Italia, en comparación con las economías centrales, como la alemana, la francesa o (en su momento) la británica- de manera desigual, como fue la crisis de 2008 y la crisis ocasionada por la Covid-19.    La Comisión Europea prevé que la recuperación económica de España aumente un 5,6% en 2022, y un 4,4% en 2023, estimando que el país recupere su actividad economía de manera resiliente. España cerró 2021 con un déficit estructural de 55.000 millones anuales, y fuentes nacionales apuntan a un incremento del PIB del 4,2% y una inflación del 6,8% en 2022. Carlos Ocaña, director general de Funcas advierte que “el crecimiento seguirá en positivo, aunque a un ritmo inferior, lo…
Por José Francisco Rodríguez, presidente de Capital La inflación se está convirtiendo en una de las amenazas más serías para nuestra economía. Los continuos incrementos no ponen en riesgo solo la recuperación de las empresas, sino que también comprometen el poder adquisitivo de los ciudadanos, el cual se ha convertido en la amenaza más seria para las arcas del Estado. Según el Índice de la Miseria de enero de 2022 elaborado por Fraser Research Institute, que combina la tasa de desempleo y la inflación, España duplica la media de la eurozona con un 19,83%, su peor dato en 30 años. La inflación y el desempleo son dos indicadores que nos están golpeando, con la tasa de paro entre los países industrializados y es el 16º puesto. No cabe duda: la combinación de unos precios al alza y unos niveles de desempleo también elevados supone la erosión directa del poder adquisitivo de las familias. Los sorpasos a España en la caída en la clasificación de renta per cápita en Europa son continuos. Primero fueron Lituania, República Checa o Chipre y, según el último dato de Eurostat. Una situación que lógicamente es el reflejo de un panorama futuro muy complejo, ya que el consumo interno está muy ligado en nuestro país a la actividad económica. Poco queda de los “relatos” articulados desde el Gobierno en los que se presume de recuperaciones. Como buen ejemplo solo hay que recordar las desviaciones sobre el PIB estimado que han sido desautorizadas sucesivamente por diferentes organizaciones, retrasando nuevamente la recuperación del PIB previo a la pandemia para 2023. Y esto sin considerar la amenaza con encontrarnos nuevos impactos por la guerra en Ucrania. Lo cierto es que este índice parecía ya algo desterrado –al menos en las economías occidentales– a raíz del control que se hizo especialmente sobre…
"Rusia tendrá mucho protagonismo en la evolución de los próximos movimientos de los mercados de renta variable en el corto plazo", por Juan Enrique Cadiñanos, director de Admirals España Los índices de renta variable se toman un ligero respiro y consolidan la clara tendencia alcista en la que se encuentran desde que la Covid-19 llegara a nuestras vidas, en marzo de 2020, cambiando toda nuestra forma de vivir, de pensar y de actuar, también desde el punto de vista económico.   Los planes económicos cambiaron radicalmente, adaptando al mundo a una realidad financiera que venía para instalarse a largo plazo. Obviamente esto no ha acabado y seguimos esperando que tanto los principales bancos centrales tomen medidas a medio y largo plazo que puedan impactar en el crecimiento de la economía en esos plazos.  En este escenario, los rumores de una revisión en base a política monetaria, comandada por una modificación de los tipos de interés, vuelven de nuevo a estar encima de la mesa. Se especulaba con esta posibilidad más a medio o incluso largo plazo, pero la situación actual de los mercados, de la economía y, sobre todo, del desempleo vuelven a apretar a los dirigentes del Banco Central Europeo (BCE) para que tomen medidas de estímulo fiscal y con previsiones de creación de empleo.  Por su puesto y, como no podía ser de otra manera con el BCE, las medidas de creación de empleo pasan a un segundo plano y siguen sin ser una nota importante dentro de las tareas del organismo europeo.   A todo esto hay que añadir los recientes acontecimientos y una más que posible invasión de Rusia a Ucrania en la que hay varios protagonistas y que todos están esperando a ver la decisión final que toma Rusia. Esto está marcando la tendencia de los mercados…