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Las pensiones y la máquina de movimiento perpetuo 

“El sistema de pensiones va camino de convertirse en una subvención jerárquica con tintes de servidumbre” El gran peligro de las sociedades opulentas, y la nuestra lo era y lo es dentro del declive, es la apariencia de naturaleza que adoptan las cosas que ante de ella no existían. El boomer que nació sin agua corriente y llegó a bañarse en un barreño, e incluso lo rememora con orgullo ante sus nietos, no concibe hoy un mundo en el que abra el grifo y no salga el agua. Menos aún lo imaginamos el resto, los que vinimos detrás y nos bautizaron con Solán de Cabras. Para nosotros, el único reto es que esté suficientemente tibia en los dos minutos previos a meter el pie.   Sin embargo, la naturaleza no inventó el agua corriente, ni los grifos, ni el sistema hidráulico. Tampoco todas esas cosas que damos por hechas y de las que nos vanagloriamos ante el mundo, el hostil mundo de allá afuera, como si fuese un don de la raza hispánica: los sistemas de salud y de pensiones, por ejemplo.     Los antiguos imaginaron la posibilidad de crear una máquina de movimiento perpetuo: un impulso inicial la pondría en marcha y la haría girar hasta el fin de los días sin ningún otro aporte de energía. Se sabe, por las leyes de la termodinámica y por la experiencia, que se trata de un objeto imposible, una quimera como la alquimia y la piedra filosofal.  Con las pensiones, que no se salen tampoco de este marco físico, ha calado la idea intergeneracional de encontrarnos ante una máquina de este calibre: un sistema de movimiento perpetuo que alguien hace tiempo accionó con el tino suficiente para que tú, yo, tu padre, tu abuelo y tus nietos y tataranietos nos beneficiemos sin intervenir…
El Gobierno subvencionará con 4.000 euros cada contrato indefinido y a tiempo completo que realicen las empresas, según se desprende del borrador de Real Decreto por el que se regulan los programas comunes de activación para el empleo del Sistema Nacional de Empleo, según ha recogido Europa Press. No obstante, esta cuantía podrá incrementarse hasta los 4.500 euros si la persona contratada es mujer, mayor de 45 años en el caso de las personas con discapacidad o perteneciente a cualquier otro colectivo vulnerable que determine el Servicio Público de Empleo. Además, la subvención ascenderá a 5.500 euros (6.000 en el caso de mujeres, mayores de 45 años discapacitados o colectivos vulnerables) si los contratados son personas participantes en programas integrales de empleo que sean perceptores de prestación o subsidio por desempleo o el Ingreso Mínimo Vital, o si son personas con discapacidad demandantes de empleo y servicios no ocupadas inscritas en el Servicio Público de Empleo. La cuantía será de 5.500 euros también cuando los contratos se celebren con personas retornadas del extranjero, con mujeres contratadas en ocupaciones o sectores con presencia mayoritariamente masculina, así como mujeres que lleven más de 24 meses desempleadas después de haber sido madres, o cuando se contrate a mayores de 45 años o a personas pertenecientes a otros colectivos que determinen los servicios públicos de empleo en función de sus objetivos de empleo. De su lado, el importe ascenderá a 7.000 euros (7.500 euros en algunos casos) cuando se contrate a personas con discapacidad que presentan mayores dificultades de acceso al mercado de trabajo, personas participantes en itinerarios de inserción desarrollados en el marco del programa de inclusión laboral de personas en riesgo de exclusión, mujeres consideradas especialmente vulnerables, mujeres víctimas de violencia de género, mayores de 45 años que sean parados de larga…
Los recortes en el gasto público y la caída de la inversión privada han vuelto a ensanchar progresivamente nuestra brecha con Europa. En términos de convergencia, es más de un decenio perdido”, se lamenta Jorge Barrero, director General de Cotec en el último informe de la fundación. Según los datos del INE, el gasto interno fue de 12.821 millones de euros, un descenso del 1,5% respecto al año anterior, lo que representa el 1,23% del Producto Interior Bruto (PIB), frente al 1,26% de 2013. “Se mantiene así la tendencia que se inició en 2009, aunque con una reducción en el ritmo de descenso, que en el 2013 fue del 2,8% y en 2012 del 5,6%”, apuntan desde Cotec. Si echamos la vista atrás hasta 2010, el descenso acumulado llega al 12%. “La actividad está cayendo en casi todos los indicadores. La media europea está en el 2% del PIB y ese era el objetivo de España para 2020, pero lo números no pintan bien”, advierte Carlos Andreu, profesor de EAE Business School y socio de Acker & Partners. El informe ‘La inversión en I+D+i’ de la citada escuela de negocios pone de manifiesto que la realizada por las empresas (un 53% del total) cayó un 1,77% respecto a 2013, un 1,13% si hablamos de las instituciones de enseñanza superior (28%), y un 1,14% en las administraciones públicas (19%). “España es la quinta economía de la UE. Sin embargo, esta posición no se mantiene en ninguno de los indicadores que tienen que ver con I+D+i como el número de empresas innovadoras, gasto, o porcentaje de financiación privada”, manifiesta Juan Gascón, director de Servicios y Contenidos Digitales en Ametic. Deficiencias a corregir. Según Jorge Barrero, entre otras, “la baja participación del sector privado en la ejecución de las actividades de I+D+i, la…