Singularity Experts nos dice qué trabajo con futuro se
nos va a dar mejor y nos va a hacer más felices.
Esta innovadora compañía nos realiza unas pruebas de dos horas a través del ordenador para analizar nuestras cualidades desde distintos puntos de vista: tipo de inteligencia que tenemos, pensamiento computacional, inteligencia emocional, valores e intereses profesionales. A partir de ahí elaboran nuestro perfil, y en una semana nos envían un informe de cincuenta páginas con los diez empleos de futuro que mejor se nos van a dar, los datos que avalan las buenas perspectivas para esos puestos, las rutas formativas que tendríamos que seguir para especializarnos en
ellos, las soft skills que necesitamos (pensamiento crítico, estabilidad emocional, creatividad…), nos dan opción a una videoconferencia de una hora para explicarnos el informe y resolvernos dudas y nos proporcionan un certificado con las
características que tenemos por encima de la media para que podamos ponerlo en nuestro perfil de LinkedIn; un traje a
medida para dar un paso en firme en nuestra carrera profesional.
Desde que se lanzó esta iniciativa a principios de junio, por la plataforma han pasado unos cien usuarios: “Una vez que
han recibido el informe, la mayoría nos dice que el perfil les ‘clava’; que ahora entienden lo que les pasaba y que nunca
habían caído en que podían hacer lo que les estábamos diciendo”, señala Elena Ibáñez, fundadora de la iniciativa.
Los interesados en ser analizados y aconsejados pueden contratar en la web de Singularity el paquete Basic por 269
euros o el Expert por 349 euros. El gran tesoro de esta empresa son los 3.000 empleos del futuro que han recopilado durante un año en base a datos objetivos de demanda de las empresas, y que son los que recomiendan a los usuarios en función de sus características. “Aún es pronto para hablar de porcentaje de colocación; lo que está claro es que todos eligen su formación en base a los datos que les proporcionamos”, asegura Ibáñez.
Entre esos empleos con presente y futuro se encuentran algunos como captador de energía solar en el espacio, diseñador de visualización de datos, experto lingüista en procesamiento del lenguaje natural, experto legal en alimentos modificados genéticamente, en diseño de casas en tres dimensiones… “Se trata de puestos con alta empleabilidad y que podrían empezar a realizarse mañana”, señala Ibáñez.
El algoritmo de inteligencia artificial que han elaborado asocia las profesiones del futuro con las características del usuario. Antes han tenido que realizar los test psicológicos que detectan sus mejores cualidades. Verlas desde fuera es mucho más sencillo que hacerlo desde dentro.
“¿Cómo vas a saber que tu inteligencia mecánica está por encima de la media, o que tu capacidad de abstracción es muy
alta, y que por eso te desenvuelves bien con ideas y conceptos y te aburres al tratar cuestiones muy concretas?”, indica Ibáñez, para recalcar la importancia de esas dos horas iniciales para analizarnos desde dimensiones complementarias. “Nos
conocemos poco a nosotros mismos”, sostiene. Las conclusiones son a veces sorprendentes: “Hay personas, incluidas niñas, a las que recomendamos hacer una ingeniería en base a los datos obtenidos del estudio y nos dicen que no puede ser: que eso es para gente inteligente. Hasta que le mostramos la información y ven que están por encima de la media; que se
sitúan, por ejemplo, entre el 20% de población con mayor inteligencia fluida; que tienen un 80% de personas por debajo de
ellas”. La elección de la carrera o de la profesión es clave. Hay muchas personas que trabajan en cosas que no les gustan, y eso
incide directamente en la motivación. Por otra parte, estos nuevos trabajos, sobre los que a veces se dice que no encuentran profesionales para cubrirlos, crecen mucho más rápido. Si los perfiles se adaptan, oferta y demanda pueden encajarse de un
modo más sencillo.
Los colegios son los lugares entre los que en esta empresa ven mayor potencial de clientela. Han de elegir, por ejemplo,
qué tipo de estudios universitarios o de FP escogen, y les viene bien este tipo de orientación. También tienen clientes que
deciden dar un giro profesional, como un especialista con quince años de experiencia en Marketing, o un adulto de 56 años
que tenía una empresa de tecnología. Su producto ya estaba bastante amortizado; ganaba poco dinero y quiso cambiar el
rumbo. En Singularity le recomendaron hacer un máster en inteligencia artificial aplicada a Bolsa y está feliz pensando en
qué negocio va a poner en marcha relacionado con esta materia.
En esta empresa están orgullosos de realizar un buen estudio de los clientes y de poder recomendarles trabajos o estudios con futuro, no del pasado. “Tú puedes decidir estudiar Derecho, ¿pero para qué? Hay que buscar algo más concreto”,
dice Ibáñez.
Junto a la especialización técnica, Singularity Experts recomendará siempre a sus usuarios algún complemento humanista: “Con la robotización, la dimensión humana se vuelve aún más importante”, afirma Ibáñez. Además de técnicos, hacen falta legalistas, facilitadores, éticos, expertos en medio ambiente… Con estas premisas, Singularity va avanzando en su rentabilidad. Esperan llegar al punto de equilibrio en junio de 2020, una vez hayan alcanzado los 5.000 usuarios. Si lo logran, será seguramente porque están cumpliendo uno de sus principales objetivos: que sus clientes ganen en seguridad porque están trabajando en lo que mejor se adapta a ellos.