La Administración de Joe Biden pretende dejar atrás el recuerdo de Donald Trump con medidas progresistas, también en el ámbito comercial. Jaime Malet, presidente de la Cámara de Comercio de Estados Unidos en España desde el año 2002, recorre con Capital la historia de la relación entre ambos países en los últimos años y analiza el futuro de la misma.
La crisis de la Covid-19 puso fin a una etapa de crecimiento económico importante en EE UU. ¿Qué podemos esperar de Biden en el terreno económico?
Veremos una mayor carga impositiva, aunque no creo que se alcancen los niveles de presión fiscal que hubo con el Gobierno de Barack Obama. Además, podemos prever una mayor regulación en sectores como el bancario, por ejemplo. La economía estadounidense ha mostrado una gran fortaleza durante la pandemia, y esto podemos verlo en el comportamiento de las bolsas. Se ha visto afectada en algunos aspectos de su actividad, pero va a resurgir con mucha fuerza en cuanto la vacunación sea más generalizada. Los fundamentales siguen siendo muy fuertes, con una gran eficiencia y productividad en sectores clave. Antes de la Covid-19, EE UU estaba prácticamente en pleno empleo. El tejido empresarial, especialmente las pymes, va a quedar tocado, no se puede negar, pero asistiremos a algunos planes de gasto público que incentivarán al sector privado.
A Trump se le calificó como proteccionista en el ámbito comercial y siempre se recordará su “guerra comercial” con China. En su opinión, ¿la estrategia comercial de EE UU en los últimos años ha sido acertada?
Yo estoy a favor del libre comercio. La decisión que menos se ha entendido en Europa es la de los aranceles que la Organización Mundial del Comercio (OMC) ha permitido que EE UU imponga a Europa por las subvenciones de algunos países europeos a Airbus. Ahora sucederá lo mismo con los beneficios fiscales de Boeing. Hay dos realidades que debemos tener en cuenta. EE UU era una potencia exportadora y ha pasado a ser importadora, hasta el punto de que va a acumulando con China déficits comerciales de 400.000 o 450.000 millones de dólares, lo cual es insostenible. Es un proceso de pérdida de soberanía intolerable para la primera potencia del mundo. En el caso de Europa, el déficit de la balanza de pagos puede alcanzar los 180.000 millones de euros con China. Eso seguro que cambia con el tiempo, pero lo que está claro es que, en el caso de China, la tensión comercial va a seguir por la competencia por la hegemonía mundial. En cualquier caso, mejor que haya peleas comerciales que no de otro tipo, y China no ha actuado como un socio leal en el comercio internacional.
¿Qué política comercial debe aplicar EE UU para reposicionarse en el entorno competitivo surgido tras la Covid-19?
Creo que va a haber muchas exigencias de los países de Occidente (Europa y EE UU, fundamentalmente) a los países orientales (China, especialmente). Se va a potenciar la fabricación de determinados productos, como son los medicamentos y otros de tipo sanitario -actualmente, casi todo se fabrica en china-, en los países occidentales. Va a haber un impulso a la fabricación de bienes de primera necesidad en los países europeos y en EE UU, que son los principales consumidores.
El Gobierno de EE UU ha virado hacia un modelo más progresista, ¿esto favorece las relaciones comerciales, por ejemplo, con países como España?
No necesariamente. Las relaciones bilaterales entre EE UU y España países se han ido incrementando a medida que la gente se ha dado cuenta de la importancia de la inversión norteamericana en España. Además, las empresas españolas se han ido haciendo fuertes en EE UU y ya somos el 12º inversor más importante, desde la posición 24 que ocupábamos a principios de siglo. Prevemos que habrá muchos proyectos de energías renovables e infraestructuras, en los que la economía y las empresas españolas podrán optar a invertir. La relación bilateral entre los dos Gobiernos es importante, teniendo en cuenta que hubo una época en la que era inexistente o, digamos, no era buena, como es el caso del Ejecutivo de George Bush con el de José Luis Rodríguez Zapatero.
¿Qué Gobierno español fue el que más favoreció las relaciones comerciales de España con EEUU?
La relación bilateral con EE UU se ha trabajado bien, tanto desde el punto de vista de la economía como de la diplomacia. Hubo una época muy mala después de las elecciones que ganó el PSOE con José Luis Rodríguez Zapatero, que duró un año o año y medio. Se sacaron las tropas de Irak y Zapatero apoyó públicamente a John Kerry, en vez de a George W. Bush. La relación tan buena que tenía Bush con el presidente Aznar se diluyó y las relaciones empeoraron. Luego se reconstruyeron, se ha hecho un buen trabajo. La realidad es que aún queda mucho por hacer, pero hay una relación diplomática buena. La ideología no es tan importante, sino las relaciones personales que puedan dar lugar a gestos que generen relaciones comerciales posteriores. Las relaciones comerciales entre España y EE UU son fuertes, independientemente del color político de quien esté en la Casa Blanca.
¿Cómo nos ven en EEUU?
Nos consideran un país interesante, y esta percepción se ve reforzada, además, por la relación de España con Latinoamérica. Nos ven como un país cercano, pero quizá falte algo de conocimiento sobre nuestra economía y nuestra cultura. España pasa demasiado desapercibida, en mi opinión. Creo que, mientras no haya noticias negativas en la economía o en las tensiones territoriales, lo que sale de España son nuestros éxitos deportivos o temas gastronómicos. Tenemos que hacer esfuerzos para reforzar nuestra visibilidad en EE UU y cambiar la percepción.
¿Qué impacto puede tener la “tasa Google” en las potenciales inversiones de empresas tecnológicas estadounidenses en EE UU?
No ayuda y nosotros no estamos de acuerdo, la Administración de Joe Biden va a acelerar los trabajos con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) para que esa tasa se regule a nivel internacional, y no país por país (Francia y Reino Unido también la han impuesto). Una vez que eso haya ocurrido, ya no habrá problemas. Hay que evitar la doble imposición.
¿Qué papel jugará el comercio exterior en la recuperación del tejido productivo en España?
En la crisis anterior, nosotros tuvimos claro que la recuperación tenía que venir por el sector exterior, en un sentido amplio: internacionalización de las empresas españolas y, por otro lado, la inversión de las empresas y fondos extranjeros en nuestro país. Ayudaron entonces, y lo harán ahora. Creo que son dos elementos muy importantes que vendrán después de la formación bruta de capital del sector público. España va a necesitar un impulso fiscal importante y los fondos europeos serán muy importantes para mejorar nuestra posición inversora.