Los bancos ya no son como los de antes. Esta afirmación, con cierto tinte nostálgico, no es menor, puesto que el desarrollo tecnológico ha desembocado en la creación de nuevos agentes en el sector como son las Fintech bancarias. Es ahí donde ha desembarcado MyInvestor, un neobanco con pocas comisiones y muchos servicios que busca dar un golpe sobre el tablero establecido. Gabriela V. Orille, coCEO de MyInvestor, desvela a Capital los detalles de una entidad que defiende haber democratizado el sector.
Si se mira con perspectiva, MyInvestor nació en 2017 y, en solo tres años, ha sumado una gran variedad de ofertas y servicios para sus clientes. ¿Cómo ha sido esta ajetreada evolución del banco?
La idea surge alrededor de 2016. Veíamos cómo en países como Reino Unido o Estados Unidos tienen una mayor tradición en la inversión, ya que sus ciudadanos son mucho más proactivos en el uso de figuras como los “roboadvisors”. Por eso, pensamos en lo que podríamos lanzar desde Andbank en este nicho. Así, el 28 de septiembre de 2017 lanzamos My Investor como un roboadvisor, aunque luego nos llamamos neobanco para que la gente se familiarizase más. Y de ahí fuimos creciendo. Vimos una oportunidad en el mundo de las hipotecas, con la nueva Ley Hipotecaria, y esa figura comenzó a interesar a muchos españoles. No obstante, muchos de nuestros clientes nos preguntaban también por otros servicios como los fondos y, en base a sus sugerencias, introdujimos los fondos de gestión activa, y luego los de gestión pasiva, con los que conseguimos democratizar este sector. Antes te pedían una gran cantidad de dinero para invertir en grandes fondos, ahora puedes tener un Amundi desde 10 euros.
Y entonces llegó la decisión de MyInvestor de gestionar también los fondos…
Sí. Decidimos darle una vuelta y que nuestro equipo gestionase los fondos. Así nacen las carteras indexadas. Además de las cuentas, las tarjetas y la hipoteca, nace en el mundo de la inversión un supermercado en el que el cliente, de forma directa, compra el fondo que quiere, tanto en activo como en pasivo, además de la parte gestionada de las carteras. Nuestros clientes nos demandaron en ese momento unas carteras compuestas al 100 % por renta variable y las hicimos, y así llegó el último giro de tuerca a finales del pasado 2020 con el crecimiento de nuestra arquitectura abierta de fondos que solicitaban nuestros clientes.
Con esta gran diversificación de servicios, ¿habéis atraído a muchos clientes? ¿De qué cartera estamos hablando?
La curva de crecimiento tiene cada vez mayor pendiente y tenemos a día de hoy más de 47.000 cuentas. Cerramos la cifra de volumen de negocio en torno a los 850 millones de euros en 2020. Si en 2019 contábamos con 200 millones, este año podríamos multiplicarlo por cuatro. Es cierto que, de repente, la banca ha empezado a cobrar altas comisiones y esto, al final, nos beneficia a las Fintech, pues abogamos por una forma diferente de hacer banca. Cuando tratas de mover unas infraestructuras mucho más complejas, su movimiento es más difícil, pero en eso las Fintech somos más ligeras y tenemos menos costes por, entre otras razones, la regulación. En definitiva, nuestro diferencial es la forma de tratar de hacer bien las cosas y estar muy pegados al cliente. Un ejemplo está en la educación financiera. Tratamos de tener un calendario con webinars donde invitamos a todas las gestoras para que al final el cliente pueda escuchar al gestor que está moviendo su fondo y sepa qué está haciendo y por qué lo está haciendo.
¿Cree que hay falta de cultura y educación financiera en España?
El modo en el cual está estructurada nuestra sociedad ha hecho que la educación financiera no haya sido tan prioritaria como lo es para otros países. Lo que sí que he visto es que, durante el confinamiento, la gente ha empezado a acercarse a todos los nuevos instrumentos financieros y un ejemplo está en la gestión pasiva, que ha calado entre los inversores. La gente se ha puesto a hacer cuentas y ha empezado a mover sus ahorros, y ahí la tecnología nos ha permitido que haya más información. Ahora la gente escucha un webinar o un podcast. Incluso googlea. Cada vez la tecnología nos permite conocer más y saber de casi cualquier cosa, y creo que, por fin, ese interés en la educación y en las finanzas también se está democratizando y los clientes son más conscientes.
¿Es MyInvestor un banco para gente con cierto conocimiento financiero?
El que se acerca lo hace de diferentes formas: porque su banco le ha subido las comisiones y está buscando otras opciones o porque le han hablado sobre los neobancos sin ningún tipo de coste. Ahora nuestra cuenta remunera un 1% las nóminas durante un año, y el segmento más ahorrador también se acerca. Y tenemos más. ¿Cuál es la gran inversión de los españoles? La hipoteca. Si sólo se quiere contratar una hipoteca, nosotros también lo ofertamos. Al final, la libertad en el ahorro e inversión y la libertad por sí misma, por el hecho de que vengas y te vayas sin comisión, es un poco lo que nos define. Somos un poco el banco libre.
Y todo esto desde internet. Para una Fintech bancaria, ¿cuáles son las principales innovaciones necesarias para destacar en el sector? ¿Cuáles utilizan en MyInvestor?
En 2017 ya existía la posibilidad de abrirte una cuenta con un selfie y todo el entramado de gestión tiene mucha digitalización, pero si quieres que hablemos de algo del futuro creo que serán los asistentes virtuales. Nosotros tenemos a Julia, que es capaz de sacarte gráficos de los fondos sobre los que preguntas y te hace cálculos de tu hipoteca. Todo el mundo de los asistentes virtuales con Inteligencia Artificial va a cubrir una gran parte de la atención en el desarrollo tecnológico y de innovación de la banca en el corto y medio plazo.
La Inteligencia Artificial tiene mucho que decir en gestión de asistentes virtuales y en muchos puntos en los que todos tenemos que estar. Luego también la automatización pura de los RPAs [automatización robótica de procesos], que también ayudan a esa bajada de costes para que todo sea mucho más rápido. En este nuevo mundo lo queremos todo a un click, y una buena experiencia por parte del usuario es una de las grandes guerras que tenemos que ganar con el cliente.
¿A eso se refiere cuando afirma en su descripción personal que “el banco del futuro abarcará toda la vida del cliente?
Me refiero a que no somos conscientes de las veces que interactuamos con los bancos: cuando pagamos un alquiler, una hipoteca, cuando compramos un billete del bus o compramos en Amazon… en todas. Estamos constantemente unidos a nuestras inversiones todos los días y creo que el banco del futuro pasa por los agregadores de otros bancos, que nos acompañarán casi sin darnos cuentas, en un Marketplace donde podamos comprar un fondo a la vez que una casa y, a la vez, contratemos un fondo de otro roboadvisor. ¿Podemos englobar toda la vida de un cliente en un frontal? Creo que ese va a ser uno de los grandes retos.
Hablemos de algo más próximo, al menos, de la banca en este 2021. ¿Cómo será? ¿Qué se espera del sector en este año tan de tránsito?
Tenemos que estar muy atentos a todo el tema de las fusiones, creo que hay que afrontarlas como una oportunidad para que los bancos medianos o pequeños podamos destacar. También la innovación es crucial. El sandbox [campo de pruebas para nuevos modelos de negocio que aún no están protegidos por una regulación vigente, supervisados por las instituciones regulatorias] nos va a permitir saber bien hacia dónde se encamina la banca. En este punto hay que estar muy pendientes de los asiáticos y del sector retail, que es capaz de enseñarle al financiero cómo llevar al entorno digital muchísimas experiencias que nos permitan mejorar. El cliente cada vez es más exigente, y hay que afinar mucho las experiencias digitales porque, si no, el consumidor se desinteresa de una forma muy rápida. Hay mucha oferta. Por eso todos tenemos que afinar la experiencia digital. Tenemos muchos deberes este año.
Y el mercado, ¿cómo lo ve?
Hay cierto optimismo. La renta variable, tras el nuevo paquete fiscal de Estados Unidos y el Brexit, han dado cierta continuidad positiva tras los anuncios que hemos tenido de las vacunas. Vemos en las ratios [exceso de rentabilidad de una cartera sobre otra que se tiene de referencia por el riesgo que se soporta en la inversión] de las carteras un 0.4, que no veíamos desde el año 2000, y el soporte para el mercado sigue estando reflejado en el flujo de entradas. Si lo miramos con perspectiva histórica, podríamos recordar el movimiento de principios de los 2000, cuando era favorable al mundo growth [sectores con empresas en fase de expansión y crecimiento exponencial como las tecnológicas] ante el mundo del value [sectores con empresas estables y con menor expectativa de crecimiento como las eléctricas]. Aunque ahora veremos qué va a suceder, porque la reaceleración del growth ante el value no ha tenido precedente en este aspecto. Además, dado que tenemos un montón de acontecimientos, también es bastante complejo, pero podemos prever un cierto optimismo en este arranque de 2021.
En ese caso, como consejo para el cliente, para el inversor, ¿qué recomendaría a aquel cliente que quiere invertir pero que no sabe dónde o cómo?
Lo primero es que se forme. Tenemos la posibilidad de encontrar en la web todo tipo de información y todo es susceptible de ser encontrado, por lo que se puede empezar a romper con ese miedo. En segundo lugar, la democratización de estos productos es fundamental. Si yo para invertir tengo que poner 100.000 euros, no voy a empezar, pero si hay una herramienta con la que puedo invertir desde 10 euros, entonces sí me lo puedo plantear. En este punto también es muy importante empezar a trabajar la parte psicológica. Desde 2018, nuestra principal vocación es la de educar al cliente y proveerle de los instrumentos para que pueda empezar a montar su cartera y a entender un poco más de qué va este mundo. Ahora bien, ¿dónde invertir? Depende. No hay una fórmula. Pero todos decimos que la clave es la diversificación.