“Una tienda de tamaño medio ahora tiene que sumarle alrededor de 200 euros más a su factura”, señala Rafael Torres, presidente de la CEC
Desde el inicio del mes de agosto, las noticias acerca del precio de la luz nacional se han basado en anunciar un nuevo máximo histórico día tras día, superando este mes de septiembre los 180 euros/MWh. Parece ya algo común que se alcancen récords de forma diaria en España. Capital reflexiona junto al presidente de la Confederación Española de Comercio (CEC), Rafael Torres sobre cómo está afectando está desbordada subida del precio de la electricidad al comercio minorista y la diferencia de gastos que sufren ahora. Y más, después de las fases más duras de la crisis sanitaria.
El antes y después
La luz es indispensable y necesaria para la actividad comercial. Comercios como la restauración necesitan tener aparatos eléctricos encendidos 24/7 para funcionar, lo que implica un aumento de costes exponencial que, tarde o temprano, para cubrirlos se verán reflejados en los precios que paga al cliente. Esto se suma al contexto sanitario actual.
“Esta subida se produce en un momento en el que los comercios han tenido que asumir una inversión extra en medidas de higiene, y facturando menos que en 2019”, explica Torres. El comercio se enfrenta a mayores gastos en época de menos ingresos. En algunos casos, comenta el presidente de la CEC, el gasto ha llegado a incrementarse el 50 % solo en el pago de la luz en ciertos sectores.
Según los datos otorgados por el Operador del Mercado Ibérico de Energía (OMIE), el precio de la luz llegó a escalar en septiembre hasta los 188,18 euros/MWh y este pasado viernes volvió a incrementarse, hasta los 172,97 euros/MWh. Si tenemos en cuenta que empezamos 2021 con un coste de 42,51 euros/MWh, hablamos de cuadruplicar las cifras de principios de año. “Una tienda de tamaño medio suele pagar de factura entre 400 y 500 euros al mes, por lo que ahora tienen que sumarle alrededor de 200 euros más”, afirma Torres.
Estas cifras, a la larga, supondrían que, en cinco meses, un establecimiento medio habría hecho un gasto de alrededor 1.000 euros más, que varía en función de la actividad. Los establecimientos con mayor consumo eléctrico, como aquellos que cuentan con cámaras de refrigeración o lavanderías, se verán más perjudicados por el consumo constante de electricidad.
Cómo pueden minimizar gastos
El sector alimenticio es, sin duda, el que más se ha visto afectado por esta alza de la luz. Un comunicado difundido por la Confederación Española de Detallistas de la Carne (Cedecarne) confirma que el 94 % de las carnicerías y charcuterías ha notado un fuerte incremento en su factura debido al fuerte consumo energético, casi el 50 % de los encuestados aseguran sufrir un aumento que puede llegar al 30 %. Como sucede en el caso de la mayoría de los comercios, este segmento solicita que se tomen medidas para solucionar la situación particular de pymes y autónomos.
“Antes se negociaba con la compañía cuál querías que fuera tu tramo de horas más baratas, ahora con la nueva tarifa por tramos la actividad se concentra en los tramos más caros”, explica el presidente de CEC. Así, el objetivo de conseguir reducir gasto eléctrico es francamente complicado.
El presidente aclara que, desgraciadamente, el margen de reducción de gasto eléctrico no es muy grande. El escaparate, las luces, la calefacción, la refrigeración o el aire acondicionado están en constante funcionamiento que no puede cesar porque es cuando se produce la afluencia de clientes, y si se trata de alimentos la refrigeración es permanente, “la realidad es que una tienda media tiene gastos fijos”, expone.
Paliar con estos números tan desbordados conduce directamente a una escalada de los precios que a lo mejor tu cliente medio no se puede permitir. Todo resulta finalmente un bucle que provoca una desmesurada subida de precios en varios sentidos, “es una piedra en el camino para la recuperación”, concluye Torres.