Capital habla con Mahou San Miguel, La Virgen, Montseny y La Granja de Goose para conocer las diferencias entre el modelo empresarial de las grandes cerveceras y las microproductoras
Cerveza es sinónimo de tradición social, de excusa ante el reencuentro, de acompañante en las más puras confidencias. También de matices, de gustos, de ingredientes, y, en el peor de los casos, de adicción. Pero, sea como fuere, lo cierto es que el 83,4% de los españoles afirma consumirla y que al año ingieren unos 42 litros por persona, según el informe de Consumo Alimentario 2020 del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Un mercado cuyas cifras económicas se repartían entre unas pocas familias hasta hace pocos años, pero cuya realidad ha cambiado radicalmente. ¿Cómo se han adecuado a las nuevas circunstancias?
Para Alberto Rodríguez-Toquero, director general de Mahou San Miguel, “la competencia es buena porque nos obliga a evolucionar y a seguir pensando en cómo podemos hacer mejor las cosas”. No obstante, es la cervecera más afectada por los nuevos competidores del mercado.
Así lo reseña el Informe Socioeconómico del Sector de la Cerveza en España, que edita anualmente el Ministerio previamente citado, el cual observa una tendencia a la baja en la producción de esta bebida por parte de los principales productores españoles en detrimento de nuevos y más pequeños competidores.
En el caso de Mahou-San Miguel, el mayor grupo cervecero del país, sus cifras de producción se han reducido en 1,7 millones de hectolitros entre 2010 y 2020. Una caída que comparte también con Heineken-Cruzcampo, la segunda mayor, la cual ha mermado su volumen en 1,4 millones de hectolitros.
No es así en el caso de Hijos de Rivera, matriz de Estrella Galicia, que ha incrementado en 2,5 millones su posición productora en el mercado español, así como de Damm, que ha crecido en 1,7 millones.
Sin embargo, para el director general de Mahou San Miguel, los datos y su evolución son un problema menor porque este pasado año “renunciamos a un mayor beneficio para ayudar a un sector clave para nuestro negocio y para la economía española, la hostelería, y esto nos diferencia de nuestros competidores”.
En concreto, Rodríguez-Toquero se refiere al Plan de Apoyo a la Hostelería anunciado el pasado julio, con una inyección de 180 millones de euros al sector “que se suman a los más de 200 millones que destinamos en 2020”. Un plan de ayudas que, advierte, podría no ser el último. “Seguiremos poniendo el foco en ayudas financieras personalizadas y en escuchar las necesidades de los hosteleros para desarrollar soluciones a medida para cada uno de ellos”, comenta el director general de Mahou-San Miguel a Capital.
Esta estrategia es compartida también por varias de las cerveceras con mayor volumen del país, como Heineken-Cruzcampo e Hijos de Rivera, que también anunciaron su apoyo al sector a base de ayudas para resistir los efectos de la pandemia. Y Damm, por su parte, repuso de forma gratuita los más de 3,5 millones de litros de cerveza que tenían sus clientes cuando se vieron obligados a cerrar por el confinamiento. Un cúmulo de propuestas que no les han excluido de las pérdidas anuales generalizadas.
Cifras de un año amargo
“2020 fue un año en el que los resultados no nos acompañaron, pero que nos dejó grandes aprendizajes y la satisfacción de que, gracias al esfuerzo de todos, hicimos las cosas bien y estuvimos a la altura como equipo y como compañía”, recalca el director general de Mahou San Miguel, compañía que registró una caída del 98% en sus resultados con respecto al ejercicio anterior pero que cerró 2020 sin pérdidas, con un beneficio neto de 2,3 millones de euros.
Estas cifras a la baja fueron compartidas por el resto de competidores. A nivel global, Heineken registró unas pérdidas de 204 millones de euros frente al beneficio neto de 2.166 millones de 2019. Por su parte, Hijos de Rivera, matriz de Estrella Galicia, contrajo un 27,4% sus resultados, con un beneficio próximo a los 53 millones de euros. Y Damm facturó un 11,5% menos que en el último año pre Covid-19, en los 40,5 millones.
Unos datos generalizados que, según se desprende del informe de la Asociación de Cerveceros de España, reflejaron fuertes caídas a nivel nacional. De hecho, el sector pasó de los 8.500 millones de euros de 2019 a los 6.100 millones del pasado año, es decir, un retroceso del 28% en el conjunto del sector.
Por suerte para el negocio cervecero, las cifras parecen revertirse este 2021. Las causas son de sobra conocidas y tienen como nombre “nueva normalidad”, pero lo cierto es que los empresarios del sector también confían en ello. Lo confirma Alberto Rodríguez-Toquero, que reconoce estar “viendo signos de mejora” en las ventas de los últimos meses. Y añade: “Creo que nuestro beneficio neto será superior al del año pasado. Las expectativas son buenas”.
Para ello es vital la recuperación de un consumo que, en España, deriva principalmente del turismo, ya que una de cada cuatro cervezas que se consume en nuestro país es bebida por turistas. Tampoco podemos negar, en cualquier caso, que la media de ingesta del consumidor español es bastante destacable. Además, el cliente patrio ha escalado en conocimientos y sofisticación del producto. Algo que ha impulsado el boom de las cervezas artesanas en los últimos años y que hoy día buscan hacerse su hueco en este sector tan competitivo.
Sostenibilidad en el sector
El motivo no es otro que precisamente es en el canal Horeca donde más se utilizan los formatos reutilizables como las botellas o los barriles. De hecho, ambos han supuesto el pasado año un 30% del total frente al 44,4% de 2019. Unos datos que contrastan con el incremento del consumo en lata, que ha pasado del 34% al 45% del pasado curso.
Estas cifras no son especialmente optimistas para un sector que busca también un traslado hacia la sostenibilidad, pero que, en cualquier caso, espera recuperar con medidas adicionales a partir de este curso.
Mahou San Miguel, por ejemplo, tiene previsto el plan Vamos 2030, por el que el “100% de los envases serán reciclables, reutilizables y libres de plástico virgen”, recuerda su director general. De hecho, añade, “gracias a estas iniciativas de ecodiseño, desde 2009 hemos dejado de consumir 6.700 toneladas de material, evitando así la emisión de 7.000 toneladas de CO2 a la atmósfera, que equivale a la absorción de CO2 de 500.000 árboles durante un año”.
Asimismo, en su caso, están “eliminando las anillas de plástico y sustituyéndolas por cartón 100% reciclado y procedente de bosques gestionados de forma sostenible en 12 de nuestras referencias”. Una iniciativa que les ha permitido “ahorrar más de 90 toneladas de plástico y que nos permitirá conseguir un ahorro estimado superior a los 560.000 kilos de plástico”.
A menor escala, las cerveceras artesanas también tienen sus respectivas ideas. En el caso de La Virgen, trabajando “exclusivamente con barriles inox retornables para evitar cualquier tipo de residuo” o con “cajas de cartón reciclado” para las cervezas embotelladas. Además, destaca César Pascual, cofundador y director de Marketing y
Comunicación de Cervezas La Virgen, “no usamos plásticos en los agrupadores de cerveza” y “el bagazo sobrante de las cocciones (el grano ya infusionado para crear el mosto) es almacenado y recogido por ganaderos locales de la sierra de Madrid, ya que es un excelente alimento para sus animales”.
Unas prácticas que, para Montseny, todavía quedan lejos, pero que afirman intentarlo. “Por suerte, la cerveza es un producto natural, orgánico. Pero la energía de nuestras fábricas no es 100% renovable”, señala Julian Vàllès, director y socio de Cervezas Montseny. Unas declaraciones similares a las que proceden desde Segovia, donde se ubica La Granja de Goose.
Y es que, tal y como argumenta Ignacio Vacchiano, fundador de La Granja de Goose, “nos da pena no tener fuentes más ecológicas, pero es algo que tenemos en cuenta de cara al futuro”. Lo que sí cuidan es que el “vehículo de reparto es ecológico, de cero emisiones, y es algo que nos preocupa mucho porque nuestra huella ambiental es muy baja, pero queremos reducirla más”.
La importancia del sector cervecero español
Así se condensa un sector, el cervecero, que representa alrededor del 1,2% del PIB y que a escala internacional se sitúa como uno de los grandes reclamos. De hecho, según el Statistics Report del Brewers of Europe de 2020, con cifras de 2019, España es el tercer país productor de esta bebida en Europa con un total de 39,52 millones de hectolitros, sólo superado por Alemania (91,61 millones) y Polonia (40,41 millones). Cifras que, a escala, mundial tampoco nos dejan atrás. Y es que España es el décimo productor de cerveza más importante del planeta. El primero, China, con 376,53 millones de hectolitros anuales.
A esto hay que sumar que España es el tercer país generador de empleo alrededor de Europa en esta área, con un total de 9.500 empleos directos y casi 420.000 indirectos, tal y como incide el informe The Contribution made by beer to the European Economy con datos prepandemia. De ellos, el 90% derivan de la hostelería, uno de los principales motores de empleabilidad en España.
Asimismo, tal y como recuerdan desde Cerveceros de España, la recaudación a través de impuestos que genera la cerveza para el Estado alcanzó los 6.000 millones de euros en 2019, lo que sitúa a nuestro país como el tercero de Europa. Sólo están por delante Reino Unido y Alemania.
Un año más tarde, la recaudación se redujo hasta los 4.000 millones de euros, es decir, un 33% menos. No obstante, según recalcan desde la asociación, no es de extrañar, porque casi el 90% de los ingresos proceden de la hostelería. Por eso, el grito del sector es unísono. Recuperar la normalidad del sector que convierte en ritual uno de los diálogos más comunes del país:
- "¿Qué quiere tomar?"
- "Una cerveza, por favor"
