Capital habla este 8M con Fuencisla Clemares, CEO de Google en España y Portugal, sobre cómo el trabajo duro y el aprendizaje continuo fueron vitales en su trayectoria para triunfar
Empezó haciendo lo necesario: formarse. Después, lo que le fue posible: trabajar incansablemente. Y cuando se dio cuenta, estaba haciendo lo que parecía imposible: dirigir el gigante de internet Google contando con una gran intuición de negocio, pero sin tener perfil tecnológico.
Liderar un buscador nunca estuvo entre sus planes. Ni los años ni los grandes despachos, por los que está acostumbrada a transitar, han evitado que Fuencisla Clemares lleve consigo la niña que fue. Aquella que soñaba con ser cantante, “aunque no estuviera muy dotada porque cantar, cantar, no me han dejado ni en el coche”.
Celebrando el Día de la Mujer, alza la voz para conversar con Capital y su disciplina organizativa hace que comience recordando sus años de estudiante brillante: “Siempre saqué muy buenas notas y mira que se me daban bien las matemáticas y las ciencias y me podía haber encaminado hacia una carrera más técnica. Pero mi padre era emprendedor y mis cinco hermanos también se dirigieron al mundo de los negocios. Al final era de lo que estaba rodeada y por ahí encaminé mi carrera”. Cuando finalizó sus estudios universitarios y un máster posterior, se abrió la puerta al trabajo y dejó entrar al futuro: en 2009 recibió la llamada del director general de Google en España, Javier Rodríguez Zapatero. La ofreció que se incorporara como responsable de gran distribución tras su experiencia en grandes compañías de compras como Carrefour y consultoras como McKinsey.
Así comenzó una carrera meteórica en el negocio español de una de las empresas más valoradas del mundo: “Lo conseguí trabajando muy duro y, sobre todo, saliendo de la zona de confort y aprendiendo. Recuerdo que cuando hice la entrevista para Google no sabía nada de digital ni de marketing, no era mi especialidad, pero les dije que tengo mucha capacidad de aprendizaje porque, el entrenamiento que yo había tenido en mis anteriores puestos, te da esa capacidad de enfrentarte a proyectos nuevos y a abordarlos con confianza, con cierta estructura y con cierta consistencia. Y desde que me uní a Google, cada dos años surgían nuevos retos, nuevas industrias, salía de mi zona de confort y eso requiere esfuerzo adicional".
Clemares es "de las que cree firmemente que se aprende". Por eso considera que "la educación y la formación son importantes, pero se aprende sobre todo en el trabajo. Y cuando abordas retos es cuando haces nuevas cosas, aprendes, te equivocas, corriges, creces como profesional y como persona. Sin duda, es así como he llegado donde estoy hoy”.
Con la sonrisa de la fortuna ganada a pulso, la CEO de Google España es consciente de que forma parte de esa rara avis de mujeres que han alcanzado lo más alto del organigrama profesional. Por eso, insiste en la necesidad de eliminar estereotipos y poner en valor referentes: “Solo un 34% de los directivos son mujeres y cuando piensas en posiciones de CEO encuentras aún menos en funciones que son críticas para ser miembros del consejo como pueden ser directores de financiero, de negocio, de tecnología. Encuentras, por ejemplo, a muchas más mujeres haciendo marketing o recursos humanos. Eso conduce a que, cuando quieres hacer una composición del consejo, ya tengas un pool de talento menor. Y luego, la otra barrera que hay yo la llamo la inercia. Es la de un mundo dominado por hombres y donde los consejos están mayoritariamente compuestos por ellos. La diversidad trae un valor increíble a los equipos a todos los niveles, a los consejos también. Hablamos de diversidad de género, pero también de diversidad de experiencias, de diversidad funcional. No obstante, yo creo q ese cambio se está produciendo”.
Asignando valor a las experiencias, Clemares corrobora que la fortuna sonríe a los más audaces: “Mi primera sensación cuando llegué aquí, como la que he tenido muchas otras veces, fue la de sentir que eres una persona diversa. No solo por ser mujer sino también por mi edad, normalmente soy la persona más joven de los consejos y, quizás también, por el perfil porque, al final, no soy un perfil tecnológico”.
Augurando que la siguiente revolución “que sucederá a la actual de la inteligencia digital y el bigdata, será la de la computación cuántica”, la ejecutiva madrileña confiesa que no vive siempre hiperconectada: “Las tecnologías están aquí para hacernos la vida más fácil. Creo que está en nuestras manos que nos hagan más libres o más esclavos, según el uso que hagamos de ellas. Yo personalmente no tengo problemas para dejar mi móvil apagado cuando estoy de vacaciones, por ejemplo. Ahora bien, me encanta estar conectada, me gusta leer, estar informada, me gusta estar en contacto con mis seres queridos. La clave está en conseguir ese balance”.
Mientras responde que lo que más busca ahora en Google, al igual que la mayoría de los usuarios, son los temas de actualidad ahora presididos lamentablemente por la guerra en Ucrania, parafrasea a Santa Teresa de Jesús corroborando que el que quiere conseguir mucho, debe renunciar a mucho: “Para que mi nombre figure en la casilla de directora general, claro que he tenido que hacer sacrificios y claro que he tenido que renunciar a muchas cosas. Me hubiese encantado pasar muchísimo más tiempo con mis seres queridos, con mis padres, con mis hijos, con mi marido, con mis amigos. He tenido que renunciar a muchas horas con ellos. También he tenido que renunciar a hacer cosas para mí misma".
Sin embargo, concluye, le ha compensado: "Siempre he dicho que creo que soy mejor persona porque soy una persona de éxito, porque este trabajo me encanta. La clave es que he conseguido encontrar ese equilibrio que me hace feliz. En la medida en que sea capaz de encontrar ese balance, sigo adelante, sigo feliz y sigo encantada”.