“Las discusiones sobre el cambio radical de modelo productivo son ‘zarandajas’, la economía cambia y las instituciones evolucionan”
“El periodismo actual es poco incisivo, parece que tiene miedo”
Para charlar con Ramón Tamames (Madrid, 1933), es necesario pedir un día libre. Y nunca es suficiente. A punto de cumplir 89 años, el economista, político y catedrático recibe a Capital en su casa, que es como iniciar un paseo por la historia de alguien que nació apenas tres años antes de la Guerra Civil y ha vivido todos los acontecimientos relevantes de España y de la UE. Entre diversos hitos, destaca la firma de la Constitución Española de 1978.
Con la visión de un economista y la curiosidad de un periodista, Tamames celebra la 26ª edición de su libro “Estructura Económica de España”. Un manual de 62 años de historia (1960-2022) que se actualiza cada año y que resulta de obligada lectura para poder comprender cómo funciona la economía española.
La economía global ha sido nuevamente sacudida y el mundo busca respuestas que permitan la recuperación. ¿Qué cree usted que hace falta?
Vivimos una época en la que los bancos centrales siguen siendo protagonistas. Ahora, con la subida de los tipos, todo el mundo elucubra sobre si es una subida excesiva, si va a ser peor y va inducir y a una recesión o algo parecido para acortar el tiempo de la inflación y si es peor el remedio que la enfermedad. Eso nunca se sabe, pero no cabe duda de que Estados Unidos, con un desempleo en el 3,5%, récord prácticamente histórico y pleno empleo, se puede permitir tipos de interés altos.
La Unión Europea tiene una tasa de paro del 7,5%, que es una cifra muy buena, mientras que España tiene más de un 12,5%. Estos niveles de nuestro país se producen, también, por razones antropológicas. Hay mucha gente en España que no quiere trabajar, mientras que otros están trabajando y cobrando el seguro de desempleo.
La subida de tipos de interés es inevitable, es una medida clásica. En estos momentos me parece claro, mientras que la banca está dando créditos al 5 y al 6 y al 7%. El TAE está mucho más alto, pero creo que estamos todavía en cotas muy soportables y la subida por extensión de las hipotecas no es tan tremenda, no va a paralizar la economía.
El Gobierno lo que no está haciendo es dejar tranquila a la población y decir que no va a subir impuestos, están hablando siempre del impuesto sobre la energía las grandes compañías eléctricas o del impuestazo sobre la banca, que demuestran que las alegrías de las entidades financieras y las eléctricas no son tan grandes.
Además, los impuestos en España ya son bastante progresivos. Cuanto más ganen ellos, más cobra también Hacienda. Y hay otra cosa que perjudica mucho la inversión extranjera, que es muy importante, porque la gente dice España es un país inseguro. La seguridad jurídica y la estabilidad en tipos impositivos son muy importantes hoy en día. Yo creo que lo que tiene que hacer el Gobierno es intervenir lo menos posible.
Por ejemplo, las renovables fueron castigadas severamente y ahora son aplaudidas. La fiscalidad… ¡quién sabe la que vamos a tener dentro de 6 meses! Así no se puede generar actividad económica.
¿La estructura económica de España ha cambiado tanto en estos años?
El libro que iniciamos en 1960 -hace 62 años- ya va por su 26ª edición y yo espero que podamos alcanzar los 100 años, con la inestimable ayuda de Antonio Rueda Guglieri. Y este libro también refleja que no cuidamos la seguridad jurídica.
En España ha habido políticas económicas decisivamente importantes, como el plan de estabilización del año 59, donde la peseta entra en el Fondo Monetario Internacional (FMI). Recordemos también los Pactos de La Moncloa del 77, la democratización de las instituciones y el ingreso en la Unión Europea.
Todo eso ha sido muy importante. Son momentos de cambios estructurales, ahora estamos en otra situación de medidas menos contundentes, menos coordinadas. Queremos cambiar muchas cosas de raíz. Todos aquellos que dicen que España debe cambiar su modelo productivo solo dicen ‘zarandajas’, porque cambios hay continuamente.
Afortunadamente, desde que dejamos la autarquía y pasamos a la economía más o menos libre, en el plan de estabilización del año 59, pues desde entonces tenemos el mismo modelo. Lo que pasa es que el modelo va cambiando también, claro, cómo van cambiando las instituciones. El Banco de España empieza en el año 1782, con Carlos Tercero, como agente del Tesoro para vigilar la deuda. Luego fue un instituto emisor y ahora depende del Banco Central Europeo (BCE).
Y en la Bolsa, pues hemos pasado de los corrillos, en los que se negociaba a gritos, a las transacciones electrónicas. Claro, sí que hay cambios, pero son cambios de modernización, de carácter internacional casi todos.
¿Y no cree usted que todo este proceso de cambio, de tecnología, del mundo digital, nos ha quitado un poco de humanidad?
Alan Greenspan, presidente de la Reserva Federal (Fed), solía decir que “tenemos 200 modelos econométricos en el sistema para decidir si es conveniente o no subir los tipos. Pero al final quien decide es una persona”. Lo que quiero decir es que, por mucha tecnología que nos rodee, las grandes decisiones tienen que tomarlas los seres humanos.
“La ONU no puede hacer nada en la guerra de Ucrania porque no tiene ninguna capacidad de mando”
Usted ha tenido mucha relación con periodistas durante su larga trayectoria. ¿Cómo ve usted el periodismo actual?
Creo que es poco incisivo y tiene mucho miedo. Yo estoy en un programa de radio y mi función es seleccionar dos personas que van cada día y, hace unos meses, para un tema concreto que estaba en debate, nadie se atrevió a venir a debatirlo. Muchos periodistas no se atreven a opinar por si lo que dicen puede molestar a alguien.
Es una vergüenza, y esto está pasando. La gente no se atreve a dar su opinión. Muchos ministros se han metido en follones, escándalos… Y ahí están, nadie ha seguido esas historias. Y tampoco veo buenos reportajes, especialmente sobre economía. Falta análisis y profundidad en los temas. El periodismo tenía que estar más impregnando en el país y yo creo que no lo impregna. Su sentido de compromiso público, de transparencia… Se ha perdido, no denuncia lo suficiente. Echo de menos a figuras como Paco Umbral.
También se habla mucho de una cierta crisis de liderazgo en muchos ámbitos, no solo a nivel económico, sino a nivel social, político y demás. ¿Realmente cree que estamos ante una época de falta de líderes potentes, con capacidad de desarrollar iniciativas?
El ‘denostado’ Ibex 35 tiene empresarios de primera. Ahí está Florentino Pérez, presidente de ACS; Ignacio Sánchez Galán, presidente de Iberdrola; José Manuel Entrecanales, presidente de Acciona; Manuel Manrique, presidente de Sacyr…
La gente no se da cuenta de que el 74% del negocio de las empresas del Ibex 35 está en el extranjero, porque es competitivo. Tenemos un nivel altísimo de empresarios, pero la política no está muy boyante. A pesar de todo, España, con todas las crisis que ha habido, ha resistido bastante bien. Cuando dicen que los políticos de antes eran mejores, yo tengo la ‘teoría del embalse’.
Cuando no había actividad política suficiente, porque estaba Franco en todas partes, se iba llenando el agua en un embalse. Y cuando viene la Transición, ese embalse se abre y por el aliviadero sale una cantidad de agua tremenda con muchísima gente de mucha capacidad. Ahora es una tubería que fluye todos los años por igual.
La generación política de la Transición se lució en la elaboración de la Constitución, por ejemplo.
¿Cree que el papel que ha tomado España en particular, y Europa, en general, ha sido el correcto en esta guerra?
Yo creo que es bastante indecente que llevemos ya casi 250 días de guerra y ahí seguimos. Un día los ucranianos van a bombardear Moscú y entonces la cosa se va a poner muy peligrosa, una guerra que no se sabe cómo va a terminar.
Y la vergüenza es que las Naciones Unidas no puede decir nada porque no manda nada. La ONU no significa nada porque, con la Carta de las Naciones Unidas, que tenía que haberse modificado, las Naciones Unidas han intervenido solo como tenían que hacerlo durante la guerra de Corea. El veto soviético se resolvió yéndose a los lavabos.
Ahora no se puede parar una guerra sin declarar el veto, no se discute. Es una vergüenza que la Carta de las Naciones Unidas, tal y como está establecida hoy, tenía que haberse modificado a los 10 años.
Europa no ha hecho propuestas de paz verdadera. El líder francés, Emmanuel Macron, fue a visitar a Vladimir Putin y del resultado de ese encuentro se ha demostrado que no, que no sirve, que es como si estuviera Pedro Sánchez.
Tendría que haber una estrategia europea global, no hay una política de defensa propia después de más de 60 años. Los ejércitos europeos somos un protectorado de los Estados Unidos de América. Eso es lo que seguimos viendo, nadie se acuerda ya del desastre de Afganistán.
Yo creo que, en el contexto de la guerra de Ucrania, la neutralidad es una bendición del cielo. En mi opinión, un país neutral es un país de paz. Y todos están contentos de que Finlandia y Suecia dejen de ser neutrales, no lo entiendo. Suecia ha sido neutral siempre desde 1815, desde el Congreso de Viena, el final de Napoleón.
Fotografías: Santi Burgos