A escasas semanas de escuchar el pitido inicial de la máxima competición del futbol mundial, la polémica asociada a la sede del evento no ha dejado de crecer. Pese a la imagen de tolerancia y progreso que ha intentado proyectar Catar desde que fuese designado como anfitrión del Mundial de fútbol, son muchos los que cuestionan esta elección, defendiendo que el país árabe no es una nación merecedora del mayor honor de la FIFA.
El 20 de noviembre Doha se convertirá en el epicentro del mundo del deporte albergando la mayor fiesta del fútbol a escala global. Una inversión faraónica que pretende mostrar al mundo el poder económico de una nación cuyo crecimiento en los últimos años no ha dejado de crecer. La riqueza en recursos naturales (con una industria de gas natural y petróleo responsable del 55% del PIB) y el poder que esa explotación ha traído a la nación (con una tasa de desempleo del 2% y un PIB per cápita siete veces superior al promedio mundial) han colocado a Catar como uno de los grandes gigantes económicos del nuevo siglo.
El país árabe ha hecho una inversión histórica dentro de Catar con el objetivo de presentar un escenario de ensueño. La mayor fiesta futbolística contará con 12 estadios (nueve de ellos nuevos y tres remodelados) con sistema de aire acondicionado especial para poder soportar las elevadas temperaturas, un innovador sistema ferroviario, hoteles de lujo, carreteras y demás elementos cuya construcción ha supuesto al país un desembolso superior a los 220 billones de dólares.
De esta cuantía, 10 mil millones se han destinado a la construcción de los nuevos estadios (un incremento del 60% respecto a los 4 mil millones presupuestados en la oferta inicial); destinándose los 210 mil millones restantes al resto de infraestructuras. Unas construcciones que entran dentro del plan más amplio de Catar 2030; el cual cuenta con un centro de innovación con hoteles de lujo, transporte subterráneo sofisticado, estadios y aeropuertos. Inversiones pensadas a largo plazo que se han visto impulsadas en el corto plazo por la competición futbolística.
Mundial, el gran activo de la FIFA
Para la FIFA, la Copa del Mundo supone su principal fuente de ingresos habiendo asegurado la competición por 900 millones de dólares. Así lo señaló el propio organismo en el informe de sus cuentas: “La situación financiera de la FIFA depende del éxito en la organización de la Copa Mundial ya que casi todos los contratos con sus afiliados comerciales están relacionados con este evento”.
En el plano deportivo, la selección que consiga alzar la copa se embolsará 50 millones de dólares, según cifras de la propia FIFA. El subcampeón, 40 millones; mientras que la selección que quede en tercer lugar volverá a casa con 30 millones de dólares. Unos premios económicos que no se limitarán a las selecciones que conformen el pódium, sino que todos los participantes obtendrán una recompensa por su participación: 25 millones para el cuarto clasificado; 18 millones para cada Federación entre el quinto y el octavo puesto (aquellos que lleguen a jugar los cuartos de final); 12 millones para quienes lleguen a octavos; 10 millones para las selecciones que jueguen la fase de grupos y 2 millones para todas aquellas que se hayan clasificado al Mundial (32 selecciones participantes). Unos alicientes económicos más que destacados para ‘animar’ la participación de todas las selecciones.
Un "tesoro" televisivo
La Copa del Mundo supone uno de los mayores activos televisivos para cualquier cadena del mundo. En el caso de España, los derechos del evento han sido comprados por Radio Televisión Española por una cifra cercana a los 35 millones de euros en la subasta organizada por Mediapro, desbancando a Mediaset como medio emisor de las tres últimas citas mundialistas.
Los derechos televisivos del mundial suponen uno de los mayores atractivos para cualquier medio, capaz de concentrar delante de un televisor a medio planeta (la última cita mundialista contó con una audiencia de 3.572 millones de personas por todo el mundo). En España, la eliminación en octavos de final ante la anfitriona Rusia en la última cita mundialista congregó a 15 millones de espectadores llegando a superar el 81% de share. Un producto de oro para cualquier medio.
Un evento carcelario pintado de purpurina
Los defensores de los derechos humanos, el colectivo LGTBIQ+, un amplio porcentaje de la población mundial e incluso algunas selecciones participantes, han manifestado públicamente su disconformidad con un evento sobre el que pesan las sombras de la homofobia, la muerte y la corrupción en la elección de la sede.
Pese al “todos son bienvenidos y se sentirán seguros” manifestado por el director ejecutivo del comité organizador, Nasser Al-Khater, muchos aficionados e incluso jugadores no acudirán al país catarí por miedo. Una preocupación que se ha extendido al plano deportivo, ante las posibles ausencias de jugadores como Joe White, integrante de la selección inglesa y cofundador de Three Lions Pride (grupo de partidarios LGTBIQ+ de Inglaterra). “¿Me encantaría ir? Probablemente –alegó–. Pero sé que nos costaría mucho. En Rusia, por ejemplo, enviaba mensajes de texto a mis amigos cada dos horas para decir que estaba a salvo. Eso se amplificará aún más en Catar. No somos solo nosotros, son los amigos y la familia quienes naturalmente estarían preocupados”.
La condición sexual supone una barrera para muchos deportistas, haciendo que el miedo al castigo (en Catar la homosexualidad está penada con hasta 3 años de cárcel) los lleve a no acudir a la cita como es el caso de White o del jugador australiano Josh Cavallo (primer futbolista profesional de primer nivel en reconocer abiertamente su condición sexual).
Philipp Lahm, exjugador alemán y capitán del equipo ganador del Mundial de Brasil 2014, también ha mostrado públicamente su crítica hacia la adjudicación de Catar como sede y ha confirmado que no formará parte del combinado germano que aterrizará en el país árabe el este mes: “Los derechos humanos deberían desempeñar un papel importante en la adjudicación de torneos. Si un país que va mal en esa área obtiene el premio, entonces hay que pensar en qué criterios se basó la decisión".
Y no solo faltarán jugadores y miembros del cuerpo técnico, sino que habrá muchas selecciones que no podrán contar con el apoyo de sus aficionados por razones ajenas al coste del viaje como es el caso de los Danskefodbold. Este destacado grupo de seguidores daneses realizó protestas durante 2021 con el objetivo de boicotear el evento: “No es fácil darle la espalda al mayor evento de este deporte, pero el fútbol ha sido tomado como rehén por gobernantes autoritarios hambrientos de poder, hombres ricos codiciosos, líderes hambrientos de poder e incompetentes”.
Pese a estas ausencias, la cifra de ventas ya ha superado los 2,45 millones de entradas con la anfitriona Catar, EE.UU., Inglaterra, Arabia Saudí, México, Emiratos Árabes Unidos, Francia, Argentina, Brasil y Alemania como lideres en cifras.
La FIFA, una organización marcada por las sospechas de corrupción
Pese al gran esfuerzo de la FIFA por comunicar al mundo que este Mundial supone una oportunidad de desarrollo para países emergentes, la alargada sombra del dinero oscurece cada ‘lavado de imagen’ que esta organización intenta mostrar con sus múltiples acciones de comunicación.
La sombra de corrupción ha cubierto la sede de la FIFA desde 2015, cuando su máximo dirigente Joseph Blatter (con 17 años de mandato a sus espaldas) tuvo que dimitir ante las detenciones de altos cargos acusados de corrupción por orden del departamento de Justicia de Estados Unidos y el FBI. Una corrupción endémica que salpicó a todos los rincones del mundo: la dimisión de Jack Warner (presidente de la Concacaf) o la del dirigente de la asociación de fútbol de Nepal.
El nivel de corrupción y falta de claridad dentro de la organización mundial del futbol llegó a un nivel de descontrol tan alto que la propia FIFA se vio obligada en 2012 a contratar a Michael García, antiguo fiscal federal de Estados Unidos, para investigar las votaciones sobre Catar y Rusia, además de otros cargos. Como resultado de este estudio, el propio García renunció a su cargo de investigador ante la “falta de independencia y liderazgo” de una FIFA que solo quiso publicar una pequeña muestra de la investigación. Esta dio como resultado que, de los 22 miembros del comité ejecutivo de la FIFA encargados de elegir las sedes de los Mundiales de 2018 (Rusia) y 2022 (Catar), 15 se han enfrentado posteriormente a cargos penales o han sido sancionados por el organismo rector del fútbol mundial.
El escándalo de la compra de votos sacudió hasta la UEFA, produciéndose en 2019 la detención de Michel Platini, exjugador francés y presidente de la UEFA, como parte de la investigación sobre corrupción por la atribución de la Copa del Mundo en Catar en 2022. Una detención por sobornos que acabó con las aspiraciones del galo de alcanzar la presidencia de la FIFA.
Pese a la absolución de ambos dirigentes este año por parte del Tribuna Penal Federal de Suiza, la corrupción asociada al “negocio del fútbol” ha quedado expuesta públicamente al mundo. Las manos de los dirigentes del fútbol mundial están manchadas y cargadas de ‘oro catarí’. Un aliciente económico que decantó la balanza para el lado de Catar en detrimento de Estados Unidos en la segunda vuelta de la votación para este próximo mundial; dejando emponzoñada para siempre a toda la organización mundial del fútbol.
Las protestas también llegarán desde el césped
El mundo entero, los equipos nacionales, jugadores y entrenadores tienen muy claro que la elección de esta sede se ha basado única y exclusivamente a un factor: el poder del dinero catarí.
Louis van Gaal, seleccionador de Holanda, ha sido uno de los representantes del fútbol que más crítico se ha mostrado con esta elección: “Es ridículo que vayamos a jugar en un país ¿cómo lo dice la FIFA? ‘para desarrollar el fútbol allí’. Eso es una tontería. Pero no importa, se trata de dinero, intereses comerciales. Ese es el motivo principal de la FIFA”.
Las protestas serán visibles desde el terreno de juego, con diseños especiales en algunas equipaciones como los de la selección de Dinamarca. En la ropa de juego de esta Selección, diseñada por la marca Hummel, no se podrá apreciar a simple vista ni el logo de la selección ni el de la marca de ropa. Un movimiento de protesta de Hummel como reconoció la propia marca hace pocas semanas a través de sus redes sociales: "Con las nuevas camisetas de la selección danesa hemos querido enviar un doble mensaje. No sólo se inspiran en la Eurocopa 92, rindiendo homenaje al mayor éxito futbolístico de Dinamarca, sino que es también una protesta contra Catar y su historial en relación a los derechos humanos. Por este motivo, hemos atenuado todos los detalles de las nuevas camisetas de Dinamarca para el Mundial, incluido nuestro logotipo y los icónicos 'chevrons' (los galones en forma de uve característicos en los diseños de la firma). No queremos ser visibles durante un torneo que ha costado la vida a miles de personas".
Tres equipaciones de las cuales las dos primeras recogen los colores rojo y blanco propios de la bandera danesa, a los que sumar una ‘revolucionaria’ tercera equipación negra: “El color del luto. El color perfecto para la tercera camiseta de Dinamarca para el Mundial de este año. Queremos hacer una declaración sobre el historial de derechos humanos de Catar y el trato que da a los trabajadores inmigrantes que han construido los estadios del Mundial”.
Y del negro de esta equipación al arcoíris de los brazaletes de capitanes de algunas de las selecciones participantes. Una campaña contra la discriminación en la que ocho selecciones del Mundial ya han confirmado su participación (Países Bajos, Bélgica, Dinamarca, Francia, Alemania, Suiza y Gales). Entre ellas, la selección de Inglaterra con su capitán Harry Kane como abanderado: “Llevar el brazalete en nombre de nuestros equipos enviará un mensaje claro cuando todo el mundo esté mirándonos”.
Esta campaña, OneLove, está pendiente de la aprobación o sanción por parte de la Federación Internacional de Fútbol, aunque algunas selecciones como la inglesa ya han manifestado que lucieran sus brazaletes, aunque la decisión incumpla la normativa.
"El Mundial de la vergüenza"
Con estas palabras ha catalogado Amnistía Internacional al mayor evento mundial dentro del mundo del futbol tras destacar los innumerables abusos contra los derechos humanos que supuestamente han tenido lugar a lo largo de los 11 años de preparación de Catar para el evento.
“Estaba claro desde el principio que el coste de los derechos humanos de esta Copa del Mundo sería alto a menos que se impusiera alguna protección o condiciones a Catar para introducir mejores condiciones laborales”, dijo a The Athletic la investigadora de la región del Golfo para Amnistía Internacional, May Romanos.
A finales de 2021, el diario inglés The Guardian publicó los datos de una investigación realizada en el Golfo Pérsico sobre la organización del Mundial: 6.500 muertos. Con esta investigación se confirmaba cómo los 1,7 millones de migrantes procedentes de países como la India, Nepal, Bangladesh, Pakistán y Sri Lanka desplazados a Catar (cifra dada por Amnistía Internacional), habían sido explotados en condiciones infrahumanas en unas construcciones faraónicas que para muchos supusieron la edificación de sus propias tumbas.
Unas cifras de fallecidos que distan mucho de las reconocidas por el gobierno catarí: “En Catar han fallecido tres trabajadores del Mundial. Tres. Son datos que nunca hemos escondido. Los datos que ofrecen varios medios se utilizan para crear negatividad y responden a intereses personales. Son absolutamente falsos. Nosotros no reconocemos estos datos. Es un periodismo irresponsable. Parece que todo el que muere en Catar lo hace por el Mundial".
Nunca se conocerán las cifras exactas de fallecidos, pero lo que es evidente es que los números comunicado por el país distan mucho de la realidad, tal y como confirmó la Organización Internacional del Trabajo (OIT) de la ONU: “Sabemos que los trabajadores se someten a evaluaciones médicas antes de salir de sus países de origen y al llegar. Se considera que están en forma y saludables, pero sabemos que ha habido muchas, muchas muertes entre hombres jóvenes que antes estaban en forma y saludables”.
Un Mundial de luces y sombras que en unos días levantará el telón para dar paso al evento futbolístico más caro de la historia. Un ‘homenaje a la riqueza’ cuya trascendencia va mucho más allá del futbol, con una alargada sombra de injusticias sociales cubriendo toda la península del Golfo Pérsico en un acontecimiento que confirma el cambio de ruta del deporte, imponiéndose el poderío económico sobre el sentir del pueblo.