La Finca La Donaira ofrece experiencias de lujo donde reina la naturaleza. Esta propiedad es mucho más que un alojamiento.
Estamos en Andalucía, en la Serranía de Ronda, cerca de Zahara de la Sierra y más cerca de El Gastor. Después de unas cuantas curvas y unas carreteras que nos llevan al paraíso rural, llegamos a un lugar diferente. Aquí la tierra transmite su alma y que vamos a disfrutar de un lugar que entiende de otra manera el lujo. La Finca La Donaira ofrece experiencias de lujo donde reina la naturaleza. Esta propiedad es mucho más que un alojamiento. Es un eco retiro, granja orgánica y centro ecuestre con cría de caballos lusitanos. Aunque no es sólo un refugio, es un proyecto ecológico y gastronómico que fusiona la tradición con la innovación para crear una utopía moderna.
La edificación principal es un cortijo con más de 111 años, el cortijo fue restaurado para integrar la naturaleza en cada uno de sus rincones y en sus nueve habitaciones diseñadas en exclusividad, intimidad y comodidad; instalaciones de última generación que incluyen un spa con hamman y sauna, una piscina con agua de manantial y una lista infinita de actividades. Y el entorno es muy especial.
A 1.000 metros de altitud, durante las cuatro estaciones del año, gracias a las agradables temperaturas que se mantienen en la finca. Accesible pero salvaje, con extensas praderas, bosques de robles y rocosas cumbres donde anidan aves rapaces.
Realmente, es un lugar diferente. La Donaira siempre está explorando maneras que inspiren un diálogo entre el diseño y la arquitectura inteligente, las artes, la arqueología, la naturaleza, la agricultura en la era moderna y nuestro papel en el mundo actual y el futuro que nos depara.
¿Acción o reposo?
Cada uno tiene sus opciones, que van desde la equitación, meditación en cama con abejas, visita a la granja, baños de bosque y wellness hasta celebraciones de festivales de música, maratón de montaña o retiros de salud. Aquí el concepto lujo se mide de otra manera. Tiempo y espacio se miden de otra manera. Es un lujo sencillo y olvidado de disfrutar del tiempo, del entorno es el efecto transformador.
La gastronomía es parte fundamental de este lugar. La sencillez de una gastronomía de la tierra, basada en sabores tradicionales son las notas que caracterizan su cocina. “Trabajamos desde nuestros inicios para ser autosuficientes y sostenibles, para que todo lo que se sirva y se saboree proceda del huerto orgánico o de colaboradores locales. “
El producto se disfruta en la mesa. Sus menús basados en lo que se ha recogido en la granja esa mañana, utilizando ingredientes en su forma más auténtica para crear sabores delicados con capas de habilidad y significado. Se elaboran diariamente quesos de leche cruda, mantequilla, pan y dulces. Se degustan productos cultivados en la tierra, como su vino o el aceite de oliva virgen extra, la miel, la leche de almendra o los huevos de gallinas criadas en libertad.
En esta línea de poner en valor la tierra y la filosofía, se han diseñado experiencias únicas como catas de vinos naturales y biodinámicos en espacios singulares del invernadero o debajo de una encina centenaria con vistas a la Sierra de Grazalema. Los guías de la finca, los maestros de mindfulness serán el burro andaluz, una raza en peligro de extinción a la que le debemos más de lo que imaginamos.
A esto hay que añadir su jardín medicinal- con más de 350 variedades de especies e inspirado en las boticas vivientes de los monasterios- sirve de farmacia y es donde se encuentra una de las cuatro camas de abejas que hay en el mundo. En ella se realiza una de las experiencias más extraordinarias de la finca y de conexión con la naturaleza: meditación con el zumbido de estos insectos.
