La compra del 9,9% de Telefónica ha llegado de forma sorprendente, pero Arabia Saudí invierte en multitud de lugares mediante una estrategia global
Arabia Saudí está compitiendo en una carrera de fondo contra sí mismo por hacerse un hueco entre los estados más influyentes del mundo. Su reputación, como la de la mayoría de los países de la región, suele estar en entredicho. Pero debido a su riqueza petrolera, a Occidente no le queda otra que observar cómo se suceden las inversiones.
En los negocios, no solo es importante la oferta y la demanda. La diversificación de la economía y la búsqueda de clientes receptivos es clave para un país que necesita del contexto internacional para posicionarse. Por ello, los saudíes están empeñados en maquillar su reputación y, por supuesto, en hacerse un hueco en los mercados de todo el mundo mediante sus prometedoras inversiones.
El turismo, pieza clave
La compra de acciones como ha ocurrido con Telefónica es algo habitual para los jerarcas árabes, que ponen especial atención en esta clase de inversiones con el objetivo de mejorar los beneficios de su fondo soberano, el denominado Public Investment Fund (PIF), que ha logrado obtener en 2022 unos beneficios de 161.000 millones de dólares.
Puede parecer que la monarquía saudí desperdicia el dinero en ciertas ocasiones, pero todo forma parte de una estrategia global. Y siguiendo los pasos de sus vecinos de los Emiratos Árabes Unidos, los saudíes quieren convertir su país en otra meca para el turismo de negocios y de multimillonarios, como ya lo son Dubai y Abu Dhabi.
Es aquí donde introducimos la estrategia Visión 2030. Este plan va a consistir en una gigantesca inversión de 1 billón de dólares en menos de diez años, con el objetivo de aumentar la llegada de turistas y poder competir con los Emiratos Árabes.
Para el año 2019, las cifras de la Organización Mundial de Turismo reflejaban la llegada de 17,5 millones de turistas extranjeros a tierras saudíes. Pues bien, el sueño del príncipe heredero, Mohamed bin Salmán, es hacer crecer la curva hasta llegar a los 55 millones para el año 2030.
Para conseguirlo, los saudís están moviéndose en todos los frentes: impulsan el nacimiento del sector de los cruceros en el país, la construcción de resorts de lujo en la costa del Mar Rojo y alojamientos ecológicos en el desierto.
El reino árabe cuenta con seis lugares declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, entre ellos, el oasis de al-Ahsa, el yacimiento arqueológico de Hegra (conocido como la Petra saudí), la ciudad histórica de Yeda, las pinturas rupestres en la región de Hail o el distrito de At-Turaif en Diriyah, la antigua capital de la dinastía Saud. Precisamente, en Diriyah, situado al norte de Riad, se lleva a cabo su restauración y se ha anunciado una inversión de 40.000 millones de dólares para levantar un complejo turístico que incluirá hoteles de lujo y restaurantes reconocidos con las famosas estrellas Michelin.
Eso sin contar con el famoso proyecto Neom, que contará con una ciudad en línea recta de más de 100km de largo, que será conocida como The Line. Este proyecto supondrá la llegada de miles de empresas extranjeras al país, con el consiguiente atractivo de estar situado en un lugar casi distópico que atraerá a miles de nuevos turistas.
Ya el año pasado, Reyes Maroto, ministra de Industria y Turismo, participó en un foro de inversión hispano-saudí en Riad, con el objetivo de que las compañías españolas hagan negocio en el país árabe. Acudió acompañada por representantes de 44 firmas españolas, como Acciona, Amadeus, FCC, Hesperia, Idom Consulting, Grupo Piñero, Segittur o Urbaser.
El negocio del fútbol
Hasta este año, el fútbol saudí no parecía haber tenido un gran impacto en Europa. Es cierto que la Supercopa de España lleva ya un par de años celebrándose en tierras árabes, pero lo que hemos visto en los últimos meses parece una revolución casi imparable.
La marcha de Cristiano Ronaldo a Al Nassr ha abierto la puerta a un mundo hasta ahora desconocido. Lo habitual en los últimos años era ver a ciertos jugadores al borde del retiro haciendo las maletas para jugar en China, Japón, los Emiratos Árabes, Catar o Estados Unidos. Pero de la noche a la mañana, el estado Saudí está acaparando lo mejor del continente europeo, y no son solo jugadores en proceso de retiro.
Solo en este mercado veraniego han adquirido a jugadores de la talla de Karim Benzema, Sadio Mané o Neymar, todos candidatos al aclamado Balón de Oro de este mismo año. La llegada de jugadores consolidados como Brozovic, Alex Telles, Milinkovic-Savic, Rúben Neves, Koulibaly, N´Golo Kanté, Fabinho o Mahrez dan buena muestra del poderío de Riad.
Pero la casa de Saud no quiere que esto sea un espejismo que se volatilice en cuanto se retiren las grandes estrellas de edad avanzada, sino que están dispuestos a invertir en futuro. Y por ello, han puesto la lupa en otros talentos algo más jóvenes, como Jota, Roger Ibáñez o Allan Saint-Maximin. El caso más extremo y polémico ha sido el del gallego Gabri Veiga, que con apenas 21 años ha decidido abandonar el Celta con destino al Al-Ahli. ¿El motivo? Un contrato multimillonario de 30 millones de euros en 3 años. Los diez fichajes más caros de la Liga Árabe para esta nueva temporada suman un montante cercano a los 400 millones de euros, sin contar con los inflados contratos millonarios que hacen de Arabia un lugar irresistible para cualquiera.
Sacar la chequera ha permitido a Arabia Saudí reventar el mercado europeo, pero no es el único objetivo que tienen entre manos. Bin Salmán ha anunciado un "plan nacional par el desarrollo del deporte". El reino saudí ha aprobado un proyecto por el cual se van a privatizar los clubes de fútbol por medio de empresas públicas y cuya fase de adjudicación a las respectivas empresas estatales comenzará en el último trimestre del presente año 2023.
Así, se utilizará el fondo público de inversión del país para adquirir el 75% de los cuatro grandes clubes (Al Nassr, Al-Hilal, Al Ittihad y Al-Ahli), fondo que en su día se puso en movimiento para la compra de clubes como el Newcastle, histórico de Inglaterra que jugará la Champions League este año.
En un comunicado a la prensa de este mismo julio, Bin Salmán afirmaba que los objetivos se estaban cumpliendo porque "cerca de un 80% de la población ve el fútbol, lo juega o va a los estadios" y que "desde 2015, la participación en el deporte ha crecido desde el 13% al 50% en 2022". Así, Riad mata dos pájaros de un tiro: crea un negocio multimillonario que atrae la atención de empresas extranjeras y pone a su pueblo a gastar dinero en un negocio que cada día que pase será más rentable.
Telecomunicaciones, golf, universidades, videojuegos...
Telefónica solo ha sido el comienzo. Arabia Saudí tiene en el sector de las telecomunicaciones global un foco de interés, como muestran sus acercamientos en los procesos de compraventa de la fibra de CityFibre o de Telecom Italia, o su entrada, con STC, en una torrera búlgara. La compañía saudí ha expresado su intención de no tomar el control ni subir del 9,9% del capital de Telefónica y valorará en el futuro si solicita entrar en el consejo de administración. Su influencia será, en todo caso, un hecho, aunque habrá que esperar hasta dónde llega.
De vuelta a suelo español, la situación de algunas empresas es algo más compleja. Y es que Riad ha firmado contratos millonarios a largo plazo con empresas públicas del calibre de Adif, Renfe, Indra o Navantia. Estas operaciones comerciales podrían verse entorpercidas en el caso de que el Gobierno de España pusiera trabas a esa adquisición que acaba de hacer STC en Telefónica, por lo que unas buenas relaciones diplomáticas con el país árabe son imprescindibles.
Por otro lado, el régimen dictatorial ha comprado la industria del golf, jugador a jugador. Tras ir reclutando jugadores para que abandonen la PGA Tour, principal liga a nivel mundial, para unirse a una nueva liga creada desde cero, llamada DP World Tour. Lograron atraer a todos los golfistas, incluido John Rahm, número 1 del mundo. Ante este escenario, llegaron a un acuerdo ambas directivas para unificarse ambas ligas en una, con grandes beneficios para varias empresas controladas por la dictadura saudí.
Conscientes de la repercusión que tienen los videojuegos, Arabia Saudí también tiene grandes inversiones en esta industria. El estado saudí posee el 8,99% de EA Sports, que tiene juegos como el FIFA. Además, es el mayor accionista extranjero de Nintendo, con un 8,96% y también es el mayor accionista de Activision, otro gigante de los videojuegos. Por si fuera poco, tienen los ojos puestos en su próximo movimiento, la inversión en el mundo de los E-Sports.
Por último pero no menos importante, la monarquía saudí ha puesto la mirada en la "caza de talentos". Al igual que Dubai, que lleva años reclutando jóvenes graduados, trabajadores expertos en sus sectores y empresarios de alto nivel, Riad quiere ser el destino de toda esa gente que desea poder gozar de los privilegios de un país donde los millonarios no paran de crecer.
Así, Arabia Saudí está pagando grandes sumas de dinero para que investigadores de todo el mundo puedan domiciliar sus proyectos en el país, con el objetivo de atraer talento y sobre todo, de mejorar el ránking de sus universidades más prestigiosas.