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Economía

Santiago Niño-Becerra: “Nos contaron que España era un país rico y hemos actuado como si lo fuera” 

Por Mario Talavera

Capital entrevista al economista Santiago Niño-Becerra, quien analiza el presente y el futuro de la economía española

En medio de un ambiente electoral perpetuo, el corto plazo y las consignas políticas inundan la conversación pública. El catedrático de Estructura Económica y conferenciante de Thinking Heads, Santiago Niño-Becerra, analiza el futuro económico inmediato de España, así como el más lejano, por medio de su libro “Futuro, ¿qué futuro?”. En esta entrevista con Capital, Niño-Becerra plantea varias de las prioridades que, a su juicio, deberían instalarse en la política económica española. 

¿Cree usted que se ha hablado poco de propuestas de cara a las elecciones? Que se ha hablado más, por ejemplo, de las compañías que tendrán unos y otros si llegan al poder. 

Y del pasado. Hay una cosa que está muy clara y es que, independientemente del color o de los rostros de quienes integren el Gobierno, Bruselas va a poner unos deberes, que de hecho ya los ha puesto, y, sea quien sea, lo va a tener que hacer. Porque si no va a tener consecuencias, desde los fondos europeos hasta la pérdida de imagen en los mercados de capitales. No hay que olvidar que la economía española es el 10% de la Unión Europea.  

Lo que veo es que hay mucha preocupación por quiénes van a estar, dónde van a estar, etcétera, pero de economía, que es de lo que yo hablo, el futuro está muy hipotecado ya. El problema vendrá después. Quien esté en el Gobierno tendrá que explicar lo que tiene que hacer porque Bruselas le dice que tiene que hacerlo. Lo que no se me ocurre es cómo lo va a vender.  

Por desgracia, estamos acostumbrados a que lo que se dice en campaña luego no se cumple... 

En este caso es aún peor, porque en esta campaña hay cosas que nadie las ha dicho. Otra cosa es lo que ha ocurrido en el pasado. Por ejemplo, lo que dijo el PP en las elecciones de 2011. El PP dijo que no iba a subir los impuestos. Luego los subió y dijo que era debido a la herencia recibida. Es decir, “yo prometí, pero luego vi cómo estaban las cosas”. Te lo puedes creer o no. Pero claro, si hay una serie de cosas que nadie ha hablado de ellas y te las encuentras… De esto no ha hablado nadie. Estamos dándole vueltas a posibles combinaciones y pactos, cuando en realidad, lo que viene es realmente lo importante.  

De la misma forma, yo creo que repetición electoral no habrá. Tengo la teoría de que una de las razones por las cuales se anticiparon las elecciones fue porque Bruselas sugirió que España no podía estar sin Gobierno hasta febrero. Es decir, las elecciones estaban previstas para diciembre, con lo cual tendríamos Gobierno en febrero. Al margen de estrategias electorales, que aquí no entro, yo creo que esto influyó en que se convocaran lo antes posible. Con ese plan, ya podríamos tener en septiembre el gobierno, un programa, el boceto del presupuesto, etc. Así podríamos ganar seis meses. Si repetimos las elecciones, nos vamos a febrero otra vez sin gobierno. Yo creo que Europa no lo va a permitir.  

Entrando un poco más en materia económica, le quería preguntar, ¿la economía española está en condiciones de aguantar las presiones, en términos de inflación y de subida de tipos, al contrario de lo que está sucediendo en otras economías europeas?  

Yo siempre he dicho que uno de los principales problemas que tiene España ya desde hace décadas es que nos contaron que era un país rico, nos lo creímos y hemos actuado como si lo fuéramos. España puede llegar hasta donde puede llegar. Hablamos de un país en el cual prácticamente el 25% de su economía, de su PIB, lo integra el turismo, la restauración, la hostelería, el comercio y el ocio. El comercio interior, en resumen, tiene una situación muy peligrosa.  

Hace poco leí que los grandes operadores turísticos, como las temperaturas sigan aumentando en el sur de Europa, prevén que el turismo se va a resentir. Esto puede ser para España un golpe tremendo. Si a eso se añade la deuda que tiene y el déficit, está claro que el próximo Gobierno tendrá que optar por subir impuestos, reducir gastos o las dos cosas. España se ha visto muy perjudicada por el aumento de los tipos de interés, precisamente por esta deuda que arrastra. Yo creo que España está en una situación delicada, digámoslo así.  

Si usted hablara hoy con el presidente del Gobierno, si este tuviera una posición estable, ¿qué le diría? ¿Cuáles son los problemas urgentes que se tienen que abordar ya en el aspecto económico?  

La política económica que va a aplicar el próximo Gobierno, prácticamente en su totalidad, ya está definida por Bruselas. Estos hitos semestrales, que a priori son recomendaciones y que muchos de ellos se han convertido en exigencias para optar a los fondos europeos, ya conforman las líneas maestras de la política española.  

Una cosa que aún sigue defendiendo España, y Bruselas la apoyaría si lo propone formalmente, es combatir el fraude y la elusión fiscal. Eso sí se lo pediría al presidente del Gobierno. Hay que tener en cuenta que España, por ejemplo, más que duplica el fraude fiscal de Alemania, en términos de PIB. Esta es una situación que está haciendo muchísimo daño a la economía española. Es una cosa que depende exclusivamente de España y Bruselas no se opondría a esto. Y, en segundo lugar, pediría que el gasto público se haga de una forma más eficiente. 

Y a largo plazo, ¿qué reformas cree que necesita la economía española? Porque hablaba también del tema del turismo, de esa dependencia que tiene, también del posible problema del cambio climático... En fin, ¿qué debería potenciar la política económica española para fortalecerse y seguir resistiendo?  

España tiene un doble problema. Es un país muy desigual en términos de país y, luego, dentro de las regiones, también es un país muy desigual. ¿Qué quiero decir? El umbral de renta de pobreza en Navarra está en 11.000 euros. En Jaén, está en 6.500 euros. En Cataluña hay seis comarcas que prácticamente generan el 75% del PIB de Cataluña. 

España tiene núcleos que están a la cabeza mundial de la tecnología. Por ejemplo, el polígono de Jundiz, en Vitoria, que está a la cabeza mundial de la robótica. Y luego hay zonas que están sumidas en una economía absolutamente dependiente del turismo o de las subvenciones europeas. Manejar un país así es muy complicado. Usted me puede decir que en Alemania también hay zonas que son muy pobres. Sí, pero es que las zonas que son ricas, son muy ricas. Y ya está habiendo discusiones en Alemania sobre este tema.  

Aquellas zonas que puedan tener una mayor capacidad de desarrollo y de crecimiento van a tener que ser potenciadas, y luego equiparar el resto a través de políticas fiscales. Pero, de entrada, las políticas de ‘café para todos’ no pueden seguir, es imposible. El ejemplo lo tenemos con el descuento de los 20 céntimos de la gasolina. Esta medida ha costado casi 9.000 millones de euros, el impacto que ha tenido ha sido realmente muy reducido. Se ha aplicado a todo el mundo, independientemente de que la persona tuviera un Ferrari para pasearse o fuera un transportista con una furgoneta para trabajar.  

“Si repetimos las elecciones, nos vamos a febrero otra vez sin gobierno. Yo creo que Europa no lo va a permitir” 

¿Cómo pueden las empresas españolas mejorar su productividad? Si es que pueden... 

Hay que hablar de empresas en concreto. Es decir, en España el gran problema que tenemos es que algunas empresas están a la cabeza de la tecnología y a la cabeza de la productividad europea o mundial, y hay empresas que no lo están. Esto, por un lado. 

En segundo lugar, para mejorar la productividad hay que hacer dos cosas, en España y en Australia. Invertir más e introducir elementos y procesos reorganizativos que reinterpreten la productividad y la producción de otra manera.  

Uno de los problemas históricos que tiene España es que tiene muy pocas empresas grandes y muy pocas pymes que estén tecnológicamente avanzadas y que puedan realizar inversiones para mejorar su productividad. Entonces, la pregunta sería: ¿cuántas empresas españolas son capaces de poner en marcha procesos para aumentar su productividad y cuáles no lo son? 

La realidad es que es muchísimo más fácil levantar un hotel en primera línea de playa, llenarlo de turistas y al cabo de 15 días vaciarlo y volverlo a llenar y así estar 6 meses, que hacer un plan de inversión a largo plazo para desarrollar una tecnología o implementar una tecnología para la mejora o la reducción del consumo energético. Por ejemplo. Entonces, en España el gran problema que tenemos es que la mentalidad muy de corto plazo.  

Yo recuerdo perfectamente que cuando salió el virus, España se vació de turistas, el PIB de Baleares cayó un 40% y fue un desastre. Se dijo muchas veces que hay que repensar el modelo productivo español. Y luego el virus se ha ido y ya estamos otra vez hablando de récords turísticos. El corto plazo, a lo fácil, vamos a por lo de hoy. Mañana, ya veremos... Con esa mentalidad, que afortunadamente no todas las empresas españolas tienen, es muy difícil aumentar la productividad. 

¿Cree que el turismo aglutina muchos recursos que se podrían dedicar a otras actividades con más productividad? 

Yo tengo un pequeño estudio que, en euros constantes del 2003, revela que el gasto medio por turista a 31 de mayo del 2023 está prácticamente al mismo nivel que en 2003, o muy poco por encima. Aquí juega en contra otra cosa que tiene España. La inflación le afecta muy negativamente. España tiene pocos mecanismos para absorber la inflación, hay que tener en cuenta que el gasto medio del turista que viene a España es muy bajo. 

España tiene que suplir esa ratio baja de gasto por número de turistas. Y eso es muy peligroso. Volvemos otra vez al peligro, aunque no pienso en que vaya a llegar otro virus. Pero si la variable que mueve al viajero, al turista, es exclusivamente el precio o, mayoritariamente, el precio, esto está muy claro: aparece otro destino más barato que ofrezca lo mismo o parecido y se van a ir ahí. Otro tema que creo que España tendría que haber hecho es cultivar, profundizar en el turismo de calidad.  

La subida de tipos ha sido "un error garrafal", dice Niño-Becerra

Se han pedido ayudas continuamente para amortiguar la inflación, como el descuento en combustible o la rebaja del IVA de la alimentación. ¿Por qué desde las empresas se ha pedido tanto esto si resulta que son medidas que pueden llegar a ser ineficientes o no cumplir con lo que deberían?  

La reducción del IVA de estos alimentos ya ha costado a las arcas públicas 1.600 millones de euros. Encuentro que es absurdo que el IVA del queso se haya reducido, que se haya reducido el de todos los quesos. De ese queso que cuesta un potosí porque es de una calidad excepcional y del queso normal al acceso de todo el mundo. Es de lo que yo vuelvo a quejarme, el ‘café para todos’. Yo creo que las ayudas por el virus tenían que haberse dado con nombres, apellidos y dirección postal, tanto a empresas como a familias y a personas físicas.  

Desde el punto de vista de las empresas, hay un estudio del Banco Central Europeo que concluye que la inflación ha beneficiado a muchas de ellas. ¿Por qué? Porque esto les ha dado la posibilidad de aumentar sus márgenes. Esta inflación que estamos padeciendo es una inflación de oferta, independientemente de la demanda. Si yo ofrezco X y la demanda es superior, yo puedo subir los precios. Y si la inflación me lo permite, aún lo subiré más. Y si encima hay una reducción de impuestos, pues aún más. 

Es decir, las empresas han tenido mucho que ver, insisto, no solo en España, en el componente inflacionario que se ha generado sobre una serie de productos como puede ser la alimentación, fundamentalmente. La energía no, porque es un tema que nos viene dado. Sí que es verdad que cuando usted pone gasolina, el 5% son impuestos en situaciones normales. Esto es verdad. Pero el precio de la energía viene muy alto. Y luego están los impuestos que se pongan. 

Las reducciones de impuestos que se han hecho de forma indiscriminada han sido un absoluto error. Total, completo, definitivo. A nivel político es posible que haya sido muy bueno, aquí no entro, pero en términos económicos ha sido catastrófico. Y esto va a tener que recuperarse porque ha influido en el déficit.  

Desde algunos sectores se defiende la posibilidad de limitar los márgenes empresariales, pero, en una economía de libre mercado, eso no se puede hacer... 

En una economía capitalista, limitar cosas no funciona. El ejemplo lo tenemos con los alquileres. La oferta se reducirá, ni más ni menos. Sé que es verdad, este informe existe, el que usted comentaba, pero ya le digo que el Banco Central Europeo otorgó, de forma generalizada, a las empresas bastante responsabilidad en este aumento de precios. Además, es lógico, precisamente porque estamos en una economía capitalista. Si yo soy una empresa y sé que toda mi oferta la tengo colocada, subiré precios.  

“Las reducciones de impuestos que se han hecho de forma indiscriminada han sido un absoluto error” 

¿Qué opina usted sobre la subida de tipos? 

Es un error, un error garrafal. Esto yo lo he dicho desde el principio. Mire, subir tipos de interés funciona muy bien cuando la inflación la produce la demanda. Además, la respuesta es muy rápida. Cuando la inflación es de oferta, y esta inflación que tenemos es de oferta, el aumento de tipos funciona, pero se tarda mucho en ver su impacto, en ver su efecto. Puede tardar hasta un año y medio.  

Y, en segundo lugar, es muy doloroso para las familias y para la financiación de las pymes. Sobre todo, para las pymes, porque una gran empresa tiene formas de acceder al capital. Pero para una pyme y para una familia, es muy doloroso. Yo, insisto, repito, lo repetiré siempre, que para mí ha sido un error garrafal subir los tipos de interés. 

Claro, usted me preguntará, bueno, ¿y por qué se ha hecho? Porque es lo más sencillo. Y me puede preguntar usted, ¿y qué hubiera tenido que hacerse? Habría que haber frenado el consumo. Yo creo que hubiese sido mucho más efectivo haber subido el IVA, pero de forma selectiva, distinguiendo entre personas más necesitadas y menos necesitadas, así como entre las empresas. El consumo se hubiese frenado y esta medida no habría tenido un impacto sobre la financiación. Subir el IVA no es políticamente correcto. Claro.  

Eso le iba a decir. Usted no apuesta por bajar el IVA, sino por subirlo. ¿Qué Gobierno va a hacer eso ahora?  

Por eso es mucho más sencillo aumentar los tipos de interés. Además, el IVA lo sube un Gobierno, con un rostro. Si se opta por los tipos de interés, lo hace el Banco Central Europeo, que está en Fráncfort y nadie sabe lo que es. Se le puede echar la culpa fácilmente.  

¿Qué futuro podemos esperar? ¿Qué futuro tenemos?  

Esta inflación va a pasar, los tipos de interés se normalizarán, etc., y vamos a entrar en un par de décadas estables. Utilizando términos médicos, la definiría como de encefalograma plano. Es decir, el crecimiento medio en general va a ser muy bajo, la inflación va a ser bajísima y tipos de interés muy bajos. 

La clave es que la desigualdad va a aumentar, así lo indican todos los estudios que están realizando organismos como la OCDE y el Banco Mundial. Apuntan a aumentos de la desigualdad, y a más largo plazo, año 2040, 2045, yo creo que esta desigualdad se va a ver incrementada, porque el envejecimiento de la población va a tensionar enormemente las pensiones. Tenemos una problemática de la que nadie habla porque es feo.  

Por otro lado, tendremos una productividad que sí que va a aumentar por la aplicación de la tecnología. No obstante, este aumento va a estar centrado en empresas muy intensivas en capital y que tengan la capacidad suficiente para invertir, realizar los cambios necesarios para aumentar esa productividad. Esto, en resumidas cuentas, hará que la desigualdad se incremente.  

Yo veo un futuro esplendoroso para algunas empresas y para algunas personas, pero, en general, un futuro realmente muy gris.  

Para evitar este futuro tan gris, ¿pueden servir para algo medidas de protección del trabajador como el incremento del salario mínimo o la reducción de la jornada laboral?  

Esto nos daría para otra entrevista. El concepto de salario mínimo para mí es equivocado, porque eso otra vez es volver al ‘café para todos’. Un salario mínimo de 1.080 euros en España. Hay empresas que podrían pagar 2.000 de salario mínimo y hay empresas que no podrían pagar ni 500. Es que tendría que estar personalizado. Por ejemplo, Lidl en Suiza tiene un salario mínimo. Puso un salario mínimo para sus empleados, porque pudo y lo hizo.  

Yo creo que a estas empresas que tienen alta productividad y generan alto valor añadido no les importaría pagar más. Walmart lo ha hecho, por ejemplo, en Estados Unidos. Las grandes corporaciones tienen una capacidad y una posibilidad de hacer cosas que cada vez van a tener más importancia. Esto significa que puede haber una pléyade de empresas que van a desaparecer. 

Las grandes empresas tendrán que absorber la oferta de productos y servicios de las empresas más pequeñas que desaparezcan. Y a su vez hará que la desigualdad se incremente. El futuro, ese futuro del que hablábamos, es de las grandes corporaciones. 

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