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Opinión

Transporte público. Pilar fundamental de la sostenibilidad
Silvia Roldán
Mobility senior advisor

Transporte público. Pilar fundamental de la sostenibilidad

Hablamos de sostenibilidad, nada más y nada menos. Este concepto se usa tanto, y para tanto, que a veces nos olvidamos de la importancia de su significado. Así que es importante comenzar recordando que la sostenibilidad se define como la capacidad de satisfacer las necesidades actuales sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer las suyas.

En este contexto, el transporte público y el fomento del uso de modos de transporte sostenibles juegan un papel crucial en la consecución de estos objetivos, ya que el sector del transporte es responsable de una parte significativa de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y otros contaminantes.

A nivel global, el transporte contribuye con aproximadamente el 25% de las emisiones de CO2 relacionadas con la energía, de las cuales un alto porcentaje proviene de la movilidad urbana. Es importantísimo impulsar el uso del transporte público y el uso de modos de desplazamiento no contaminantes, una movilidad sostenible que minimice las emisiones de gases contaminantes.

¿Y cuáles son las principales estrategias que podemos seguir para conseguir esto? Pues la primera, extender la electrificación del transporte. El uso de vehículos eléctricos es una de las soluciones más efectivas para reducir las emisiones en las ciudades. Estos vehículos, al no utilizar combustibles fósiles, no generan emisiones directas de CO2 ni contaminantes atmosféricos, como lo hacen los vehículos tradicionales.

Lo segundo es asegurar un transporte público eficiente y limpio. Mejorar y expandir el transporte público masivo, especialmente mediante el uso de tecnologías limpias, como autobuses eléctricos o híbridos, puede reducir drásticamente las emisiones.

También es importante fomentar el uso de bicicletas y modos de transporte no motorizados, lo que llamamos los ‘modos blandos’. Las ciudades que han fomentado el uso de bicicletas y los desplazamientos a pie han visto mejoras en la calidad del aire y en la salud de sus habitantes.

Y, por último, debemos incentivar el uso de vehículos compartidos y la movilidad como servicio (MaaS). Al reducir el número de vehículos privados en circulación mediante el uso compartido o servicios como el carpooling, se puede disminuir el tráfico y, por ende, las emisiones totales. Además, integrar servicios como el transporte público con plataformas de micromovilidad (e-scooters, bicicletas eléctricas) puede ofrecer alternativas más ecológicas para trayectos cortos.

"Las ciudades que han fomentado el uso de bicicletas y los desplazamientos a pie han visto mejoras en la calidad del aire y en la salud de sus habitantes"

Y es que no podemos olvidar que adoptar soluciones de movilidad limpia tiene numerosos beneficios, tanto para las personas como para el medio ambiente.

Conseguiremos la reducción de las emisiones de GEI y alcanzaremos mejoras en la calidad del aire. Al reducir los niveles de contaminantes como PM2.5 y NOx, la calidad del aire en las ciudades mejorará, lo que tendrá efectos directos en la salud pública. Se estima que la mala calidad del aire causa millones de muertes prematuras cada año, por lo que una mejora en este ámbito podría salvar vidas.

Pero, como siempre, no es todo oro lo que reluce. A pesar de los avances, la transición hacia una movilidad sostenible enfrenta varios desafíos. La infraestructura para vehículos eléctricos, como las estaciones de carga, aún es insuficiente en muchas ciudades, lo que limita su adopción masiva. Además, el alto coste inicial de los vehículos eléctricos y otras tecnologías limpias sigue siendo un obstáculo para muchos consumidores.

Para enfrentar estos desafíos, es crucial que los gobiernos implementen políticas públicas que incentiven la inversión en infraestructura verde y ofrezcan incentivos fiscales para la adquisición de vehículos eléctricos. También es esencial educar a la población sobre los beneficios de la movilidad limpia y fomentar un cambio en los hábitos de transporte.

Y es que promover una movilidad limpia es fundamental para lograr una sostenibilidad a largo plazo. A medida que las tecnologías limpias continúan avanzando y las políticas públicas se alinean con estos objetivos, la movilidad sostenible se convertirá en un pilar clave para construir un futuro más verde y habitable. 

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