La seguridad en los entornos laborales es un aspecto clave al que se debe prestar la adecuada atención. Además de ser un requisito de obligado cumplimiento en muchos sectores, regulado por las normativas de prevención de riesgos laborales, contribuye al rendimiento y la productividad de los trabajadores.
Dentro del vestuario de seguridad, los zapatos con protección son uno de los elementos indispensables. Se calcula que el 60% de las lesiones laborales se podrían haber evitado con el uso de un calzado de seguridad adecuado. Y es que el pie contiene el 25% de los huesos del cuerpo humano, por lo que es una parte del cuerpo especialmente propensa a sufrir daños si no se cuenta con las medidas de seguridad necesarias.
La normativa establece tres categorías diferentes de menor a mayor grado de protección que ofrecen los zapatos: el calzado de trabajo, el calzado de protección y calzado de seguridad, y los requisitos que debe cumplir cada una de ellas según los sectores profesionales y sus riesgos específicos.
Ventajas de contar con un buen calzado de seguridad
Proteger a los profesionales ante posibles lesiones y accidentes permite que puedan realizar sus tareas diarias de forma eficaz. Un zapato con la protección adecuada debe combinar seguridad con ligereza y ergonomía para que el trabajador pueda moverse con agilidad y rapidez, evitando distracciones y la preocupación de poder lesionarse a lo largo de toda la jornada laboral.
El calzado de seguridad también es necesario en entornos laborales donde el terreno o las condiciones climáticas son adversas. Las botas o zapatos deben garantizar un buen aislamiento para mantener caliente y seco el pie del trabajador frente a la humedad y el frío, de forma que pueda desarrollar sus tareas sin caer enfermo, e impidiendo que se produzcan peligrosos resbalones o accidentes.
Además, evitar accidentes y lesiones implica menos bajas laborales y menor rotación de personal, lo que permite cumplir con los plazos marcados y aumentar la eficiencia operativa de las empresas. Numerosos estudios demuestran que contar con los materiales y equipos adecuados hace que los empleados acudan a su puesto de trabajo con confianza y mayor motivación, lo que repercute directamente en su
productividad.
Es importante que el calzado de seguridad esté fabricado con materiales de calidad para garantizar su durabilidad y que cuente con refuerzos especiales en las zonas de mayor desgaste. Es importante confiar únicamente en fabricantes de primer nivel que cumplan con todos los requisitos legales y no haya que reemplazarlo con frecuencia. De esta forma, el calzado de seguridad es una inversión válida a largo plazo.
Las empresas que apuestan firmemente por cuidar y proteger el bienestar de los empleados comprueban cómo mejora su reputación frente a sus empleados y clientes. La seguridad y ausencia de accidentes y reclamaciones contribuye a tener una imagen sólida que permita destacar ante la competencia y ganar nuevos proyectos. Por tanto, invertir en calzado de seguridad de calidad debe considerarse una inversión
clave, ya que tiene una implicación directa sobre la facturación y los resultados empresariales.
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