Con la llegada de 2025, España se enfrenta a un cambio significativo en su panorama fiscal. En un contexto de recuperación económica y ajustes necesarios, el Gobierno ha introducido una serie de medidas fiscales que afectarán tanto a los ciudadanos como a las empresas, elevando la presión tributaria en varios frentes.
Impuestos que impactan a las empresas
Una de las principales novedades de este paquete fiscal es la modificación del Impuesto de Sociedades. Mientras que las pequeñas y medianas empresas (pymes) se beneficiarán de una reducción en su tipo impositivo, que pasará del 25% al 20%, las grandes empresas verán un incremento en la carga fiscal. En particular, aquellas que generen beneficios en el extranjero experimentarán una subida significativa en su tributación.
Por otro lado, se introduce un nuevo impuesto temporal sobre las energéticas, que se aplicará a las grandes compañías del sector energético. Este gravamen busca recaudar más recursos del sector, especialmente en un momento en que se están promoviendo inversiones estratégicas para la transición energética. Aunque la medida aún está en proceso de convalidación en el Congreso, podría convertirse en una fuente adicional de ingresos para el Estado, si obtiene el apoyo necesario.
La reforma del IVA y otros impuestos indirectos
Otra de las grandes modificaciones fiscales afecta al IVA, particularmente sobre los productos de primera necesidad. Después de una reducción temporal en el IVA de ciertos alimentos básicos, que pasaron de un 0% a un 2% en 2024, el Gobierno ha decidido aumentar esta tasa al 4% a partir de enero de 2025. Esto afecta a productos esenciales como pan, leche, aceite de oliva, huevos y frutas y verduras, entre otros. La medida tiene como objetivo aumentar los ingresos fiscales del Estado, pero también generará una mayor presión sobre los hogares, especialmente en un contexto de inflación.
Además, productos como las pastas y los aceites de semillas verán una subida del 7,5% al 10% en el IVA, retrocediendo a los niveles previos a las reducciones fiscales impulsadas durante la pandemia y la crisis derivada de la guerra en Ucrania.
La electricidad también sufrirá un cambio importante. Después de varios años con tipos de IVA reducidos (10% en 2021 y 5% en 2022 para contratos de menos de 10 kW), el tipo impositivo regresará al 21% a partir de 2025. Esta medida se espera que incremente las facturas de electricidad entre 106 y 118 euros al año, un golpe para los hogares y empresas que dependen de la energía para sus operaciones.
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La tasa de basuras y el aumento en el IRPF
Un nuevo gravamen que entrará en vigor en 2025 es la tasa de basuras, que afectará a todos los hogares. A partir de abril de 2025, todos los ayuntamientos deberán implementar una tasa obligatoria para la recogida y gestión de residuos. Aunque aún no se han establecido los criterios exactos, se estima que el coste de esta tasa podría variar entre 165 y 200 euros anuales por hogar. Esto representa un incremento considerable para las familias españolas.
En cuanto al IRPF, el tipo impositivo para los rendimientos del ahorro subirá para aquellas personas que tengan rentas superiores a los 300.000 euros anuales. Este aumento, que eleva el gravamen del 28% al 30%, afectará a los ingresos generados por depósitos, dividendos, seguros y ventas de inmuebles.
Impuesto al diésel
El Gobierno planea igualar la fiscalidad del diésel con la de la gasolina, eliminando la ventaja impositiva que históricamente ha tenido el gasóleo. Actualmente, el diésel paga un Impuesto Especial sobre Hidrocarburos de 307 euros por cada 1.000 litros, mientras que la gasolina está gravada con 400,69 euros por cada 1.000 litros. La nueva medida incrementará el impuesto del gasóleo en 9,369 céntimos por litro, lo que, al añadir el IVA del 21%, supondrá un aumento total de 11,33 céntimos por litro.
Para un depósito promedio de 45 litros, esto implicará un gasto adicional de unos 5 euros por cada repostaje. Aunque estaba previsto que esta medida se aprobara el 23 de diciembre de 2024 en el Consejo de Ministros, finalmente se aplazó, y ahora se espera que se apruebe mediante un real decreto ley en 2025, quedando pendiente de ratificación en el Congreso de los Diputados.
El impuesto sobre el tabaco y los cigarrillos electrónicos
El Gobierno también ha decidido aplicar una nueva tasa a los productos relacionados con el tabaco, como los líquidos para cigarrillos electrónicos y las bolsas de nicotina. Estos productos comenzarán a tributar como el tabaco convencional dentro de los Impuestos Especiales. La medida se implementará a partir de abril de 2025, lo que ofrece un margen de tiempo a los fabricantes y puntos de venta para adaptarse a la normativa.

