Jorge Mario Bergoglio, conocido mundialmente como el papa Francisco, ha fallecido a causa de un ictus cerebral y un colapso cardiovascular este lunes 21 de abril, a los 88 años, a las 7:35 de la mañana. La noticia ha sido confirmada por el cardenal Kevin Joseph Farrell, camarlengo del Vaticano, que asumirá las funciones administrativas de la Santa Sede hasta la elección del próximo papa.
La Santa Sede lo ha comunicado a las 9:52 a través de un comunicado: "Queridos hermanos y hermanas, con profundo dolor debo anunciar el fallecimiento de nuestro Santo Padre Francisco. A las 7,35 de esta mañana el obispo de Roma, Francisco, regresó a la casa del Padre. Toda su vida estuvo dedicada al servicio del Señor y de su Iglesia. Nos enseñó a vivir los valores del Evangelio con fidelidad, valentía y amor universal, especialmente en favor de los más pobres y marginados. Con inmensa gratitud por su ejemplo de verdadero discípulo del Señor Jesús, encomendamos el alma del papa Francisco al infinito amor misericordioso del Dios Uno y Trino".

Francisco llevaba meses con problemas respiratorios recurrentes y había sido hospitalizado en varias ocasiones desde 2023. Pese a su estado de salud, ayer, domingo de Resurrección, apareció por última vez en público para impartir la bendición Urbi et Orbi, un gesto que hoy adquiere el peso de una despedida.
Su pontificado, que ha durado más de 12 años, se ha caracterizó por una línea aperturista. Fue el primer papa latinoamericano, el primer jesuita y también el primero en elegir el nombre de Francisco, en referencia al santo de Asís y a su mensaje de humildad y servicio a los pobres. Ningún pontífice antes se había animado a tomar el nombre de un santo tan radical, conocido por rechazar el lujo del Vaticano y entregarse por completo a los más necesitados.
Durante su mandato impulsó reformas financieras en el Vaticano, denunció los abusos sexuales dentro de la Iglesia y trató de acercar la institución a los sectores más desfavorecidos. También fue una figura política influyente en asuntos internacionales, como el cambio climático, la guerra en Ucrania o las migraciones.
Con su muerte, se declara oficialmente la sede vacante. En los próximos días se celebrará su funeral y, posteriormente, los cardenales se reunirán en cónclave para elegir al 267º sucesor.
