Aquel aviso, en su momento, sonó casi a paranoia centroeuropea. En 2021, la ministra de Defensa de Austria, Klaudia Tanner, alertó públicamente de que un gran apagón eléctrico en Europa no solo era posible, sino probable. "La cuestión no es si habrá un gran apagón, sino cuándo", dijo por aquel entonces. La frase quedó flotando, recibió cierta atención en los medios, y después se fue desdibujando... Hasta ahora.
El pasado 28 de abril de 2025, una interrupción masiva del suministro eléctrico dejó a buena parte de España y Portugal a oscuras durante varias horas. Transporte ferroviario, semáforos, hospitales, redes móviles, conexión a internet... Todo cayó de golpe, sin previo aviso, en cuestión de segundos.
Aunque las investigaciones siguen abiertas y el Gobierno no descarta ninguna hipótesis, lo ocurrido ha reactivado la pregunta que Austria lanzó hace casi cuatro años. ¿Era esto lo que predijeron? ¿Y por qué, si se sabía que podía pasar, no se actuó antes?
¿Era esto lo que predijeron? ¿Y por qué, si se sabía que podía pasar, no se actuó antes?
En realidad, Austria no predijo específicamente que España se quedaría sin luz en abril de 2025. Lo que sí hizo fue advertir que la infraestructura eléctrica europea era vulnerable y que no estábamos preparados para una interrupción prolongada. Tanto fue así, que el propio Gobierno austríaco lanzó entonces una campaña de concienciación para que la población se abasteciera con linternas, radios analógicas, alimentos no perecederos y botellas de agua. Las imágenes de ciudadanos comprando cocinas de gas portátiles y pilas a granel se hicieron virales en su momento, aunque en países como España la reacción fue más de sorna que de prevención.

Ahora, sin embargo, los expertos se muestran menos escépticos. Varios analistas han recordado que la Península Ibérica está especialmente expuesta por su escasa interconexión eléctrica con el resto de Europa, sobre todo con Francia.
Mientras tanto, la información oficial avanza con cuentagotas. El presidente Pedro Sánchez ha comparecido asegurando que "no se descarta ninguna hipótesis", lo que es una forma diplomática de decir que, de momento, no se sabe con certeza qué ocurrió ni por qué. La prensa internacional habla de "caos" y "vulnerabilidad estructural" y varios gobiernos europeos han solicitado informes técnicos para valorar si este evento puede repetirse.
Lo que está claro es que la advertencia austríaca ya no suena tan descabellada. Y aunque no haya habido daños personales ni consecuencias graves (más allá del susto, algunas pérdidas económicas y un buen número de memes), la situación ha servido de aviso. La infraestructura energética europea es compleja, pero no infalible. Y el hecho de que un país lo dijera en voz alta hace años, sin que se le prestara la debida atención, debería al menos hacernos reflexionar.
El Gobierno crea una comisión para esclarecer el apagón eléctrico y exigirá responsabilidades
