Revista Capital

El lunes negro que devolvió a España a la radio y las velas

El relato de cómo vivió la redacción de Capital el apagón del 28 de abril de 2025, un mensaje para quienes sigan escribiendo estas páginas dentro de 25 años

Por Mario Talavera

Durante estos meses, Capital está celebrando su 25 aniversario, un hito para una revista económica que dio sus primeros pasos en papel. En estas páginas, encontramos espacio para recordar cómo contó la revista lo que pasaba en el mundo, desde el 11-S, la Gran Recesión, hasta el rescate bancario. En el pasado mes de abril, la actualidad dio lugar a varios hechos que, sin duda, se convertirán en históricos con el paso del tiempo. Por ello, lo que sigue es el relato de cómo vivió la redacción de Capital el apagón del 28 de abril de 2025, un mensaje para quienes sigan escribiendo estas páginas dentro de 25 años. 

Los finales de mes son críticos en una revista de papel. Reportajes pendientes, entrevistas que corregir y flecos por cerrar que convierten la mañana del antepenúltimo día de abril en un periodo frenético. Entre correos y llamadas que van y vienen, se apaga la luz. Son las 12 y media. La cafetera, los focos que alumbran el nuevo póster del 25 aniversario y los ordenadores de sobremesa se apagan, pero no así los portátiles.

Puesto que el ordenador continúa encendido, la opción fácil es continuar con el reportaje que estaba a medio hacer. Sin embargo, la electricidad tarda en volver unos minutos. Los presentes en la redacción de Capital se levantan y comienzan a charlar, sin que el suministro regrese. Quien escribe sale de la oficina y se asoma al portal, donde no hay ninguna luz más encendida. Tras unos minutos más, una compañera sale de nuevo para preguntar a la conserje del edificio, quien dice que la falta de electricidad afecta a toda la manzana.

¿La explicación más fácil? Alguna obra, de las muchas que proporcionan sonido de fondo a Madrid. En el móvil, un mensaje que dice “solo llamadas de emergencia”. Decidimos partir para nuestras casas, en vistas de que el problema no parece solucionarse. Nada más salir, la cobertura vuelve y, con ella, numerosos mensajes: “Dicen que en Parquesur se ha ido la luz de golpe”. Y lo mismo con otros lugares cercanos a la capital.

La radio volvió a convertirse en el medio de comunicación más fiable en situaciones extremas

Con esa información, regreso a la oficina, donde quedaban algunos compañeros. Reciben la noticia con sorpresa, sin dar mucho crédito. Ya de vuelta en la calle, los semáforos no están iluminados, pero lo que sí tiene luz son las señales de los coches de policía, que comienzan a llegar a las rotondas. Algo inédito. La falta de semáforos hace complicado cruzar las calles, pero los conductores se hacen cargo de la situación, al menos así lo transmiten sus caras.

De camino hacia Atocha para volver a casa, la gente se encuentra en las calles. El personal de las tiendas, las oficinas y los hogares se arremolina en las aceras, donde comentan qué estaban haciendo cuando todo ha dejado de funcionar. Se palpa nerviosismo e incredulidad, que aumenta a bordo del autobús. Algunos mensajes hablan de que el apagón se ha producido en todo Madrid, a consecuencia de un problema en Barajas. No obstante, esa hipótesis salta por los aires cuando se empieza a saber que la electricidad falla en toda España.

En ese trayecto, la redacción aprovecha para abordar qué hacer con este tema. Audios a través de Whatsapp que, en algunos casos, no llegan a ninguna parte. Los demás pasajeros escuchan la conversación y preguntan, preocupados, incrédulos con que la situación sea más grave de lo que se veía a simple vista, por el alcance en el resto de España.

Somos conscientes de ello en la medida en que algunos miembros del equipo se encuentran fuera de Madrid. Y también por la llegada de mensajes de amigos, familiares y conocidos que explican que la luz se ha esfumado, “desaparecido”, en las palabras que usó Pedro Sánchez en su segunda comparecencia, que se iba a producir unas horas más tarde.

En la llegada a Atocha, la realidad se muestra tozuda: sin electricidad no hay trenes. Centenares de personas se encuentran fuera de la estación. La gente pregunta qué está pasando. Sucede algo que se ve pocas veces: desconocidos hablando entre sí, compartiendo la información que tienen y, también algo más, opiniones e hipótesis de su propia cosecha.

La escasa cobertura permitió mantener el contacto con familiares y amigos, así como consultar información a través de internet

No hay trenes, pero sí autobuses. El nerviosismo es evidente, apenas han pasado veinte minutos desde que se fue la luz, pero la imaginación viaja sola y lleva a pensar que ha ocurrido algo más grave que un simple y momentáneo corte de luz. Se empiezan a formar colas en las paradas de autobuses, donde la gente comenta la situación. Otros, nerviosos, se preguntan cómo van a llegar a su casa y por qué los autobuses no reinician su marcha. En el que subo, el conductor explica que tiene dudas de que el lector de tarjetas funcione, si bien esa duda finalmente se disipa.

Lo que no se disipa es la preocupación sobre cuánto tiempo llevará el camino a casa. En el cruce frente al Ministerio de Agricultura, los semáforos siguen sin funcionar… pero unos metros más allá, frente al Museo Reina Sofía, se ve una luz. Por desgracia, esta dura poco y vuelve a apagarse.

Por el momento, la cobertura se mantiene, pero la prudencia aconseja reservar batería. Con el móvil y la escasa información existente, la web de Capital publica que se ha producido un apagón en toda España. Muy escueto, todo lo que permite un teléfono móvil tanto para escribir como para colocar la nueva portada:

“Toda España ha quedado colapsada por la falta de suministro de energía eléctrica.
Tanto las autoridades como Red Eléctrica y las empresas trabajan para restablecer el suministro, sin haber dado aún una respuesta a la situación.
Igualmente, desde las compañías desconocen cuál es la causa de este apagón”.

Un rato después, cuando Red Eléctrica proporciona los primeros datos, aclara que la recuperación de la electricidad puede tardar entre seis y diez horas: el tiempo que tardan las estaciones de generación, como son, por ejemplo, las centrales de gas natural.

Entretanto, el autobús continúa su camino, con un cartel luminoso que indica: “No admite viajeros”, así que no puede subirse nadie, solo se permite bajar. Policía de todos los ámbitos -local, nacional, agentes de tráfico- se distribuye sobre todo en los cruces y rotondas. De hecho, cortan algunas raquetas y carriles interiores, con el fin de que el tráfico se asemeje a una rotonda, donde es más fácil distribuir el tráfico.

Por entonces, la red móvil registra problemas y proporciona un servicio intermitente, lo que hace difícil comunicarse con familiares y conocidos. Los clientes de algunas compañías llevan así desde que dejó de haber luz, no así otros, que han podido comunicarse, aunque sea a cuentagotas. Tras hora y media de trayecto, en un recorrido que en condiciones normales tardaría 40 minutos, el autobús llega a su destino.

Linternas, pilas y camping gas: los primeros utensilios en agotarse en bazares y ferreterías

La situación recuerda mucho a la pandemia. Riadas de gente acudiendo al supermercado que se encuentra al final de la calle. En sus bolsas y carritos, comida precocinada ya caliente, latas de conservas y… sí: papel higiénico. Muchos bares abiertos disfrutan de contar con sus terrazas llenas. También hay cola en una tienda de pollos asados, como refugio para quienes tienen vitrocerámica y no cocina de gas.

Trabajar se hace difícil. En ese punto, la información resulta clave, sobre todo para ahuyentar sospechas y teorías de la conspiración. En busca de una radio, varios bazares de los alrededores explican lo mismo: no hay radios, están completamente agotadas. En una ferretería son más explícitos: tampoco hay camping gas, mecheros, pilas ni linternas. Por suerte, aún quedan velas en casa, servirán llegada la noche.

Con la información de que la situación se restaurará en al menos seis horas, solo queda esperar. Muchos optan por hacer ejercicio y pasear. También hay quienes improvisan un botellón en plena calle, con el coche como aparato de música.

Eso recuerda que el coche tiene radio, la última opción para escuchar qué está pasando y qué novedades hay. En torno a las seis, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, comparece para explicar que no se descarta ninguna hipótesis. Insiste en ese mensaje en la segunda comparecencia. No obstante, pide que no se difundan bulos.

Tras el apagón de las 12:33 de la mañana, la luz regresó a la capital en torno a las 22:15

En Radio Nacional informan de que la situación es precaria, incluso para la emisora pública. La única luz que se mantiene durante el apagón advierte que los sistemas de generación de emergencia están funcionando, pero no se sabe si podrán mantenerse mucho tiempo. Si estos generadores decayeran, la radio echaría mano del último recurso: llevar a cabo la programación desde una unidad móvil.

La existencia de algo más de información facilita las cosas. El primer susto parece haber pasado y solo queda esperar, paciencia. Llegan los primeros mensajes positivos durante la tarde: la electricidad se está recuperando desde el norte y el sur del país. Quedan horas. Red Eléctrica informa regularmente de sus avances.

Ya de noche, en la ventana se iluminan unas farolas, las que se ven al final de la calle, junto al supermercado. Y unos minutos después, gritos de júbilo y alivio. Ha vuelto la luz. Algunos de los miembros del equipo ya la tenían desde hacía unas horas. Otros aún tardarían algo más en recuperarla. Y a las cinco de la madrugada, ya del 29 de abril, más mensajes de familiares anunciando que todo está bien. Red Eléctrica confirma a las 7:00 que ha restablecido el servicio eléctrico a las 7:00.

Así vivió Capital el día que España se quedó a oscuras.

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