El presidente de Repsol, Antonio Brufau, expresó este martes durante un evento en el Congreso organizado por la Sociedad Barcelonesa de Estudios Económicos y Sociales (Sbees) que el objetivo europeo de alcanzar una industria neutra en emisiones de dióxido de carbono (CO2) para el año 2050 «no tiene ninguna importancia» si el resto del mundo no sigue la misma dirección. Brufau compartió su perspectiva sobre el rol actual de Europa en el ámbito industrial y económico, subrayando que el continente debe «mirar al lado» y observar lo que ocurre alrededor.
El empresario resaltó que aunque Europa busque reducir sus emisiones, actualmente representa apenas el 7% de las emisiones globales, mientras que China ha incrementado su participación del 28% al 34% en el último año. Para ilustrar su argumento, afirmó que una acería operando en Tánger (Marruecos) «va a producir más emisiones» que si estuviese en Burgos, perjudicando así al planeta aunque Europa pueda parecer estar en mejor posición.
Con lo cual, el planeta queda perjudicado. Pero Europa queda mejor
Brufau también destacó la responsabilidad de los empresarios en «hacer aterrizar» a los políticos para que tomen decisiones que beneficien a la sociedad. Aprovechó la ocasión para señalar un clima de desafección en Europa que está abriendo espacio a partidos políticos «muy extremistas en un sentido o en otro». Según Brufau, esta desafección ocurre porque Europa «no está creciendo» y no logra ofrecer un futuro prometedor a sus ciudadanos. «Europa ha perdido el tren de la productividad», añadió.
Europa ha perdido el tren de la productividad
Ante este escenario, el directivo abogó por un cambio «radical», enfatizando que Europa debe dejar de perder competitividad y poder a nivel global.
